martes, 25 de diciembre de 2007

Lo se, lo se...

Lema del día: La vergüenza se pierde, las formas también.

Se que dije, en el otro blog, que no iba a actualizar porque estaba de vacaciones, pero acabo de quedarme muerto con un anuncio de barritas All Bran que he visto en Paramount Comedy. Se trata de un chiste acerca de una funcionaria que es muy desagradable (aunque no lo parece) porque no caga, y claro, se empieza a comer las barritas y ya está más agradable, y liga con el tío guapísimo que le había recomendado que las tomara. Me he quedao muelto.... Es mucho, es mucho. Tan muelto que lo voy a poner como entrada en los dos blogs. Todavía estoy flipando.

jueves, 13 de diciembre de 2007

Vuelve el hombre

Lema del día: Es muy malo estar salido.
Tras volver a ver, en sesión continua, muchos capítulos de Mujeres Desesperadas, me acabo de acordar de lo bueno que estaba el fontanero, que se llama James Denton. Yo me pido uno así para reyes. Bueno, mejor para navidad, que está más cerca. Está a punto de acompañar a Zoe Bell en la cabecera del blog.


sábado, 8 de diciembre de 2007

Requiem (II)

Lema del día: Todo llega, aunque no queramos.

Llegó el día.

Oficialmente, y desde hace casi doce horas, mi juventud ha muerto. ¡Viva mi juventud!.
Si os quedais tranquilos, de momento no me voy a tirar de un puente. He dicho de momento.

viernes, 7 de diciembre de 2007

Últimos momentos.

Lema del día: Repetirse sólo termina cansando.

Queda 1 día (y si tenemos en cuenta las horas, ni eso)

Como casi siempre que hay una fecha complicada, a mi me da por hacer rituales, que luego no sirven absolutamente para nada, porque ni yo mismo me los creo. Y además, mientras siga evitando situaciones seguiremos en las mismas. Pero es lo que hago, no voy a cambiar las costumbres ahora. Hoy toca que todo esté limpio y ordenadito. Lo cual, teniendo en cuenta que me quedan doce horas para el fatídico momento... En fin... que me voy a limpiar.

jueves, 6 de diciembre de 2007

De mala mañana.

Lema del día: No hagas planes, no hagas planes...

Quedan 2 días.

Y al blogger hoy le ha dado por hablarme en inglés. Y yo ayer me había bebido todo lo de la noche a las dos de la mañana,. Y el tiempo sigue corriendo. Y vuelvo a hablar de Deathproof (en el otro blog). Y todo cambia para que todo siga igual. Y sigo diciendo en fin. Y... (añadan lo que quieran).

miércoles, 5 de diciembre de 2007

Pendiente: Viena.

Lema del día: Déjalo todo apuntado, la memoria empieza a fallar.

Vuelven a seguir quedando 3 días.


Me he repasado medio blog, y he descubierto que ya había hablado de Viena (ver entrada llamada Descanso otoñal, en el mes de octubre), no mucho, pero lo suficiente.


Así que pondré algunas fotos, para que las disfruteis. Si alguien quiere ir, yo, por supuesto, estoy dispuesto a volver.



En ruta (II). Utrech.

Lema del día: Odio la informática (cada vez más).

Siguen quedando 3 días.


Siguiente parada en Holanda (tres días pueden dar para mucho): Utrech. Nos pillaba de camino a Eindhoven, donde cogíamos el vuelo (fuimos con Ryanair, cosa que no le recomiendo a nadie, bajan a los aeropuertos como auténticos kamikazes, y todavía estoy sordo del primer aterrizaje), así que paramos el último día allí, en el Hello Bed and Breakfast (la dueña es absolutamente encantadora, está todo muy bien cuidadito, y no sale muy caro, si lo necesitais, dejo el enlace: www.bedandbreakfasthello.nl).
Utrech me encantó. Más abierta, con más luz, con mapas (que son utilísimos para los guiris, aunque el alcalde de Amsterdam piense lo contrario). Eso sí, el centro (precioso) se ve muy rápido (nos lo recorrimos entero en menos de una tarde), pero para pasear y descansar unos días es magnífica. En los coffee-shop no se toma café y es obligatoria comprar la yerba allí... pero bueno, no se puede tener todo. Un aire más moderno que Amsterdam, dentro de una ciudad muy centroeuropea, y con unos preciosos parajes urbanos. Dejaré alguna foto, si el bicho este me deja que las meta (llevo un cuarto de hora intentándolo).


Pendiente queda el viaje a Viena. No se si hablé en otra entrada (ya las repasaré), pero que conste que me encantó. Si ya he dicho algo, lo dejo. Si no, ya lo escribiré otro día. Me voy a comprar comida.

