martes, 30 de octubre de 2007

Más buenas noticias

Lema del día: No se pueden mezclar peras y manzanas.

Ya lo dijo la gran Ana Botella. Todos sabemos que es la más friki entre las frikis (con el permiso de Espe). Tengo nuevo blog, con aspiraciones culturaletas (aunque no se yo si se me permitirá por los intelectualoides que se lo califique como tal), y donde daré cuenta de lo que vaya viendo, escuchando, leyendo, observando... que sea digno de mención, en un sentido u otro. De lo que no sea digno de mención también, porque uno da para mucho.

La dirección es http://pasionesyotrosdesmanes.blogspot.com.
Hoy hemos dado debida cuenta del éxito de taquilla español del año, El orfanato, que fui a ver el sábado en una sala repleta de muchachada que no paraba de chillar, con lo que quitaba gran parte del encanto. Pero he pretendido al escribirlo liberarme de esa chiquillería y hacer algo objetivo en base a mi subjetividad. Lo siguiente, ya se verá.

A partir de ahora, este blog quedará para mis cuitas. Las recomendaciones, salvo honrosas escepciones, por el otro.

Estoy saliente. Me voy a dormir.

domingo, 28 de octubre de 2007

Nuevas ¿buenas?

Lema del día: Ten amigos pa esto.

Como habréis notado, he realizado algunos cambios en la página más allá del tamaño de las letras. He cambiado el color, a sugerencia de algunos, porque el negro cansaba la vista, al parecer. Ahora lo teneis todo de un rojo chirriante. He añadido datos a mi perfil, por aquello de empezar a hacer lo que prometí hacer de recomendar cositas, y he puesto un contador de visitas para saber si de verdad leeis lo que escribo o estoy aquí haciendo el payaso. Porque me gusta que me lo digais, pero podeis hacer comentarios de vez en cuando. Lo digo sin acritud.

También estoy pensando comenzar otro blog dedicado única y exclusivamente a labor crítica. Pero creo que ya será demasiado. Si aparece, lo vereis. Voy a ver qué encuentro para el resfriado.

Seguimos siendo Chanantes.

Lema del día: Menos mal que algunas cosas no cambian.

Cuando escuche que en La2 iba a comenzar a emitirse un programa que iba a realizar el mismo equipo de toda la vida de La hora Chanante, me entró el pánico. Porque, soy sincero, desde que me mudé a esta isla, no veo prácticamente nunca la televisión, y menos Paramount Comedy, dado que, aunque adquirí el trio de telefónica, algunos canales que contraté posteriormente, no me los activaron. Como no me los cobran y no echo mucha cuenta, decidí no quejarme, y seguir pagando el mínimo. Por lo tanto, no tenía noticias chanantes desde hacía tiempo. No voy a ir de fan, porque lo veía sólo de vez en cuando. Pero era como las meigas. Sabes que está ahí, y te quedas más tranquilo.

El paso a La2, que significaba el fin de La hora Chanante, o eso me parecía a mi, me puso melancólico, melancólico de lo que nunca fui. Porque uno da para hacer muchas tonterías. Es verdad que, desde que empezó Muchachada Nui, todos los jueves por la mañana me acuerdo de él. Concretamente de que me lo perdí el miércoles. Así que este jueves, por fin hice los deberes y me lo he bajado todo del emule. Por lo visto, es lo que estamos haciendo todos, y la audiencia va como el culo, por lo que he programado el DVD para grabarlo todos los miércoles. Así, al verlo encendido, me acordaré y lo veré en directo. Propósito de enmienda.

Pero volviendo al tema que nos ocupaba, mis miedos, al comenzar hoy a ver todos los capítulos (¡ya hace seis semanas!, yo antes me orientaba mucho mejor en tiempo, y mejor todavía en espacio), se han disipado. Le han cambiado el nombre porque, supongo, los del canal anterior no lo llevarían muy bien. Pero por lo demás, no hay más, valgan las múltiples redundancias. Muchachada Nui es La hora Chanante, con otro nombre. Mantienen muchas secciones, con diferente denominación, y el humor es del mismo tipo. Encantado me encuentro. Eso sí, echo mucho de menos a determinados personajes, que ya en Chanante se iban quedando relegados para la entrada de los nuevos, pero estaría bien que volvieran a introducir a Marlo y al Payaso. Es una sugerencia.

En otro orden de cosas, y también relacionado con lo chanante, ¡como me gustan Ernesto Sevilla y, creo que se llama así, Pablo Chapelo! Eso de que el Sevilla, que me pone tan malo como el Quequé y el Ángel Martín, haga, aproximadamente cada tres programas, algún sketch en que se intuya alguna relación homoerótica suya me hace no perder la esperanza de que algún día me conozca, se de cuenta de lo estupendo que soy, y deje a cualquier pelandrusca con la que esté para venirse conmigo. Es lo que tienen los sueños, que son gratis.

sábado, 27 de octubre de 2007

Llueve encima de mi.

Lema del día: Que buena es la inestabilidad.

Aunque la atmosférica me tiene frito. He decidido ampliar la letra de lo que escribía a sugerencia de algunos amiguitos que se iban a quedar ciegos, y es que la edad no perdona para nada. También intentaré hacer entradas más cortitas y más frecuentes, pa no cansar a nadie. Pero esto último sólo es una promesa como las electorales (ya veremos lo que hacemos dependiendo de las ganas que tengamos y de que las situaciones nos dejen).

Estoy inestable, como el tiempo. No se qué es lo que quiero, y me vuelvo a plantear millones de posibilidades que, supongo, como de costumbre, quedarán en la nada. A fin de cuentas todo consiste en que todo cambie para que todo siga igual.

