miércoles, 31 de diciembre de 2008

Propósitos razonables

Lema del día: cosa que para venir de mi es mucho, es mucho...

Al llegar el final del año todo el mundo se propone comenzar el que empieza realizando todo lo que no hizo el anterior para mejorar su calidad de vida. Hasta yo a veces me lo planteo. Pero este año no. Este año me he propuesto:
- No dejar de fumar.
- No dejar de beber.
- No hacer el más mínimo esfuerzo para dejar de comer.
- No callarme nada que no quiera callarme.
- No hacer el más mínimo esfuerzo por intentar que no me pongan reclamaciones en el trabajo.
- No simular que me caen bien gente que no lo consigue ni a tiros.

Es decir, pienso seguir como hasta ahora salvo en tres puntos fundamentales, puntos que me he propuesto como metas conseguibles a costa de propósitos plausibles:
- Limpiar con más regularidad mi casa, que este año ha estado un poco dejada.
- Anular de una vez por todas esa suscripción a ese gimnasio al que no voy y al que domicilié el pago hace dos años, aunque sea vía telefónica.
- Intentar hacer algo por mejorar mi vida afectiva. Para ello he decidido comenzar por no ladrarle indiscriminadamente a todo ser humano que se acerque aunque sea a pedirme la hora.

Creo que esto lo podré cumplir. Daré cuentas el año que viene, si el resfriado no me mata antes. Veremos a ver si no tengo que dejar los planes de nochevieja y sustituirlos por caldito y camita. En fin...

domingo, 21 de diciembre de 2008

Ya está aquí

Lema del día: Tengo miedo...

Propósitos navideños:

1. No pelearme con mi madre.

2. Aguantar estoicamente el tener que saludar y/o visitar a vecinos, amigos, conocidos y/o saludados de la familia.

3. Llegar a la cena de nochebuena lo suficientemente ebrio como para llevarla bien, pero lo suficientemente sobrio como para no volver a pretender dejar a mi madre sin cristalería one more time.

4. No intentar hacer más viajes en una semana de los necesarios.

5. Ir por fin el 28 a la fiesta de mi jefe antes de que deje de invitarme, a pesar de que llego a las once de la noche.

6. No preocuparme por nada del trabajo.

7. Empastillarme lo suficiente para no toser más de la cuenta a pesar de seguir fumando.

8. Ser agradable con los amigos, aun teniéndome en cuenta a mi mismo... llevo un año sin verlos.

9. Lo mismo con la familia...

10. Llegar a tiempo al aeropuerto. Lo que me recuerda que debería estar haciendo la maleta.

martes, 16 de diciembre de 2008

Ya llegan...

Lema del día: No tengo el chichi pa farolillos.

Se acercan, ya están aquí... aunque Cortylandia ya no es lo que era, afortunadamente. Pero da igual, la imaginería colectiva da para cosas aún peores. Váyanse a los saldos, cómprense cuadros escoceses en rojos y verdes, mucho plateado y mucho rojo brillante, un par de botes de pintura en plata, y un par de ángeles escultóricos y tendremos como resultado esto que a continuación les muestro:

Estuve a punto de llevarme un ángel para ponerlo en mi baño, pero no me cabía en el bolso, con lo que opté por un cenicero y por arrancar parte del fruncido plateado que sujetaba los cuadros escoceses a los sillones, cosa que no pude sustraer completamente porque los decoradores, estratégicamente situados frente a mi terminando tamaña obra maestra me miraban con cierta ansia asesina, y preferí salvar mi vida en acto de miserable cobardía.

Afortunadamente, en un alarde de mal gusto, me quedo con este video que gracias a ese gran programa que es El intermedio (y evidentemente a youtube, de donde lo he sacado) se debería convertir en la felicitación navideña por antonomasia de este año.



Se me ocurren millones de chistes, que no haré aquí por dos motivos:
1) La edad del protagonista, que puede hacer que me persigan por pederasta, y cuando a uno le empiezan a tirar los cuarentones nada más lejos de la realidad.
2) y a que no quiero quedar como el cerdo que soy.

Dejo claro que esto es lo más parecido a una felicitación navideña que va a pasar por este blog. Lo digo por si alguien espera blandenguerías coincidiendo con estas fechas. Ya lo dije en la primera entrada: eso aquí no es, y mucho menos ahora que parece que toca. Eso sí, a los pocos que me seguís, un abrazo, se os quiere (en algún momento habría que decirlo).

martes, 9 de diciembre de 2008

Sin novedad en el frente

Lema del día: Pero mi hígado al borde del foie.

Este año no ha sido especialmente hecatómbico, pero como de costumbre he pasado mi cumpleaños aislado del mundo. En vez de por mi habitual crisis existencial por una resaca monumental que no pensaba cogerme y que me postró entre el baño, Tarantino y Twin Peaks. Si que tengo que reconocer que, como siempre, lo mejor del cumpleaños son las felicitaciones de las dos mismas de siempre, mi adoradísima A. (no pongo el nombre porque me pega) que me desea, con retraso, que descumpla muchos más, y por supuesto, Mer, como de costumbre la más original con diferencia: "Muchas felicidades. Supongo que estás tan bueno como siempre... Yo también. ". Ambas dos me conocen desde hace los suficientes años como para no molestarse en llamarme porque saben que el móvil lo voy a tener apagado... manías que tiene uno.
Aun así, como ya he dicho, no ha ido del todo mal. Sobre todo porque desde que Luz y yo decidimos que las matemáticas se equivocaban, el volver a bajar de los treinta me ha sentado estupendamente. Porque a pesar de lo que diga mi perfil del blogger, que volví a visitar ayer, yo ayer cumplí 27 años. Y los tendré de forma indefinida.

P.D. Tonteando en el Facebook, y a pesar de que ya dije hace años que más nunca me iba a enganchar a una estupidez de esas, descubrí que otra amiga (tengo demasiadas amigas, me doy cuenta de ello, lo se, y se que si me quejo de que no ligo es por algo) se hizo fan de Pitita Ridruejo. Desde ayer yo lo soy también. Y lo mismo me engancho y todo.

lunes, 8 de diciembre de 2008

El tiempo pasa

Lema del día: Y seguimos en las mismas.

Queda un día menos para el fin del mundo.

A mi también me queda un día menos.

Qué mal me sienta cumplir años.

jueves, 4 de diciembre de 2008

El verdadero factor X

Lema del día: De mayor quiero ser demasiadas cosas.

Estar de vacaciones es agotador, y no da tiempo para hacer nada. Que se lo digan a la ropa que tengo desde hace una semana esperando la plancha que nunca llega. Entre que te levantas tarde, porque para algo estás de vacaciones, desayunas, juegas a la play, tonteas un rato por casa, recoges un poco (que se note que no haces nada), luego marchas de compras o a un spa o de cañas o a comer directamente, empalmas con el café, luego con las copas, con las cervezas de la tarde, con la cena, y llegas a casa y te pones a ver Twin Peaks hasta las dos de la mañana... como que se te va el día así como quien no quiere la cosa. Y la ropa sin planchar.
Pero eso sí, renuevas el vestuario. En mi afán de convertirme en la Imelda Marcos de los gafapastas renegados, ayer, después de casi seis meses, me volví a ir de compras. Todo contento conmigo mismo y con las (pocas) compras navideñas que ya he realizado (para tranquilidad mía y de algún dueño de alguna tienda que se pone de mala hostia con aglomeraciones y agradece, también en forma de rebajas, la venta con tranquilidad), además de alguna otra adquisición que no me cabe en el vestidor, contemplé anonadado como salía de una confitería una señora con un llamativo abrigo color beige con dibujos verde botella y unos fruncidos en rosa que acababan en un lazo rosa. Todo ello iba perfectamente conjuntado con unas medias verde botella (del mismo verde, exactamente el mismo que los dibujos del abrigo) y unos zapatos de ante rosa (del mismo rosa, exactamente el mismo que el fruncido del abrigo) que parecían llevar puestos más de diez minutos y aún así no tenían ni un sólo lamparón (cosa que yo creía imposible en el ante). Acompañaba el conjunto un bolso de charol negro que podría haber quedado mal si no fuera porque llevaba unas gafas de resina también negras... y eso que sólo la vimos por detrás. Tal proeza era realizada por dicha señora, que aparentemente no contaba más allá de treinta y cinco o cuarenta años, como si se acabara de colocar lo primero que hubiera sacado el armario y le hubiera caido encima tal cual. Fascinado me quedé, y decidí que yo de mayor también quería ser como ella. Y a pesar de resultar de lo más superficial, tengo que decirlo, eso si que es tener talento.


sábado, 29 de noviembre de 2008

One more time

Lema del día: Cómo envidio a Marta Chavarri.

