miércoles, 31 de diciembre de 2008

Propósitos razonables

Lema del día: cosa que para venir de mi es mucho, es mucho...

Al llegar el final del año todo el mundo se propone comenzar el que empieza realizando todo lo que no hizo el anterior para mejorar su calidad de vida. Hasta yo a veces me lo planteo. Pero este año no. Este año me he propuesto:
- No dejar de fumar.
- No dejar de beber.
- No hacer el más mínimo esfuerzo para dejar de comer.
- No callarme nada que no quiera callarme.
- No hacer el más mínimo esfuerzo por intentar que no me pongan reclamaciones en el trabajo.
- No simular que me caen bien gente que no lo consigue ni a tiros.

Es decir, pienso seguir como hasta ahora salvo en tres puntos fundamentales, puntos que me he propuesto como metas conseguibles a costa de propósitos plausibles:
- Limpiar con más regularidad mi casa, que este año ha estado un poco dejada.
- Anular de una vez por todas esa suscripción a ese gimnasio al que no voy y al que domicilié el pago hace dos años, aunque sea vía telefónica.
- Intentar hacer algo por mejorar mi vida afectiva. Para ello he decidido comenzar por no ladrarle indiscriminadamente a todo ser humano que se acerque aunque sea a pedirme la hora.

Creo que esto lo podré cumplir. Daré cuentas el año que viene, si el resfriado no me mata antes. Veremos a ver si no tengo que dejar los planes de nochevieja y sustituirlos por caldito y camita. En fin...

domingo, 21 de diciembre de 2008

Ya está aquí

Lema del día: Tengo miedo...

Propósitos navideños:

1. No pelearme con mi madre.

2. Aguantar estoicamente el tener que saludar y/o visitar a vecinos, amigos, conocidos y/o saludados de la familia.

3. Llegar a la cena de nochebuena lo suficientemente ebrio como para llevarla bien, pero lo suficientemente sobrio como para no volver a pretender dejar a mi madre sin cristalería one more time.

4. No intentar hacer más viajes en una semana de los necesarios.

5. Ir por fin el 28 a la fiesta de mi jefe antes de que deje de invitarme, a pesar de que llego a las once de la noche.

6. No preocuparme por nada del trabajo.

7. Empastillarme lo suficiente para no toser más de la cuenta a pesar de seguir fumando.

8. Ser agradable con los amigos, aun teniéndome en cuenta a mi mismo... llevo un año sin verlos.

9. Lo mismo con la familia...

10. Llegar a tiempo al aeropuerto. Lo que me recuerda que debería estar haciendo la maleta.

martes, 16 de diciembre de 2008

Ya llegan...

Lema del día: No tengo el chichi pa farolillos.

Se acercan, ya están aquí... aunque Cortylandia ya no es lo que era, afortunadamente. Pero da igual, la imaginería colectiva da para cosas aún peores. Váyanse a los saldos, cómprense cuadros escoceses en rojos y verdes, mucho plateado y mucho rojo brillante, un par de botes de pintura en plata, y un par de ángeles escultóricos y tendremos como resultado esto que a continuación les muestro:

Estuve a punto de llevarme un ángel para ponerlo en mi baño, pero no me cabía en el bolso, con lo que opté por un cenicero y por arrancar parte del fruncido plateado que sujetaba los cuadros escoceses a los sillones, cosa que no pude sustraer completamente porque los decoradores, estratégicamente situados frente a mi terminando tamaña obra maestra me miraban con cierta ansia asesina, y preferí salvar mi vida en acto de miserable cobardía.

Afortunadamente, en un alarde de mal gusto, me quedo con este video que gracias a ese gran programa que es El intermedio (y evidentemente a youtube, de donde lo he sacado) se debería convertir en la felicitación navideña por antonomasia de este año.



Se me ocurren millones de chistes, que no haré aquí por dos motivos:
1) La edad del protagonista, que puede hacer que me persigan por pederasta, y cuando a uno le empiezan a tirar los cuarentones nada más lejos de la realidad.
2) y a que no quiero quedar como el cerdo que soy.

Dejo claro que esto es lo más parecido a una felicitación navideña que va a pasar por este blog. Lo digo por si alguien espera blandenguerías coincidiendo con estas fechas. Ya lo dije en la primera entrada: eso aquí no es, y mucho menos ahora que parece que toca. Eso sí, a los pocos que me seguís, un abrazo, se os quiere (en algún momento habría que decirlo).

martes, 9 de diciembre de 2008

Sin novedad en el frente

Lema del día: Pero mi hígado al borde del foie.