En ruta. Amsterdam.

Lema del día: No hagas planes para vacaciones. El tiempo siempre lo jode todo.

Quedan 3 días (ahora sí).


Para comenzar las nuevas vacaciones, nada mejor que nuevo viaje, incluyendo esperas de seis y cinco horas en Barajas(a la ida y a la vuelta, respectivamente), a destino desconocido, para tres días. Ya he decidido que el año que viene pienso viajar muchísimo menos, eso seguro. Porque sigo pensando que las vacaciones son para descansar... pero bueno, de los errores se aprende. No es que haya sido un error viajar a Holanda, aclaro. El error es hacer tres viajes en dos meses, y no se cuantos en lo que va de año. No lo recomiendo, salvo al peor de mis enemigos, ese que siempre está por llegar.


Comienzo por Amsterdam. Dos días, hospedado en un albergue cristiano (¡yo!), en pleno barrio rojo (que digo yo que es un sitio algo raro para un albergue cristiano, pero bueno...). No voy a decir cosas especialmente estupendas, pero ya informo que me fui malo, que me he dedicado a dar vueltas, y que no he visto ningún museo. Con lo que la crónica es sólo parcial, y de hecho, va a ser muy corta (o eso espero, aunque no se ya cuanto llevo escrito).
No me ha gustado especialmente. Eso creo que lo resume todo. Es una ciudad gris, sucia, oscura, muy poco acogedora (no he visto un solo mapa en todo el recorrido, que no ha sido corto), aunque la gente es más o menos agradable, y todo el mundo sabe inglés. Menos correcta que en Austria (creo que no hablé del viaje a Viena del mes pasado... cosas pendientes), pero todo orientado a un turismo drogadicto y sexual que convierte en espectáculo lo que debería ser normalidad (lo de la legalización de las drogas y las putas es un puro objeto comercial, más tipo show de Jose Luis Moreno que verdadera libertad). Este viaje era para drogarme, así que de follar hablaremos en el próximo (pienso volver, las perspectivas eran estupendas), porque no tenía yo el chichi pa farolillos (es lo que tiene no poder respirar, que es imposible meterse nada en la boca).


Termina lo escatológico y las confesiones impúdicas. Tampoco hay mucho que contar. Mucho frío, como era de esperar, y lluvia (hubiera sido mejor que nevase, que era lo que yo creía que pasaría), mucho caminar, mucho guiri disfrutando del espectáculo (llámese putas de toda condición, tanto étnica, como física, como etaria, en esos escaparates del barrio rojo), todo tipo de sustancias al alcance de uno ("coca, extasi, viagra" es lo que te ofrece todo el mundo por lo bajini mientras vas paseando, todo ello al lado de la policía), pero, y este creo que es el motivo por el que me ha gustado poco la ciudad: NO SE PUEDE BEBER EN LOS COFFEE-SHOP. No daba crédito. Y uno, que por encima de todo, va caminando a pasos agigantados hacia el alcoholismo, pues como que no se halló. Eso sí, hay sitios chulísimos, y, probablemente, en primavera, todo se verá mucho mejor.
¿Alguien me acompaña?

martes, 4 de diciembre de 2007

Cada vez menos

Lema del día: Odio viajar.

Quedan 4 días (en Canarias todavía estamos a 4)

Acabo de llegar de Holanda. Ya reportaré informes otro día. Hoy sólo estaba probando el ordenata, que antes de irme, empezó a fallar. Y eso que es nuevo. Será la edad.

miércoles, 28 de noviembre de 2007

Cuenta atrás.

Lema del día: El reloj nunca para.

Quedan 10 días.

Este fin de semana me fui a Madrid. Es una ciudad a la que, de vez en cuando, me gusta escapar. Tengo algunos amigos allí, hay tiendas donde encuentras cosas que no encuentras en ninguna otra parte de la península (quizá tan solo en Barcelona, que no conozco), y te permite disfrutar de eso tan estupendo que es el anonimato.
Cuando el ambiente te oprime, lo de ir a un sitio donde nadie te va a hacer caso si tú no quieres que te lo hagan es de las sensaciones más reconfortantes que puede tener un fóbico. Y en Madrid todo el mundo corre tanto para todo que es sencillísimo que un sevillano exiliado en Las Palmas que va caminando tranquilamente por Gran Vía o está tirado leyendo el Mondo Bruto en el Retiro pase totalmente desapercibido. A veces viene bien.
Para eso. Porque por lo demás, cada vez que voy, tengo esa impresión de la agresividad para todo, quizá influida, seguramente influida, por ese acelerador que lleva toda la población de la ciudad, que para determinadas cosas, a mi me agobia. Es lo que tiene lo fóbico.
Pero se puede respirar insignificancia. Nadie significa nada, y nadie se va a preocupar por tí. Menos las gitanas que se apostan los domingos en el Retiro. Esas no sólo se preocupan, sino que te tangan a la más mínima. A mi esta vez fueron treinta euros.

sábado, 17 de noviembre de 2007

Emotividades.