En esa inestabilidad, y como era de prever, ha vuelto lo psicosomático, y estoy cogiéndome de la nariz. Habrá algunos que supongan que es porque ayer salí en manga corta, y, efectivamente, llovió encima de mi. Luego me sequé, seguí bebiendo, y aquí estoy. Como la canción de Mercedes Ferrer, me hubiera gustado más que lloviera dentro, había algún posible candidato, pero no pudo ser. Porque, como ya he dicho, la cosa al final sigue como tiene que seguir, y uno es muy suyo para sus cosas, con lo que delante de los amigos ni mijita.

El problema fundamental es que creo que mi catarro actual tiene que ver con ciertas negociaciones establecidas de un tiempo a esta parte, y que, preveo, no llegarán a ningún término beneficioso en ninguno de los sentidos, dado que si el cerebro te lo permite, en mi caso, el cuerpo te lo impide. Por mi, con que no venga Mati a visitarme, tengo bastante. Aunque después de la garrafa de anoche, ha estado a punto. ¿Quién necesita Duphalac cuando hay bares de copas?

domingo, 21 de octubre de 2007

Descanso otoñal

Lema del día: El sol sale para todos, aunque a veces no mucho.

Llevo un tiempo sin escribir, y lo cierto es que no he estado tan ocupado para hacerlo. No se si no tenía ganas o si simplemente no tenía nada que contar. Ninguno de esos dos motivos es tan poderoso para que deje de hacer algo (salvo ir al gimnasio, para dejarlo soy capaz de las más estúpidas excusas).

Acabo de llegar de viaje hace dos días. Estuve en Viena en un congreso (el congreso, de hecho, es una excusa para visitar Viena). He comprobado lo poco que me gusta el psicoturismo, fundamentalmente por el hecho de que no tienes tanta libertad como desearías para poder manejarte libremente. Pero más allá de eso, me lo he pasado muy bien. No he visto a casi nadie de los que pretendía ver, he comido como un cerdo, he bebido más todavía, no he parado de andar, y he tenido múltiples problemas a la hora de la comunicación, porque el inglés con acento alemán me resulta incomprensible. Repito, me lo he pasado muy bien. Además me ha parecido una ciudad preciosa. Ahora que ya la conozco, tendré que volver simplemente para salir por la noche. Y es que con tanta caminata matutina, y posterior emboste, lo de estar después de las dos de la mañana en la calle se hace más que complicado, porque uno ya no tiene quince años, aunque le gustaría.

Tras regresar, he vuelto a intentar poner orden en mi vida, aunque cada vez me resulta más complicado. Sobre todo porque tengo tantas cosas pensadas que no se cuantos siglos tardaré en hacerlas. Me terminé de leer, por fin, Delicioso suicidio en grupo, un libro de un escritor finlandés de nombre impronunciable (algo así como Arto Paasilinna), que me ha hecho reírme como hacía tiempo no lo conseguía ningún libro, con esa especie de humor caústico que tienen los escandinavos, y que a mi tanto me gusta. El hecho es que el finalizar el libro me ha recordado los siete que tengo pendientes (todos empezados, me refiero) desde hace ya un año. A saber: dos de cuentos, uno de Truman Capote que me llevé para un viaje y luego coloqué en su sitio, y otro de Saki, escritor inglés que descubrí sin querer, que me apasiona, y cuyo libro he dejado de maltratar en la guagua, porque ya me da pena; Abriendo puertas, la segunda parte de El diario de JL, que me compré a la vez, y me aburre tanto como el final del anterior (lo que demuestra que los premios literarios, por muy activistas que sean, no pueden otorgarse en base a razones comerciales, aunque también tendríamos que tener en cuenta a la hora de comprarlos que casi siempre ocurre eso); Camino de ida, de Carlos Salem, escritor argentino cuya primera novela (a saber, esta) tiene dos primeras páginas impresionantes, dejando el resto en manos de lo fantástico mal contado, y ayudando profundamente al sopor; Lo que Sócrates diría a Woody Allen, una especie de mezcla filosófica con crítica literaria, demasiado espesa para mi en estos últimos tiempos; Wicked, novela fantástica que trata de como la una chica rara se convierte en la malvada Bruja del Oeste de El mago de Oz, que me está gustando bastante; y, sobre todo y ante todo, La montaña mágica, novela grandiosa que no tengo muy claro por qué estoy tardando tanto en leer, salvo que se deba a sus bastas dimensiones.

Así que he decidido no empezar ningún otro hasta que me termine estos. Claro que quiero retomar los idiomas (el hecho de no enterarme del inglés de los alemanes ha influido, obviamente), y me apuntaré al carné en cuanto me abran la autoescuela que está frente a casa (nos han dicho que en dos semanas). Lo del gimnasio, ahí ando. Pensaba ir mañana. De hecho estaba convencido. Pero esta mañana me lo empecé a plantear, y a estas horas, lo he dejado para el martes. Que no iré... si me conozco.

La vida social va camino de mejorar. Estoy abriendo puertas, cosa que no hacía desde mucho atrás, aunque no estoy seguro de que este sea el mejor momento porque ando un poco imbécil. Mis relaciones con alguna persona en concreto van mejorando, después de desavenencias causadas por mis fobias, así que tampoco quiero cagarla ahora. Pero si no, no sería yo. Dentro de un par de semanas actúa Silvio Rodríguez, y a final de noviembre es el Womad (ese fin de pensaba irme a Madrid, pero visto lo visto... no se).

En fin, que vivan Belle and Sebastian.