Hay quien todavía se pregunta cómo con un mes de vacaciones y nueve días de asuntos propios puedo estar todos los años dos meses largos sin pegar chapa. Llevo no se cuantos años dando explicaciones pero estoy a punto de proponerme para dar un curso de formación continuada, porque todavía la gente no se entera.
Por si no queda claro, vuelvo a estar de vacaciones, por tercera vez en el año. Ahora dos semanas. Y todavía me queda una semana en navidad y casi otra semana en enero con los días que me sobran. He decidido ponerlo por escrito para ver si así la humanidad lo tiene más claro, pero de nada servirá.

Normas fundamentales:

1. Jamás se coge un mes entero a no ser que te obliguen. Es mucho mejor partirlas en trozos con esa premisa de "22 días laborables exceptuando sábados, domingos y festivos".

2. Siguiendo esa premisa, JAMÁS de los JAMASES se cogen vacaciones durante un mes donde no haya festivos. ¡Para desperdiciar días estamos!

3. Mientras más veces se puedan partir, más festivos se pueden aprovechar y por tanto, más días sin currar.

4. Los días de asuntos propios y las vacaciones no se pueden unir... salvo que dejeis un fin de semana por medio... y si lo juntais con alguna fiesta... una semana más.

5. Nunca se comienzan las vacaciones un lunes. Siempre un jueves o un viernes.

6. Si teneis días que compensar, se unen a los días de vacaciones aunque no os lo permitan mediante la sencilla técnica arriba descripta para los de asuntos propios.

7. Y si no teneis os los buscais, y si no os los inventais.

8. NUNCA, y digo NUNCA se desaprovecha la oportunidad de unir las vacaciones con una reunión/congreso en otra ciudad a la que de otro modo no asistiríais (y a la que no necesariamente hay que asistir). Allí empiezan vuestras vacaciones.

9. Si os ponen pegas desde personal, como generalmente lo hacen dos días antes del comienzo de las vacaciones, apelad a que han tardado tres meses en llamaros de la forma más exculpatoria posible hacia vosotros... nunca falla.

10. Y si en vuestro trabajo no os dejan hacer todas estas cosas, ya estais perdiendo el tiempo para dejarlos, estudiar algo de provecho y haceros funcionarios, copón, que el que algo quiere algo le cuesta... o buscar un marido rico que os mantenga.

Por cierto, si encontrais uno así, decidme dónde están, que yo sigo sin encontrarlo.


viernes, 28 de noviembre de 2008

Conexión Tequila

Lema del día: Creo que este año todavía no había dicho que tenía que dejar de beber.

Curiosidades de la vida que se van aprendiendo poco a poco. Es lo que tiene ser bebedor ocasional de tequila, generalmente en chupitos entre cervezas, para aumentar las posibilidades de perder los puntos... ah, no... que sigo sin tener carné... aunque los de la autoescuela me feliciten el cumpleaños. La cosa es que la semana pasada a estas horas estaba, por primera vez en mi vida (a estas alturas del cuento parece mentira que pasen estas cosas) emborrachándome con margaritas. Y comprobé algo que todo el mundo me decía: el tequila es traicionero. De hecho, mientras menos bebía, más borracho estaba. La tarde, de hecho, terminó con espasmos musculares, sin poder hablar, atáxico y al borde del coma etílico mientras bebía una botella de agua. Quizá fuera eso lo que me sentó tan mal. Es que no se puede mezclar.

miércoles, 19 de noviembre de 2008

Catalogo de buenas costumbras. Lección primera. Usted no es responsable (I)

Usted no es responsable

Lección primera: Nuestros amigos los banqueros.

La culpa está out. Lo sabe todo el mundo. Los primeros los PePeros, los obispos y los Opusinos, seguidores por derecho propio de la moral católica que, iluminados directamente por la mano de Dios, llevan años demostrándolo, sin que nadie les haga el más mínimo caso. La clase media-baja ha tardado en comenzar a darse cuenta de ello, pero afortunadamente, tras la renuncia a los ideales marxistas-leninistas del PSOE allá en Suresnes y la progresiva marcha hacia la americanización de la sociedad hispana por fin nos estamos enterando de lo que los políticos de un bando a otro quieren hacernos ver: la culpa no sirve para nada. Rouco Varela lo sabe. Miren si no quienes son las estrellas principales de la cadena de radio que dirige, y dónde estarían si la culpa esa que durante años hizo que los pobres ignorantes decimonónicos acabasen deprimidos y suicidados siguiera estando de moda con lo que dicen.

El que la culpa está completamente out, y que las altas esferas católicas fueron las primeras en descubrirlas se ha comprobado en toda su magnificencia en las dos últimas crisis económicas vividas, ambas dos presididas en este país por Solbes “el gafe”. Aunque tampoco él tiene la culpa. Porque ya hemos dicho que la culpa está out, la culpa no existe. Esta última crisis se ha querido relacionar con la gestión de la economía en manos privadas, fundamentalmente en manos de los bancos y sus asociados (aseguradoras, inmobiliarias...), olvidándose de la gran labor social que realizan estas asociaciones sin ánimo de lucro. Como han hecho ver todos los gobiernos de los países desarrollados, la labor bancaria es una labor puramente altruista, ellos son los encargados de que toda la humanidad civilizada pueda comer, en resumen. Ellos son los encargados de mantener la riqueza en el mundo rico que todos nosotros disfrutamos, y por eso a ellos hay que darles el dinero para que nos lo administren y así poder mantener el balance mundial para que podamos seguir comprándonos ordenadores y seguir manteniendo la banda ancha. Ellos son los adalides del mantenimiento de la humanidad, y si realizan las acciones que realizan, especulando con el petróleo para que suba a niveles insospechados, con la vivienda consiguiendo que nos hipotequemos hasta las cejas... es una pura labor de integración social para intentar que la gente se amolde a sus posibilidades. Aunque si nos salimos de esas posibilidades, tampoco hay problemas porque ellos también van a estar ahí para ayudarnos... ¡a un interés muy competitivo!

Esos ignorantes que no tienen otra cosa que hacer que buscar culpables porque todavía no se quieren enterar de que no los hay, han echado pestes contra los banqueros y los empresarios poderosos, casualmente esos mismos que hace años descubrieron la inexistencia e inutilidad de esa gran enemiga de la humanidad que es la responsabilidad, y quieren que ellos, esos filántropos como Botín e Ybarra, paguen los platos rotos de algo que no han podido evitar, porque, independientemente de que se estén gastando muchos dineros en que muchos expertos investiguen, cosa cuya única finalidad está en reactivar la economía mundial (todos deberíamos entenderlo ¿cómo pretendemos poder tener dinero los pobres si los ricos no tienen dinero para pagarnos? ¿de qué se queja la gente?), los tres motivos fundamentales de la crisis económica actual , y eso lo saben hasta los chinos de Rusia son, por orden:

  1. Una alteración gravitatoria que provocó un desorden en el flujo normal de las mareas, y que llevó a que el día uno de agosto de 2007 el agua subiera dos centímetros por encima del nivel normal en toda la costa oeste de la Isla de Pascua.

  2. Un rayo de sol perdido que desvió su trayectoria alcanzando a hora imprudente a un venusiano que se encontraba durmiendo la siesta durante una parada en la cuarta luna de Saturno provocándole unas molestas miopsias (moscas volantes) que el Sistema Nacional de Salud de Venus no es capaz de remediarle.

  3. Porque el Sol sale por el Este, salvo para los disléxicos, que nunca se enteran de nada.


lunes, 17 de noviembre de 2008

Lingüística avanzada

Lema del día: De verdad que es una verdadera lástima que a veces no nos dejen acostarnos sin saber algo nuevo.

Gracias a un proyecto que quieren poner en marcha los miembros y miembras del Cabildo Insular de Gran Canaria hoy he tenido la oportunidad de aprender que, lo que yo en mi absoluta ignorancia llamaba desde tiempos inmemoriales "tren", en realidad se llama "corredor de transporte público con infraestructura propia y modo guiado". Dios mío, que no existe, y pensar que soy funcionario público con un contrato indefinido teniendo tantas faltas en mi modo habitual de hablar... voy a llamar a personal para que me rescindan el contrato ahora mismo. Es lo mínimo que puedo hacer ateniéndome a la ética.

domingo, 16 de noviembre de 2008

Vuelvo a las andadas.

Lema del día: Encantado de (re)conocerme.

De nuevo con visitas, he vuelto, en medio de un nuevo ataque de destrucción masiva contra mis hepatocitos, a rememorar chistes macabros de mi juventud.
Con motivo de ello, pensaba contar uno con el que deleité antes de anoche a algún amigo y un montón de desconocidos, y que hacía referencia a una violinista, pero pensándolo mejor, lo mismo hay algún juez tocándose los cojones que me quiere denunciar por injurias a la Corona, y mi cuenta corriente no está para bollos actualmente, con lo que mejor lo dejo para cuando pase la crisis.

domingo, 9 de noviembre de 2008

Anuncio para coches

Lema del día: Sé que tengo cosas pendientes. Siempre lo sé.