Este año no ha sido especialmente hecatómbico, pero como de costumbre he pasado mi cumpleaños aislado del mundo. En vez de por mi habitual crisis existencial por una resaca monumental que no pensaba cogerme y que me postró entre el baño, Tarantino y Twin Peaks. Si que tengo que reconocer que, como siempre, lo mejor del cumpleaños son las felicitaciones de las dos mismas de siempre, mi adoradísima A. (no pongo el nombre porque me pega) que me desea, con retraso, que descumpla muchos más, y por supuesto, Mer, como de costumbre la más original con diferencia: "Muchas felicidades. Supongo que estás tan bueno como siempre... Yo también. ". Ambas dos me conocen desde hace los suficientes años como para no molestarse en llamarme porque saben que el móvil lo voy a tener apagado... manías que tiene uno.
Aun así, como ya he dicho, no ha ido del todo mal. Sobre todo porque desde que Luz y yo decidimos que las matemáticas se equivocaban, el volver a bajar de los treinta me ha sentado estupendamente. Porque a pesar de lo que diga mi perfil del blogger, que volví a visitar ayer, yo ayer cumplí 27 años. Y los tendré de forma indefinida.

P.D. Tonteando en el Facebook, y a pesar de que ya dije hace años que más nunca me iba a enganchar a una estupidez de esas, descubrí que otra amiga (tengo demasiadas amigas, me doy cuenta de ello, lo se, y se que si me quejo de que no ligo es por algo) se hizo fan de Pitita Ridruejo. Desde ayer yo lo soy también. Y lo mismo me engancho y todo.

lunes, 8 de diciembre de 2008

El tiempo pasa

Lema del día: Y seguimos en las mismas.

Queda un día menos para el fin del mundo.

A mi también me queda un día menos.

Qué mal me sienta cumplir años.

jueves, 4 de diciembre de 2008

El verdadero factor X

Lema del día: De mayor quiero ser demasiadas cosas.

Estar de vacaciones es agotador, y no da tiempo para hacer nada. Que se lo digan a la ropa que tengo desde hace una semana esperando la plancha que nunca llega. Entre que te levantas tarde, porque para algo estás de vacaciones, desayunas, juegas a la play, tonteas un rato por casa, recoges un poco (que se note que no haces nada), luego marchas de compras o a un spa o de cañas o a comer directamente, empalmas con el café, luego con las copas, con las cervezas de la tarde, con la cena, y llegas a casa y te pones a ver Twin Peaks hasta las dos de la mañana... como que se te va el día así como quien no quiere la cosa. Y la ropa sin planchar.
Pero eso sí, renuevas el vestuario. En mi afán de convertirme en la Imelda Marcos de los gafapastas renegados, ayer, después de casi seis meses, me volví a ir de compras. Todo contento conmigo mismo y con las (pocas) compras navideñas que ya he realizado (para tranquilidad mía y de algún dueño de alguna tienda que se pone de mala hostia con aglomeraciones y agradece, también en forma de rebajas, la venta con tranquilidad), además de alguna otra adquisición que no me cabe en el vestidor, contemplé anonadado como salía de una confitería una señora con un llamativo abrigo color beige con dibujos verde botella y unos fruncidos en rosa que acababan en un lazo rosa. Todo ello iba perfectamente conjuntado con unas medias verde botella (del mismo verde, exactamente el mismo que los dibujos del abrigo) y unos zapatos de ante rosa (del mismo rosa, exactamente el mismo que el fruncido del abrigo) que parecían llevar puestos más de diez minutos y aún así no tenían ni un sólo lamparón (cosa que yo creía imposible en el ante). Acompañaba el conjunto un bolso de charol negro que podría haber quedado mal si no fuera porque llevaba unas gafas de resina también negras... y eso que sólo la vimos por detrás. Tal proeza era realizada por dicha señora, que aparentemente no contaba más allá de treinta y cinco o cuarenta años, como si se acabara de colocar lo primero que hubiera sacado el armario y le hubiera caido encima tal cual. Fascinado me quedé, y decidí que yo de mayor también quería ser como ella. Y a pesar de resultar de lo más superficial, tengo que decirlo, eso si que es tener talento.