Lema del día: Y lo bueno que es beber y beber cuando todo va mal (y cuando no también).

Vuelvo a estar de resaca, que últimamente es mi estado natural, y, en contra de lo que debería haber hecho, que es intentar distraerme con cosas estúpidas (es decir, echarme cuatro risas con algún capítulo ya visto de La hora Chanante), me he decidido a ver Brokeback mountain por fin. Me ha encantado (crítica o algo así en el otro blog, cuyo enlace teneis abajo a la derecha), y me he acordado, como quien no quiere la cosa, de lo bien que sienta echar unas lagrimitas de vez en cuando. Y es que hacía demasiado tiempo que no lloraba. Es lo que tiene la resaca, que te pone emotivo.

miércoles, 14 de noviembre de 2007

¡A las barricadas!

Lema del día: ¡Y que no vengan unos buenos bolcheviques!

El rey se salta todo el protocolo y provoca un incidente de Estado con Venezuela (por mucho que Hugo Chavez sea impresentable), otro con Marruecos, se rumorea de él, se secuestran revistas... Y eso que es su profesión. Por eso le pagamos, el año que viene un catorce por ciento más que este, por cierto.
Y ahora, por si faltaba poco, la mayor de las hijísimas se separa de don estrafalario, sin divorciarse. Porque si se divorciaran, él no seguiría chupando del bote, claro está. Manda cojones. Ahora, además de ellos, a mantener a los novios y a sus familias. Como si saliera barato la familia nada más.
¿Para cuándo la tercera república? Voy a informarme de cómo hacer un aquelarre para resucitar a Robespierre.

martes, 13 de noviembre de 2007

Buenas acciones.

Lema del día: Todos tenemos un cupo de maldades que compensar.

Ya avancé que había apadrinado algo. No tenía claro qué. Hoy he salido de mis dudas.
Hace unas semanas, una llamada al fijo, al que, un año después, todavía no he averiguado la forma de bajar el volumen del timbre, me despertó de mi intento de letargo siestero. Un argentino pelma (lo supongo así, porque los uruguayos hablan igual, pero muchísimo menos) en nombre de World Vision, que me vendió un apadrinamiento de un niño/niña de alguna nacionalidad subdesarrollada. En pleno estado confusional, falto de cariño, y esperando que el argentino pelma callara de una vez, le dije que sí a todo, y resulta que ahora hay un alma que depende de que no me quede sin trabajo. El argentino sin embargo, dando rienda a su patriotismo, no calló, a pesar de mi rendición sin condiciones, hasta un cuarto de hora después.
Hoy me llegó la carta de apadrinamiento. Te mandan una foto, unos cuantos datos, y te piden que le mandes cartitas al apadrinadito en cuestión. Pues bien, resuelta la duda, he apadrinado a una niña llamada Apple Grace (que nada tiene que ver con el Strudel), tiene ocho años, es filipina, y, a juzgar por la foto, sería la delicia de cualquier tropel de pederastas de aquí a Nueva Zelanda. Ahora ya puedo sentirme mejor persona, sabiendo que mi dinero servirá para que cuando la niña termine en un burdel en Manila, por lo menos sea en uno de categoría donde pueda lavarse entre cliente y cliente. Otra razón más para poder dormir tranquilo.

P.D.: Después de releer lo escrito, no me extraña que haya mucha gente que no aguante mis bromas. En el futuro a lo mejor intento ser un poco menos cínico.

domingo, 11 de noviembre de 2007

Mundos fascinantes: los taxistas.

Lema del día: El empeoramiento no tiene límites.