Ante mi inminente necesidad de hígado nuevo, hago un llamamiento a los vehículos motorizados del país, como todo el mundo sabe, aunque la Dirección General de Tráfico quiera hacernos creer lo contrario, principales responsables de los accidentes de carretera, pues en breve precisaré transplante de tan vital órgano, a ser posible de varón caucásico, de entre veinte y cuarenta años, abstemio, guapo, delgado y no anabólico, simpático y exitoso... por pedir, a ver si se me pega algo.

Por si alguien cree que se me ha ido la pinza más de la cuenta... a lo mejor si. No obstante, quiero dejar constancia de que esto viene a ser una pequeña introducción para la primera lección de lo que ya avancé será publicado no sabemos ni cómo ni con qué frecuencia en esta columna de impresiones como Catálogo de buenas costumbres: Usted no es responsable.


Diez motivos para resucitar el noble arte de la guillotina.

Lema del día: Hay momentos en los que cuesta demasiado ser políticamente correcto.

1. Los obispos y los curas que no ejercen su ministerio (hay algunos, pocos, que todavía lo intentan, aunque todos estos no les dejen).

2. Los modelnos.

3. Los que creen que las aceras fueron construidas únicamente para poner encima el carril bici.

4. Los progres trasnochados, los ecologistas trasnochados, los de Greenpeace, las feministas trasnochadas, y todos los ...istas trasnochados en general.

5. Los reyes, los duques, los marqueses, los barones, los condes, los bizcondes y todos sus aleaciones y descendientes y todos sus seguidores y defensores.

6. Los tertulianos radiofónicos y/o televisivos.

7. Los músicos (especialmente los violinistas) y/o vendedores callejeros que entienden que al estar tomándote algo en una terraza lo único que estás haciendo es esperar a que vengan a que les des propina o les compres algo.

8. Los que sólo comen tofu (¿acaso la soja no es un ser vivo? si la arrancas, ¿no sufre?).

9. A los banqueros y los políticos y los grandes empresarios... que, casualidades de la vida, siempre terminan siendo los mismos.

10. A todo el resto de fascistas que se creen con derecho a mirar por encima del hombro a todo aquel que no vista/piense/tenga la misma pose que él.

11. (extra) Al subnormal que ideo la T4 de Barajas, y a los subnormales que dieron dineros de nuestros impuestos para semejante obra megalómana y absurda, que creyeron que para retroceder cinco metros y bajar un piso era mucho más sensato subir dos, girar a la derecha dos veces, dos a la izquierda, caminar cincuenta metros adelante y cincuenta y cinco hacia atrás y bajar otros tres pisos, llenándolo todo en medio de tiendas y espacios muertos con mucho cristal y mucho metacrilato. (Como ya he dicho, este es extra, pero tras tener que cruzar de T4 a T4S en 20 minutos ayer, gracias a un retraso de una hora, vía correr por las escaleras mecánicas, casi a punto de no precisar el tren sin conductor, porque al lumbreras que ideo la terminal se le ocurrió que era mucho más inteligente unir dos terminales que hacerlas independientes, y sin poder poner una reclamación porque de momento no puedo desdoblarme, aunque estoy en ello, estoy a punto de llamar a Al Qaeda para informarles de que eso es el edificio de inteligencia mundial o algo, a ver si hacen lo que semejante monstruosidad se merece).

A veces entran ganas de coger el hacha, pero a los franceses les debemos el gran avance de la fabricación de cadáveres en cadena. ¡Lo que hubiera disfrutado la Reina de Corazones!

jueves, 30 de octubre de 2008

Buenas días y buenos díos, jóvenas y jóvenes.

Lema del día: Hay que compartir conocimientos y conocimientas.

Hola y holo, queridas y queridos seguidoras y seguidores. A las no seguidoras y a los no seguidores también hola y holo. He pensado (y/o pensada, creo que los verbos o verbas no tienen sexo o sexa, pero puede que de aquí a dos días o díos sí) inaugurar una nueva o un nuevo sección cara o caro a conseguir que todas y todos vivamos en un mundo y una munda mejores y mejoras, ese mundo y esa munda que nuestros amigos y nuestras amigas los políticos y las políticas quieren crear aun a sabiendas y sabiendos que muchas de esas medidas y esos medidos resultarán impopulares e impopularas para gentes corrientes y gentas corrientas, e incluso algunas y algunos hasta para gentes y gentas de supuestas y supuestos altas y altos cualificaciones y cualificacionos y mentes y mentos clarividentes y clarividentos. Porque nuestras amigas y nuestros amigos políticas y políticos, miembros y miembras de asociaciones y asociacionos, saben más que todas y todos los demás y demós miembros y miembras de la sociedad y el sociedad, y están preparadas y preparados, más que nadie y nadia, para conseguir una sociedad y un sociedado cada vez más tolerante y toleranta y más mejor para nosotras y nosotros, aunque el sentido común y la sentida comuna nos quieran decir lo contrario y la contraria. Así que desde estas páginas y estos páginos queremos contribuir a tan alta labor y alto laboro exponiendo un Catálogo de buenas costumbres que irá publicándose periódicamente en este blog y esta bloga a fin de contribuir a un mundo mejor y una munda mejora.

P.D. Por razones y razonas puramente ahorrativas y ahorrativos no emplearemos ni emplearemas el lenguaje y la lenguaja correcto y correcta que hemos empleado y empleada en este post y esta posta para el desarrollo y la desarrolla de los siguientes y las siguientes. Y porque vivimos en el país y la paísa que vivimos y queremos que nuestro mensaje y nuestra mensaja llegue lejos y lejas. Así que nos remitiremos a ese castellano arcaico y a esa castellana arcaica que aparecen en el diccionario y en la diccionaria de la RAE y el RAE, todo un símbolo de puro machismo en el idiomo y la idioma, pero que hará más comprensible el texto y la texta a lectores y lectoras menos avispados y avispadas que los habituales y habitualas. Por ello obviaremos términos y términas como miembras, que tanto han hecho por el avance y la avanza del lenguaje y la lenguaja, con todo el dolor y la dolora de nuestro corazón y nuestra corazona. ¡Qué grande y qué granda es Bibiana Aido! ¡Qué gran uso de 6000 euros al mes de las arcas y los arcos del Estado para pagarle un sueldo y una suelda a la gran labor y el gran laboro de esta gran mujer y este gran hombre!


martes, 21 de octubre de 2008

Anno horribilis

Lema del día: Que acabe ya el 2008 o que lleguen los 31 ya, lo que mejor venga.

Eso también. Todo empezó cuando cumplí los treinta. Ya sabía yo que no podían traer nada bueno. En un principio, para que me confiara, todo parecía ir bien. Claro que cuando te pasas dos meses y medio conservado en alcohol el sentido de la realidad queda bastante difuminado por los efluvios enólicos como para darse cuenta de que tu cuerpo ya no te responde tan bien como para hacer eso de forma tan continuada. La falsa fiesta siguió hasta que me partí la boca y fui recogido como un mendigo borrachuzo por un basurero, cosa de la que siempre culparé al cannabis y que ha conseguido que lo vuelva a aborrecer (y van...).
Como siempre que me ocurren estas cosas, que no se crea nadie que es la primera vez, arrié las velas para sumergirme en un periodo de recogimiento y meditación únicamente interrumpidos por algún que otro socorrido escarceo. Coincidiendo con uno de ellos y con la llegada de mi madre, hizo acto de presencia una erupción en mi piel que, en vez de como las personas normales que van al dermatólogo, me quise curar yo mismo logrando tres cosas, en orden:
1) engordar y no parar de dormir con los antihistamínicos.
2) intoxicarme con dosis casi mortales de antibióticos.
3) tener que terminar tomando corticoides durante un mes con todos los problemas que ello me conlleva siempre (empezando porque me convierto en un sucedáneo de zeppelin y terminando porque mi líbido emigra a Cuenca por tiempo indeterminado).
Entre la visita de mi madre, las alteraciones hormonales debidas a la dexametasona, y todo lo que hay que trabajar antes de irse de vacaciones, los meses de abril y mayo se convirtieron en un infierno que sólo fue interrumpido por ese breve periodo de tiempo preestival donde me dediqué a recorrerme los nortes de España y Portugal con más ganas que pericia y que tuvieron diario en estas páginas.
Tras volver de las mismas, y volviendo al trabajo y al calor de julio, mi ánimo se ensombreció y comencé a no tener ganas na más que de morirme, que diría la otra, con lo que como además no tenía ningunita líbido, me recluí en casa durante el verano para no salir nada más que a emborracharme una vez por semana. Como el único órgano de mi cuerpo que presentaba algún tipo de actividad era el estómago, aproveché para engordar todo lo perdido en los últimos años (o casi), y sólo cuando comencé a tener que pensar en sacar las XXL de donde las tengo escondidas comencé a tomar medidas desesperadas.
Evidentemente, como la voluntad era ninguna fui al remedio donde vamos todos a los que nos falta la voluntad: la química. Comencé con unas pastillas que valen para dejar de fumar y que consiguieron quitarme el hambre, las ganas de fumar y darme una actividad inusitada.... pero que no pegara ojo durante un mes. Cuando por fin me decidí a dejarlas, comencé un nuevo tratamiento, con idea también de controlar el apetito, pero me olvidé del método más eficaz que, sin embargo, mi inconsciente me recordó el pasado sábado, cuando me tomé un vaso de zumo de naranja sospechoso, y que me temo fue el responsable de que me levantara el domingo con diarrea, vomitando, sin ganas de comer, de fumar, de beber ni de vivir.
Ahora ya estoy un poco más repuesto, todo hay que decirlo, pero me temo que no será lo último, porque las desgracias nunca vienen solas, y porque el año todavía está por terminar. La líbido me ha vuelto, pero tengo miedo de que la gonorrea será el menor de los males a los que me puedo tener que enfrentar, y sólo me queda desear que no me visite Mati, conocida por todos, también llamada "mi hemorroide", que lleva un tiempo calmadita, pero dando demasiadas señales de vida... En fin, ya me he quejado. A ver si sirve de algo.

miércoles, 8 de octubre de 2008

Las canciones de mi vida.

Lema del día: En tiempos de crisis, hay que optimizar los recursos.

Pues eso mismo. Como en el otro blog tengo reproductor de música y de ocio va el otro, leeros el post allí. Pinchad aquí.

P.D. Prometo escribir post exclusivo para este blog pronto. Quizá mañana.

lunes, 1 de septiembre de 2008

El final del verano

Lema del día: Dudo, ergo no tengo ni idea.

El final del verano llegó. O eso al menos parecía esta mañana. El primero de septiembre amaneció lloviendo y con más tráfico de lo que se había venido observando en todo el verano. Pero esta tarde, aunque el cielo sigue nublado (y es que gracias a la panza de burro que se emplaza en el cielo de Las Palmas de Gran Canaria desde junio, llevo sin ver el sol desde...) sufrimos el mismo bochorno que el resto del tiempo. Con lo que de que llegó el final del verano... pues va a ser que no, meteorológicamente. Claro que para mi si terminó, desafortunadamente.
Como todos los años de un tiempo a esta parte, me tomo unos días libres en el mes de agosto para descansar del resto del verano, que es lo suficientemente traumático en lo laboral como para tirarse unos días a la bartola. Y eso es lo que he hecho durante diez días, para perjuicio de mi hígado por la cantidad de cerveza consumida, mis rodillas por los kilos g
anados y mi vista por las horas frente a la televisión. Además de poder terminar de ver todas las temporadas (y digo bien, temporadas) que me faltaban de Earl, Mujeres desesperadas, Vaca y pollo, Dexter... y algunas otras películas, he aprovechado para tirar papeles y que, sin embargo, todo siga tan desordenado como siempre. Es lo que tiene el orden, que no es completo.
Las minivacaciones dieron dos marchas de distinto estilo. Mientras el jueves Dareka y yo nos tirábamos media noche haciendo pompas de jabón y amistades con camareros en un bar medio vacío, el sábado salía con el grupito en plan más tradicional, poniendo perdido el mantel del mejor japonés de Las Palmas gracias a la fondue, y tomando mojitos en un bar del qu
e no aprenderemos que cada vez que vamos salimos buscando aire.
En fin, que entre sofá y calle me lo he pasado muy bien y he descansado lo suficiente de la gente como para volver a tener ganas de ver a los habituales. Eso sí, una nueva duda recorre mi mente de un tiempo a esta parte, duda que estos días estoy intentando resolver a base de post-it y muchos señaladores: ¿para las vacaciones del año que viene voy definitivamente a Brasil, o me inclino por un país que siempre he querido recorrer, Canadá? Todo dependerá de quien me acompañe a un sitio u otro, pero yo voy a seguir haciendo planificación del uno y del otro para por si las moscas. Eso sí, p
ara hacer los viajes que quiero, necesito cogerme un par de excedencias. No creo que mi jefe me deje. Lo mismo me voy al paro.

Guías de Brasil y Canadá, con Dexter (el gran Michael C.Hall) al fondo.

sábado, 16 de agosto de 2008

Oda al café

Lema del día: Cuando quiera que me molesten, ya os llamo yo.

Porque siempre estás ahí, en mis mañanas, en mis tardes, haciendo que sea persona, tú que nunca me fallas, tú que haces que no ladre, tú que siempre me acompañas en los malos momentos, tú, sin el que no sería yo. Tú, café, cuya falta hace que siempre me pregunte si de verdad no soy un yonqui. Solo, con hielo, con leche, cortado, en barraquito... A ti va dedicado este post. (sobre todo si es Saimaza, el café de los muy cafeteros).


P.D.: Ni que decir tiene que a mi la poesía se me da nada más que regular.

domingo, 10 de agosto de 2008

Fiestas populares

Lema del día: Por fin solos.

Por muy agradable que sea una visita, al final terminas sintiendo que en tu casa sobra gente, y que esa gente, evidentemente, no eres tú. Sobre todo para alguien que lleva ya demasiado tiempo viviendo solo y sin ganas de convivir con alguien, y menos si tiene los despertares que yo tengo.
Pues bien, acabo de empaquetar la última visita de la temporada (la última visita prevista, imprevistas pueden llegar unas cuantas) camino del a
eropuerto y, como forma de volver a incorporarme a mi rutina habitual, he decidido volver a actualizar este blog, si bien esas actualizaciones, memorias vacacionales aparte, son cada vez menos.
Y para actualizar, nada mejor que comentar la mejor parte de la visita. Mejor parte que, en realidad, se hubiera producido con y sin visita, es lo que tienen las fiestas de pueblo, que aunque no haya nadie de fuera, se siguen celebrando, y gracias a las cuales, creo, el que me ocupen mi casa dura
nte más de una semana me ha resultado muy llevadero.
Han sido dos. Para empezar me estrené en el noble arte de las romerías, concretamente en la de Santa Brígida. En realidad las romerías son iguales en todas partes, por lo menos las que yo conozco. Todo consiste en que hay una imagen a la que se va a adorar y que, mayormente, sirve de excusa para organizar una fiesta donde lo importante es beber y comer y beber más. La diferencia de las romerías canarias con las andaluzas, por ej
emplo, es que, a diferencia de las de allí, donde el traje de "romera" (llámese al vestido de faralaes o rociero) sólo lo llevan ellas, y no todas, aquí la mayoría de la gente se viste de típico. Incluido yo. Hay fotos por ahí que lo atestiguan. Traje de típico que no era de típico típico y que me compré media hora antes de coger la guagua para subir a la celebración, por otra parte.
Lo demás es lo de siempre. Se hacen ofrendas a la imagen, se camina por el pueblo con la cerveza en la mano, y, en este caso, se termina
en una verbena con actuaciones y bailando y entablando conversación con todo el que te encuentras. A mi hasta me felicitaron el cumpleaños a saltos cuando lo dijo el señor de la orquesta. Eso sí, desde entonces me llamo Alexis.
Segunda fiesta popular, y la más mejor fiesta de toda la historia de las fiestas: la Rama de Agaete. Creo que ya lo puse en algún post el año pasado. A mi la Rama me encanta, y pienso seguir yendo caiga cuando caiga a lo largo de la semana. Consiste en que en Agaete, pueblo grancanario precioso, el 4 de agosto, y tras una noche de farra poco recomendable (por tradición cada año apuñalan a alguien), suben al monte a recoger ramas, y bajan al son de la Ba
nda de Agaete, pidiendo con ella agua, aunque rociados en cerveza, hasta el Puerto de las Nieves, donde ya todo el mundo termina bañándose. Esa es la fiesta de día, fiesta que viene desde no se cuantos días antes y se prolonga algún día más. El buen rollo es la norma y se puede hacer ejercicio de forma divertida (los bailes consisten fundamentalmente en agacharse y dar saltos) durante las siete u ocho horas que dura el paseito de apenas dos kilómetros. Yo sigo diciendo que hay que vivirla para saber lo fantástica que es. Y sigo invitando a quien quiera venir. La bajada es el 4 de agosto, el año que viene cae en martes. Os dejo fotito de hace unos años de la página de Noticias Canarias.

Y poquito más de momento. El resto del tiempo se ha dedicado a comer fuera, dar vueltas, ir a la playa... y no descansar ni un segundo que es lo que hay que hacer cuando hay visitas. En fin, que me voy a acostar ya mismo. Felices sueños.

viernes, 1 de agosto de 2008

Feliz cumpleaños.

Lema del día: No pierda la esperanza, a veces las cosas salen bien.

Como quien no quiere la cosa, hace ya un mes este blog cumplió un año de existencia, concretamente el uno de julio. Como tengo la cabeza como la tengo, no me di cuenta hasta mediados de mes, con lo que no iba a interrumpir la publicación del diario de viaje... y lo he pospuesto un mes. Un mes que ha dado para que no descanse lo más mínimo y me vaya a Lanzarote saliente de guardia a pasar el día para ver a una amiga que hacía un año que no veía, y, una vez planeado, encontrarme con que estaban allí otros amigos míos que tampoco veía desde hacía dos años y pico... a pesar de mis múltiples viajes a Madrid y Sevilla. Me sentó estupendamente, pero estoy reventado. Y hoy llega visita y empiezo con las fiestas populares... mi pobrecito hígado...
Pues nada, que feliz cumpleaños a este blog. Ya queda menos para su muerte. Pensaba poner una felicitación de Mafalda, pero como voy a ser muy poco original, publico mejor esta, que encontré en algún sitio de myspace.



jueves, 31 de julio de 2008

EPÍLOGO. Vizcaya.

Lema del día: Qué bien se está, cuando se está bien.


Iba a titularlo Bilbao, pero lo cierto es que durante mi estancia allí, en casa de mi tía y mis primas en Barakaldo, Bilbao lo pisamos sólo el sábado para ir de marcha. Y nos recorrimos no se cuantos sitios, comenzando por las fiestas de Sestao y terminando en la Guía de Portugalete.

Aparte de beber como sólo se bebe en Euskadi, como si al día siguiente fueran a promulgar la Ley seca, confesiones en la oscuridad (o casi amaneciendo), algún percance con la cremallera de algún pantalón en medio de alguna tajada, hacer más invitaciones para que vengan a visitarme gente que casi no conozco, y que un socorrista me abroncara por bañarme con bandera roja (aunque el mar no estaba ni de lejos para eso), el llegar a casa de la familia sirve para estimular un descanso que me permitió comenzar este diario y tomarme tiempo para el sueño que necesitaba dormir después de tanto ajetreo. Y es que a mi Euskadi me da paz. Y llovía, y todo estaba verde. Y empezaba a trabajar al día siguiente de llegar a Las Palmas, con lo que fue bien aprovechado. Salvo por el percance de la cremallera. Ah, y ganó España.



Bilbao – Las Palmas

Julio de 2008


martes, 29 de julio de 2008

Capítulo 17. Madrid – Bilbao.


REIF: ¿Cómo es que antes quedaban 71 y ahora quedan 78?

TENIENTE: Será que las indicaciones las hizo un portugués.


Hubo un último cambio de planes en ese viaje conjunto que realizábamos. Y es que había que terminarlo igual que lo empezamos.

En principio nadie tenía muy claro que yo fuera a regresar a El Escorial la noche antes, yo tampoco. Y todo fue mucho más fácil cuando me llamó la Lugareña para decirme que la Teniente me recogería al día siguiente en Moncloa, donde había quedado con B. con quien iba a Bilbao. Aprovechamos para despedirnos a la espera de encontrarnos en nuestros domicilios habituales una semana después, y yo seguí con las caipiriñas, ya convencidísimo de nuestro futuro viaje a Brasil. Pero eso fue la noche antes...

Llegué a Moncloa a hora prudente, cargado con la mochila y los millones de discos que había comprado el día antes, para esperar más tiempo de la cuenta porque, para variar, la Teniente se confundió. Cuando ya nos encontramos, fue el momento de buscar a B., y, una vez todos juntos, emprendimos camino a Bilbao, donde la Teniente y yo nos despediríamos definitivamente... hasta la próxima. Un camino precioso, verde como en ningún otro sitio a partir de Burgos, y muchísimos chistes acerca de todo el viaje, junto con La casa azul para amenizar el final de unas vacaciones que terminarían como empezaron: perdiéndonos con el coche, esta vez por Bilbao.


lunes, 28 de julio de 2008

Capítulo 16. El Escorial – Madrid – El Escorial?

1.

REIF: Ese no nos ha preguntado porque ha visto que no somos de aquí. Habrá dicho ese es inglés y esa italiana.

TENIENTE: A la Lugareña le ven pinta de cejorra y por eso creían que era portuguesa.

REIF:Y el año pasado habanera. Si ya he dicho yo que le iba muy bien lo de la Oriunda.


Gran parte de las conversaciones de nuestro viaje versaron sobre nuestro diario, ese que no hice, y sobre la redacción de este otro, sobre el que tuve la mala idea de dar pistas, lo que sirvió para que le tuviera que cambiar el seudónimo original a la Lugareña, porque el que tenía ideado para ella no le gustaba, es vecina mía, y dependo de ella para ir a Ikea. Y porque me quedaba en su casa en El Escorial.

Nos levantamos a hora decente para hacer lo que habíamos planeado el día anterior. Dado que estábamos al lado de Madrid, y mientras la Lugareña se dedicaba a arreglar sus cosas, la Teniente y yo habíamos quedado el día anterior con algunos amigos en Madrid, lo que a mi me servía como excusa para ir de compras a la Fnac y a Quicksilver a buscar una mochila para lo que adquiriera allí.

La Teniente tiene pánico a entrar con el coche en todas las ciudades, y Madrid la aterra especialmente, por lo que nos fuimos en guagua. Ya nos había advertido la Lugareña que el trayecto, vía Galapagar, tenía muchas curvas. La Teniente le tiene pánico porque se marea y fue cambiándose de asiento durante todo el trayecto hasta llegar a la primera fila. Yo me quedé en el primer cambio. Al bajar en Moncloa, sin embargo, la Teniente estaba encantada porque no se había mareado nada a pesar de haber hecho todos los esfuerzos del mundo para conseguirlo. Allí se separarían nuestros caminos... temporalmente.


2.

REIF: Yo el año que viene tenía prometido a la Teniente ir a Brasil, pero después de lo de este año, me voy quince días a las Alpujarras a una casa para no moverme de allí y cultivar papas o lo que sea que se cultive en las Alpujarras.

I.: Pues a mi me encantaría volver. Hay un sitio en medio de un desierto donde te ponen caipiriñas.

REIF: Pues vámonos a Brasil.


Madrid a mi siempre me sigue pareciendo igual. Una ciudad fantástica para estar cuatro días, ir de compras, pasear mientras todo el mundo corre, y darte cuenta de que todos los modernos son iguales. Es la misma ciudad caótica, mal planificada y agresiva de siempre. Esa ciudad cuyos habitantes se cabrean mucho cuando digo estas cosas. Pero es así. A mi me estresa mucho en general, esa especie de prisa para todo, ese sentirse observado, a la vez que me encanta el anonimato de ir encontrándome gente con quienes nunca más me voy a volver a cruzar. Pero para algo tiene que servir no ver tres en un burro e ir siempre con gafas de sol y sin lentillas, para que parezca que floto y no ver nada que me incomode. Eso sí, luego me dicen que soy un borde.

Sol, Gran Vía y Fuencarral estaban llenos de gente, como siempre que voy. Con un calor abrasador fui en mi búsqueda de mochilas, y me recorrí todas las zapaterías de Fuencarral para no encontrar lo que buscaba, algo tan simple como unas sandalias negras. Y al borde del colapso por la deshidratación, me fui a la Fnac a conseguir ofertas de discos, la discografía completa de La casa azul, los DVD de Muchachada Nui y La hora Chanante, y Sweeny Todd... y otras cosas. Y cuando terminé me fui a ese metro tan mal planificado como el resto de la ciudad (y sigo sabiendo que los madrileños se me van a cabrear), para terminar en Villaverde Alto, donde había quedado con S. en su casa para comer.

S. quería que yo comiera sano, pero la boicoteé mezclando la ensalada de pasta con mayonesa y queso que, por muy light que fueran, siempre aumentarían las calorías. Mientras S. iba a recoger a R., que llegaba en el AVE, yo me dedicaba a quedar con F. en Lavapiés, que, con diferencia, es el barrio que más me gustaba en Madrid, hasta que me di cuenta de que estaba poniéndose de moda.

Tras muchos mojitos y caipiriñas, acompañados además de I., amiga de F., de la que me enamoré instantáneamente, probablemente porque me recuerda demasiado a mi mismo, y alguna deserción, llegamos a Doctor Resaka, un bar estupendo, donde el dueño, que tiene página en myspace, canta mientras espera que los demás subamos a cantar con él. Todo música estúpida de los ochenta, y aceptando peticiones. I. y yo, que cumplimos años con dos días de diferencia, decidimos celebrar nuestro cumpleaños allí, por más que a mi y a todos mis amigos de Las Palmas les pille un poco a contramano. Y además el año que viene a Brasil. Lo que me recuerda que no se qué hago escribiendo esto cuando lo tenía que estar planificando.


domingo, 27 de julio de 2008

Capítulo 15. Porto- El Escorial.

1.

REIF: ¡Qué bien, vamos para España! Allí la gente habla normal.

TENIENTE: Y es todo llano.

Salimos de Oporto bien tempranito, después de desayunar en la pasteria del día anterior, hacer millones de cambalaches con las maletas, del apartamento al hotel, de mi habitación abajo, de..., y después de que las niñas se dieran cuenta de que el dueño del hotel y el apartamento estaba enfadado con nosotros porque creía que había hecho mal negocio, cosa que yo también pensaba.

Fuimos mucho más hábiles para salir de Oporto de lo que lo habíamos sido para entrar, como habíamos demostrado el día anterior, y emprendimos regreso a la patria, con la Lugareña conduciendo y la Teniente y yo echando siestas por tiempos. Creíamos decir adios a las cuestas y a nuestra propia estupidez, motivo de todos los problemas.


2.

TENIENTE: ¿Dónde está Reif?

LUGAREÑA: Fumando fuera.

TENIENTE: Pero si esto es España.

CAMARERO: Sí, aquí se puede fumar.


Siempre soñé con ser director de cine para poder hacer una única cosa: mi road movie. No voy a dar ideas, porque la esperanza nunca se pierde, pero algún día se lo contaré a alguien. Y siempre recuerdo eso cuando hago un trayecto medio largo en coche. Como es el caso.

Los paisajes ya se me han olvidado. No puedo describirlos. Entre otras cosas porque, como ya he dicho, me pasé gran parte del trayecto durmiendo. Paramos en Zamora a comer en el único restaurante de carretera pijo del país, donde nos clavaron por una ensaladilla rusa, ya que fuimos lo suficientemente imbéciles como para no pedir la carta, y continuamos durmiendo camino de El Escorial, acuaplanning incluido (porque si no, no sería un viaje nuestro) debido a un tormentazo que había caído en Segovia.

Llegamos a El Escorial pasando delante de Berta, ese ordenador que tiene todos los datos de todos los españolitos, y del Valle de los Caídos, donde no paramos porque se nos había olvidado coger el cemento. Y una vez en casa de la Lugareña, nos aseamos y la Teniente y yo dejamos a la familia unida para que hablara de sus cosas.


3.

REIF: Menos mal que para la final estoy en Bilbao.

TENIENTE: Va a ser igual.

REIF: Pues me voy con los borrokas.


Dimos una vuelta por El Escorial, donde hay las mismas cuestas que en Portugal, para desintoxicarnos poco a poco. La lluvia había conseguido que hiciera un bochorno de impresión, y, para seguir rememorando las vacaciones pasadas, quisimos subir caminando a San Lorenzo, para tomar un vermú. La Patrulla del Colesterol nos informó de que el camino era largo, pero eso no nos detuvo. En su lugar lo hizo la Lugareña, que nos echó la bronca por teléfono cuando le contamos nuestros planes, y nos obligó a ir a buscar el coche para subir.

Llegamos a San Lorenzo del Escorial y nos las vimos negras para aparcar, para no perder la costumbre. A partir de ahí, y en aras de la rememoración, volvimos a ir pasando por miles de bares sin decidirnos a entrar en ninguno hasta que encontramos una plaza que la Teniente recordaba, donde estaban los mismos muchachos disfrazados de la selección española que en resto de bares, porque España jugaba la semifinal de la Eurocopa.

España marcaba goles a Rusia mientras nosotros éramos los únicos que no nos levantábamos de la terraza para verlo, porque somos apátridas o algo.

Terminamos de cenar justo cuando acababa el partido, para cruzarnos con todos los millones de coches de niñatos llenos de banderas que pretendían dejar sordo al pueblo, mientras ideábamos una estrategia por si venían a pegarnos si no les seguíamos con el claxón. Y es que la gasolina está cara para trabajar, pero no para algo tan importante como el fútbol.

Llegamos a casa de la Lugareña, donde seguía la reunión familiar. La Teniente tenía ganas de pegarle una paliza a la cama, pero yo ya había dormido lo suficiente por el camino, así que me reuní con el resto de la familia para terminar invitando a A., una de las hermanas de la Lugareña, a venirse a mi casa en verano, como si no tuviera la casa de su hermana a tres bloques de la mía.


sábado, 26 de julio de 2008

Capítulo 14. Porto- Braga- Porto.


TENIENTE: Yo creo que es por ahí.

LUGAREÑA: Ahí es donde dimos la vuelta antes.

TENIENTE: Pues yo creo... ah, no.

REIF: Menos mal que te habías aprendido el camino perfectamente.


Como dormíamos en sitios distintos, habíamos quedado para desayunar. Mis acompañantes no conocen aquello de los cinco minutos de cortesía, y tampoco parecen conocerme a mi, que me los tomo siempre. Por eso exactamente a la hora acodada me estaban llamando a la habitación.

Desayunamos en una pastería que habíamos visto el día anterior. La Teniente estaba contenta porque había conseguido poner una lavadora en el apartamento que tenían, y tuvimos que ir a tenderla antes de salir para Braga. El día se había levantado bochornoso, pero no podíamos imaginarnos lo que nos esperaba.

Entramos en Braga sin demasiados problemas, aunque para aparcar lo tuvimos bastante más complicado. Y salimos a un sol de justicia y un calor abrasador que nos acompañaría el resto del día. Vimos casas preciosas, una catedral que se podía visitar casi íntegra sin pagamento, y muchas banderas portuguesas por todas partes. Y nos fuimos a tomar el vermú a la cafetería Brasilia, del mismo estilo de establecimiento de época, que se caía a cachos, y a la Teniente le parecía encantadora. Paseamos al borde de la deshidratación, Biblia en mano, para que no se nos escapara nada, y volvimos a ver los mismos edificios que en todas las ciudades portuguesas, con los mismos azulejos y los mismos motivos. A mi me encantaron, pero bien es cierto que era más de lo mismo, y la Lugareña estaba bastante decepcionada, porque ella quería algo de Chillida o algo.

Como le estábamos haciendo caso a la Biblia, pretendí ir a comer a una tapería hispano-lusa que recomendaban, pero a la Teniente le parecía muy español, con lo que terminamos yendo a un restaurante de no se cuantos tenedores a comer solomillo con foie.

Tras una comida algo más que opípara, en vez de irnos a dormir la siesta, que era para lo que yo estaba, fuimos a buscar el Ayuntamiento, la plaza de Santa Bárbara que estaba llena de flores que no habían crecido, y un sitio de internet gratis, porque como sólo había cuarenta grados a la sombra, a mis niñas les parecía que era lo que había que hacer a las cuatro de la tarde, sobre todo dando más y más vueltas porque no lo encontrábamos. Pasé por una ferretería que estaba cerrada, por lo que no pude comprar el hacha que tenía pensado adquirir para terminar con la situación y que nos fuéramos al cyber que habíamos visto al mediodía. Me planteo ahora que era una cuestión de orgullo, pero por poco me las cargo, lo juro por Sid Vicious.

Encontramos el dichoso sitio de internet, cerrado porque estaban dando cursos, y terminamos en el otro. Todo ello para buscar ruta para la vuelta y no perdernos por las carreteras portuguesas, aunque yo creía que lo más sensato era buscar cómo entrar en Oporto sin morir en el intento. Y una vez logrado, fuimos a coger el coche para salir de Braga camino de Bom Jesus, un monasterio perdido en los montes, y que nos costó un poco encontrar, porque las señales son un poco sui generis. La Teniente decía haberse aprendido el camino pero, como bien demostró y los demás ya suponíamos, no era así.

Una vez llegamos allí, pedimos agua en un chiringo y nos sentamos en unos bancos a la sombra que miraban a Braga. Las niñas querían justificar la hora dando vueltas y fueron a ver momias dentro del monasterio, pero yo me puse a La Casa Azul el iPod para conseguir pensar que la vida era bonita y no cometer un asesinato.

Íbamos aterrados de vuelta a Oporto, pero entramos bastante mejor que la primera vez. El calor nos había matado, y sólo dimos para tomarnos unas cañas en la terraza de una tasca al lado del hotel, con el baño más asqueroso de todo Portugal y unos progres con chucho portugueses que son como los españoles. Aunque el chucho ataque a un ciego, ellos ni se inmutan.


viernes, 25 de julio de 2008

Capítulo 13. Porto.

1.

Ring, ring. REIF coge el teléfono.

LUGAREÑA (off): Vamos a desayunar, ¿vienes?

REIF: ¿Ya?

LUGAREÑA (off): Si... si vienes.

REIF: Quince minutos. ¿Me llevo el bolso?

LUGAREÑA (off): Espera... No, luego volvemos. Vamos a cambiar de habitación.

REIF:Ah (cuelga el teléfono) No me lo puedo creer.


La Teniente había pasado mala noche. Ella lo achacó al ruido y a la luz. Yo estoy convencido que fue por el alcohol, pero como no me hacen ni caso, no me molesté en intentar convencerla.

Desayunamos en el Majestic, un café de decoración entre art decó y simplemente recargado, con un desayuno completo de quince euros y un zumo de naranja riquísimo según la Teniente. Ya le dije que por lo que iban a cobrar por él ya podía ser bueno. Allí toco pelearse por si una señora estaba de pie o sentada, porque dos días enteros de paz no podían ser.

Al terminar las niñas fueron a negociar cambio de habitación, pero yo me quedé fumando, porque ya había decidido que no me movía de mi habitación individual, sobre todo para no tener que volver a rehacer la maleta. Tras mucho discutir, el dueño, que ya empezaba a pensar el mal negocio que había hecho con nosotros, ofreció un apartamento poco más abajo de la pensión en la que yo me quedaría, que las niñas cogieron sin rechistar.

Al volver a la pensión, los neonazis estaban marchándose, con cara de haber dormido bastante más que nosotros, lo que nos reconfortó porque no habíamos sido los más patéticos de la fiesta, y, una vez hecho el cambio de maletamen, fuimos a hacer turismo por Oporto.

En el metro estuvimos a punto de poner una reclamación de tres páginas a una máquina que no nos quería dar el billete y la Lugareña volvió a ejercer de portuguesa indicándole a una señora dónde tenía que pararse. Tras ser perseguidos por un vigilante del metro que no se fiaba que hubiéramos sacado el tique, con lo que nos costó, cruzamos el mismo puente de la noche anterior, esta vez por arriba, para ir a un monasterio en Gaia cuya indicación decía Monumento. Hicimos parada en un mirador que hay al lado del Monumento donde se pueden observar las mejores vistas desde altura de Oporto, y donde estuvimos a punto de sufrir el paro cardiaco que no habíamos sufrido la noche anterior cuando fuimos conscientes de por dónde habíamos subido desde el río, unas escaleras paralelas al recorrido del funicular.

Bajar era más fácil que subir, y buscamos escaleras que no encontramos, por lo que preferimos correr el riesgo de morir despeñados por unas calles empedradas en el siglo XIX antes de Cristo, por lo menos.

La Teniente quería ir de cata de oportos. La lugareña y yo, sin hablarnos porque nos conocemos demasiado, teníamos claro que queríamos cerveza y nos faltó tiempo para sentarnos en una terraza.

La gente iba llenando el paseo del río, no sabíamos por qué, pero nos dio igual, porque lo que ahora queríamos era comer. Fuimos buscando un sitio de la Biblia que no vimos, y descartando sitios modernísimos porque preferíamos algo típico. Y así dimos con un restaurante de portugueses donde sólo había portugueses, y que, aparte de para engrosar la lista de caldos verdes, a la Teniente le sirvió para darse cuenta de que somos igual de españoles que todos a los que criticamos tanto, al oír el silencio de todos los comensales, y el ruido que estábamos haciendo nosotros.

Como seguía empeñada en hacer catas, al final recorrimos unas cuantas bodegas hasta que dimos con una que atendía según llegaba el grupo que fuera, en el idioma que correspondiera. Un chaval, hijo del dueño, que podría haber sido guapo si no se hubiera pasado con los anabolizantes, aunque a la Teniente le gustó para mi, nos explicó cosas que no me interesaban nada, y nos dio de catar, para que termináramos comprando la Lugareña y yo. Ella para la familia y yo para hacer reducciones para el foie. Porque el vino dulce no nos gusta a ninguno de los dos.


2.


TENIENTE: Podemos hacer una guía de terrazas del mundo. Precios, atención y baños.

LUGAREÑA: Allí está el camarero.

REIF: El camarero es una mujer fea... ¿No tiene cara de síndrome?

LUGAREÑA: No.

REIF: Entonces será que sólo es muy fea.


Cruzamos a Oporto por el mismo puente que el día anterior casi nos mata, desde donde muchachos se tiraban al río a la vez que pasaban barcos que hacían carreras y cosas, lo que era el motivo de que toda la ribera del río se hubiera llenado de gente.

La orilla de Oporto estaba más llena, pero en vez de de lugareños, de guiris en restaurantes de guiris con bacalhau y estética para guiris.

  • ¡Qué bonito el restaurante! Tiene mesas en el arco – dijo la Lugareña al pasar por uno de ellos, que, efectivamente, tenía unas mesas que daban al río situadas en un arco de lo que parecía una antigua muralla.

  • Para que te den esas mesas se la tienes que chupar al metre, al camarero, al cocinero y hasta al pinche – apostillé yo con mi elegancia habitual.

Tras la cerveza de media tarde, volvimos al entrenamiento subiendo más y más cuestas para ver las calles de Oporto, preciosas y llenas de azulejos, la Estación de San Benito, con azulejos en azul y blanco dentro representando escenas históricas, más iglesias y edificios con azulejos... y la Sé Catedral, que también tiene azulejos en azul y blanco, representando no se muy bien qué porque ya estaba un poco hasta las narices de azulejos y cuestas.

La ciudad nos pareció preciosa, sólo que un poco esforzada para nuestros ya castigados gemelos, y las vistas desde la Sé fueron de las más aclamadas del viaje, como reza en la famosa frase de la Teniente:

  • ¡La vista es preciosa, todos los edificios a punto de venirse abajo!

No tuve la precaución de apuntar en qué momento a la Teniente le pareció que alguien estaba en un “riliti chou”, pero ya le dije que la expresión iba a ir en este diario sí o sí.

Tras haber logrado el puerto de montaña, bajamos a los Aliados, donde habíamos visto azulejos azules, y donde sentados en otro café de época, establecimos un último cambio de planes. Durante todo el tiempo desde la última vez que los nombré no es que hubiera habido ninguno, sólo quería no aburrir demasiado. La cosa es que antes de llegar a Bilbo, destino final, íbamos a parar en León tras haber pasado por Bragança, pero la Lugareña finalmente, había decidido dirigirse a El Escorial, su pueblo, porque tenía que arreglar unos asuntos. Y no la íbamos a dejar sola. Para celebrar el cambio, pedimos más cervezas.

El café Guarany, donde nos habíamos sentado, era otro café con ansias de elegancia, donde hasta los camareros parecían haberse escapado de películas de los años cuarenta y donde había un señor tocando un piano. Un muchacho algo rarito que se dedicaba a hacer cuentas en una servilleta y apuntarlas después en el móvil mientras hablaba solo, captó nuestra atención porque ya estábamos aburridos de nosotros mismos.

Como se nos hizo la hora de cenar, y había que comer aunque no tuviéramos hambre, emprendimos la marcha en busca de algún sitio donde pusieran caldo verde mientras continuábamos haciendo turismo gracias a distintos establecimientos situados en edificios preciosos con el mismo aire decadente que todo el resto, y a que la Teniente quería encontrar no se qué teatro que cuando encontramos ni ella misma sabía qué era lo que le había llamado la atención. Igual que cuando llegamos a la Plaza de Batalha, sitio adonde nos había querido conducir el día anterior a buscar residencia, aunque nos llevó a la Praza da Republica, más o menos en la otra punta de la ciudad.


jueves, 24 de julio de 2008

Capítulo 12. Lisboa- Aveiro – Porto.

1.

DEPENDIENTE: (en portugués) Sólo tenemos 44.

REIF: (en español) ¿Eso es una 44? Yo ahí no entro.

DEPENDIENTE: (en portugués) ¿Seguro?

REIF: (en español) Ya te digo.

DEPENDIENTE: (en portugués y con cara de no creérselo) ¿Quieres probártelo?

REIF:(en español) Ni de coña. Yo ahí como mucho puedo meter una pierna.


Nuestro grado de entendimiento era tal que de esta guisa íbamos despachando personal por el mundo. Y eso que yo seguía hablando en inglés, pero para poder expresar mi incredulidad, es un idioma que no me va bien.

Pudimos disfrutar de un tranquilo último desayuno incluido, lleno de paz y sosiego gracias a unos alemanes que debían estar queriendo comunicarse con sus madres en Munich. La mayoría de los habituales ya no estaban, quedando sólo las inglesas, que en realidad eran dos grupos bien definidos: unas inglesas arregladas como si fueran personas normales y unas eslovacas con pinta de putones polacos. El fin de semana les había sentado fatal y ya no era ni la sombra de lo que habían sido hacía dos días, pero hacían lo que podían por intentar desayunar sin vomitar en la mesa.

Como la recepcionista estaba liada porque todo el mundo se iba a la vez y queríamos salir pronto a pesar de ir a salir de compras, vimos una buena oportunidad para no tardar demasiado en esos menesteres no dejando la habitación hasta última hora.

Habíamos visto un par de tiendas donde las niñas comprar recuerdos, porque yo me negaba este año a ir cargado para los demás cuando casi no había podido llevar ropa para mi, pero aproveché para obtener el regalo de cumpleaños de mi madre, por mucho que no tuviera claro cómo ni cuándo se lo iba a dar. Me decidí también a comprar unos vaqueros y unas bermudas de una tienda carísima que no conocía, aunque luego me han dicho que hay una en Las Rozas Village, cosa que motivó la apasionante conversación del inicio de este episodio. No se si es que el dependiente fashion brasileño (aunque era paticorto como todos los portugueses) me vio cara de imbécil y quería que le comprara algo a toda costa, o es que me veía con buenos ojos, pero al final, tenía la 46, y me temo que lo que no quería era trabajar.


2.

TENIENTE: ¿Y el aire refinado holandés?

REIF: Pues como no sea que está lloviendo.


Salimos al encuentro con las nubes, que habían vuelto a cubrir el norte de Portugal y, creemos, las Cíes, a eso de la hora del vermú, que no tomamos, para desesperación mía, que ya iba sintiendo los efectos del alcoholismo.

Habíamos decidido (o eso creo) ir a Aveiro finalmente, pero sólo llegar, comer, dar una vuelta y salir pitando para Oporto, donde creíamos que teníamos habitación, por mucho que algo nos dijera que no era así.

En realidad digo que creo que lo decidimos porque yo no tuve nada que ver en esa decisión. Pero las niñas querían ver el cierto aire refinado holandés que decía la Biblia que tenía el pueblo en cuestión. Nos costó entrar en Aveiro lo mismo que en todo el resto de ciudades portuguesas, aunque menos que a Santiago, y fuimos buscando los canales, antiguas marismas, donde se había construido la ciudad.

Había fiesta por San Juan, y estaban todos los niños montándose en tirolinas. Por poco tengo que impedir a mis acompañantes que se pusieran en cola para subirse porque iban a dar mucha vergüenza ajena. No llegó la sangre al río, pero a punto estuvo, sobre todo porque por más que intentábamos buscar el aire refinado holandés, no lo encontrábamos por ningún sitio.

Aveiro es una ciudad bonita, donde por fin vimos portugueses que creímos guapos, aunque yo tengo mis dudas, lo mismo es que nos íbamos acostumbrando, que tiene unos cuantos canales en cuyas orillas podemos ver algunos edificios preciosos, con cierto parecido a las holandesas, en medio de edificios espantosos que no deberían haber estado allí nunca.

Por más que buscamos el aire refinado holandés no encontramos más que una brisilla de lo que podía haber sido, y nos volvimos a dar cuenta de lo bien que hacíamos no haciéndole caso a la Biblia. Por mucho que la ciudad fuese bonita, que no digo yo que no.


3.

REIF: ¿Es el puente o soy yo?


Si alguien creía que el único objeto político de mis iras iba a ser el Concejal de Urbanismo del Ayuntamiento de Santiago de Compostela, o el Ministro de Fomento, o... ya me pierdo... El Concejal de Urbanismo del Ayuntamiento de Oporto es muchísimo peor. Ciudad imposible si no se conoce, tardamos lo más grande en llegar al hotel donde creíamos que teníamos reservada habitación, por más que nos encontráramos a un amigo del dueño en el camino que nos dio indicaciones.

Resulta que la Inútil de Recepción no trabajaba los fines de semana y, como no lo hace, se habían dedicado a alquilar todas las habitaciones e ignorar nuestra reserva con lo que, una vez encontrado el sitio, nos encontramos en Oporto sin habitación, a media tarde, con la gente ya asando sardinhas y dándo martillazos al personal. No pensaba hacer chistes sobre nuestra búsqueda de morada, porque yo me agobié bastante, pero la Teniente se lo pasó muy bien, porque ella hasta las doce de la noche no se preocupa si no tiene sitio, y fuimos buscando y buscando y mirando habitaciones por todos los residenciales y hoteles medios, todos los que estaban medianamente bien completos menos el primero al que fuimos, donde yo quería coger habitación aunque fuera solo para pasar esa primera noche. Llegamos, dando muchas vueltas, a la Plaza de la República, según la Teniente, llena de residenciales que no estaban y otras que estaban completas, e hicimos el camino de vuelta para, tras mucho pensar, optar por coger las habitaciones que nos habían ofrecido en el primer hotel, en un residencial que acababa de reabrir el dueño, recién reformado, lo que hacía que el olor a pintura lo inundara todo. Para ello, además, como íbamos a estar tres noches, cambió de habitación a tres alemanes muy alemanes (es decir, que me pusieron) con pinta un poco de skins.

Una vez superada mi angustia, porque mis niñas estaban muy ilusionadas, nos compramos el martillo, nos arreglamos y nos fuimos a la calle.

La noche de San Juan en Oporto consiste en una especie de verbena de pueblo a lo bestia. Y a mi las fiestas de pueblo me encantan. Te compras un martillo de goma de esos que suenan, y te encaminas a los baritos y asociaciones y puestos en la calle a beber y comer sardinhas y unos bocadillos de carne especiada (cuyo nombre no recuerdo no se por qué, porque nos hartamos), mientras suena música típica y todos bailan y cantan. No se si influidos por el buenrollismo o por la cerveza o porque los había, empezamos a ver portugueses guapos.

A medianoche hay un espectáculo de fuegos artificiales a lo largo del Duero que nosotros, por recomendación de nuestra recepcionista, fuimos a ver a Villanova de Gaia, una supuesta ciudad frente a Oporto que, en realidad, forma parte de la ciudad. Allí dábamos martillazos y nos los daban a nosotros mientras bebíamos más y más cerveza, incluidos los alemanes desalojados, por más que yo intentara que no me vieran porque no tenía la culpa y no tenía por qué pagarla.

El espectáculo de fuegos artificiales se vio mermado por la lluvia, aunque era la primera vez que llovía en San Juan, según me informó la recepcionista mientras los dos intentábamos cumplir la ley antitabaco en la puerta del hostal mojándonos. Pero aun así, nos resultó estupendo. La Teniente era la única persona que iba con paraguas en todo Oporto, pero no se quería estropear el pelo.

Como mi sentido del peligro es un tanto peculiar, a los diez minutos de apagar todas las luces de Oporto toda la cerveza que me había bebido recorrió de pronto el camino hasta mi vejiga, y me tuve que ausentar para aliviarla. Y como todo estaba oscuro, busqué el callejón más negro posible seguido de un tío que había estado observándonos previamente. Sólo cuando salí de allí indemne y se lo conté a las niñas caí en la cuenta de que lo mejor que me habría podido pasar es que me violara, y con ese no me apetecía.

Pero eso fue lo de menos. Una vez terminados los fuegos, seguimos a la marea humana que se encaminaba a cruzar el puente de vuelta a Oporto. No entendimos muy bien por qué los mismos policías a los que antes daban martillazos ahora estaban muy serios e impedían el paso al puente, de forma que casi nos aplastan. No lo entendimos, hasta que estuvimos encima. Yo no iba lo suficientemente borracho como para tambalearme, pero en un momento determinado, comencé a hacerlo. Me preocupé hasta vi que todo el mundo estaba haciendo eses. Y es que la tradición marca que los grupos de amigos se pongan a dar saltos encima del puente haciendo que parezca el Dragon Kan. La Teniente se agarró a la gorra de mi camisa para no caerse, porque era mucho mejor que yo muriera asfixiado. A mi la experiencia me resultó muy divertida, por más que todo el mundo saliera pálido y con ganas de vomitar, y a punto estuve de cruzarlo de nuevo, pero mis niñas me retuvieron.

Temiendo que hicieran uso de la fuerza, nos dirigimos al primer bochinche (tascucha en acepción canaria, en el diccionario de la real academia no viene así) que encontramos porque mis acompañantes no querían correr el riesgo de que las violaran en ningún callejón y no se atrevieron a mear en la calle. Pedimos bocadillos y más cervezas antes incluso de que las niñas mearan porque todo el mundo iba allí a lo mismo y la portuguesa con bigote que lo regentaba nos obligó, tanto a eso como a que me sentara porque me llevaban la comida a la mesa. Ella si que me dio un poco de miedo, y obecedí.

El ambiente era genial, y yo me quería quedar, pero era el único. Preocupaciones externas tenían a la Lugareña ensimismada, y la Teniente estaba de muy buen humor, pero exhausta de tanto mirar habitaciones, por lo que nos encaminamos a la pensión cuando ya estábamos suficientemente borrachos. En el camino iban a estar las mismas verbenas donde habíamos tomado algo en la bajada al río, por lo que mantenía la esperanza de que haríamos paradas en medio. Pero esa expectativa murió cuando comenzamos a subir las infernales escaleras que llevaban a la parte alta de la ciudad mientras nos daban martillazos, lo que logró quitarme totalmente las ganas de fiesta, pero que mis gemelos al día siguiente tuvieran un tono que ni aun cuando iba al gimnasio habían poseído.