Hoy hablaremos del taxi. No del coche, sino del gremio. Uno es mucho de taxis (cada vez que me da por andar, mi cuenta corriente sube como la espuma) y lleva ya mucho taxista a sus espaldas, pero es un gremio con una congregación de trabajadores que jamás me dejará de sorprender.
Desde los que directamente te cuentan su vida, los que están en perpetua lucha con la humanidad, los que escuchan la COPE, los nazis, los colgados... Son toda una especie. Alguna vez me ha tocado uno agradable que no me ha hablado en todo el camino, como debe ser. Pero cada vez es más difícil.
Mis últimas adquisiciones son un hippie trasnochado que me cayó de puta madre, y con el que me quedé con las ganas de tomarme una cerveza, un colgadillo que no permitía fumar en el taxi, pero acababa de tirar el porro (se olía y se veía), y que me tuvo un cuarto de hora frente a casa mientras me recomendaba guías espirituales-brujos... y el de anoche.
Cuando ya pensaba que lo había visto todo, nos montamos en el taxi camino de casa, y nos toca un taxista beato que iba escuchando un discurso de Juan Pablo II ¡¡a las cuatro de la mañana!!. Si es que, como dice el torero, hay gente pa' to'.
Yo últimamente, ando cabreado con todo y con todos. Por eso me planteé lanzarme a la carretera... pero como sigo sin saber cuando abren mi autoescuela... tendré que esperar. ¿Qué diría yo mismo de mi mismo como taxista? ¿A qué huelen las nubes? ¿Por qué los domingos por la tarde son tan tediosos? Estas, y otras preguntas, probablemente nunca reciban contestación.

Parecidos razonables

Lema del día: Un político es aquel que jamás reconoce las evidencias.



¿o no?



sábado, 10 de noviembre de 2007

Rumiaciones oníricas.

Lema del día: Nadie se da nunca cuenta de cuál es el primer pie que pone en el suelo.

Tenía muchas ideas para la actualización de hoy, pero después de quedarme traspuesto se me han ido todas de la cabeza. A donde no se. Como se hayan ido de vacaciones este blog va a sufrir mucho.
Llevo todo el día de mari en casa, haciendo de comer, poniendo lavadoras, y vistiendo la cama de invierno, ya que, después de dos meses pasando frío por la noche, me parecía que iba siendo hora. Y así, con la falta de costumbre, terminas reventado. Hoy había quedado para salir, y me lo estoy pensando. Es lo que tiene la siesta, que te deja para seguir tirado dos días más. Estoy pensando más lento de lo normal, lo propio de cuando te levantas de un sueño interrumpido, y estoy más torpe que de costumbre con las manos, con lo que no se ni el tiempo que voy a tardar en escribir esto, volviendo y revolviendo para corregir faltas ortográficas. Si se me escapa algo, me lo perdonais.
En realidad pensaba hablar de los sueños. Me preocupa el que últimamente no me acuerde de casi ninguno. Y los pocos de contenido tan confuso que no me entero de nada. Hoy he logrado acordarme de uno que estaba protagonizado por gente que no conocía de nada (al menos no recuerdo tenerlos en mi memoria), y que se dedicaban a comerse la boca, no puedo recordar con qué finalidad. Yo ni siquiera estaba. De los de la siesta me acuerdo algo mejor, por aquello de que creo que no me termino de dormir del todo, y de que, como lo que pongo mientras es La hora Chanante, todos son ensoñaciones de contenido erótico-festivo con Ernesto Sevilla y Pablo Chapella. Con Joaquín Reyes todavía no me ha dado, pero por el camino que vamos...
Hace unos días apadriné una niña guatemalteca. Fue terminar el proceso y aterrarme al darme cuenta de que me iba a tener que echar un novio. Después de todo el resto, y a pesar de que no estoy especialmente falto, creo que urge más echar otras cosas. Habrá que salir esta noche, y a ver si hay suerte.
Posdata: esto también son cosas de la post-siesta. ¿Qué coño hago yo contando esto?

martes, 6 de noviembre de 2007

Y no se ni la hora que nos dió.

Lema del día: La cultura me persigue, pero yo soy más rápido.

Hoy he recordado esta sentencia, que no es nueva, pero si viene al pelo. La vi escrita hace un tiempo en La bodeguita del medio (nunca se si es "del medio" o "de en medio") en Madrid. Pero tampoco es original. Es lo que tenemos los graciosos, que nos copiamos unos a otros.
Ahora que me ha dado por volver a cultivarme, tanto tiempo después, leit-motiv fundamental de que haya empezado la escritura del otro blog, me vuelvo más sociable. Siempre tuve fases en que salía de lo fóbico habitual (habrá alguno que lo calificará de borderío, pero es mentira) y me convertía en un ser encantador con todo el mundo, miraba a la cara y saludaba a todo el que lo hiciera, en vez de ir por la calle como si la humanidad en pleno no existiera. Lo malo es que ahora no me viene bien. Ahora me vendría bien continuar con la época de barbecho social, para poder así dedicarme a ver cosas interesantes y actualizarme diariamente. Lo bueno que tiene ser fan del cine de frikis, es que, de momento, puedo llevar las actualizaciones del otro blog con cierto desahogo, me quedan temas para rato, pero sí que me apetecía seguir por el camino ya a punto de asfaltar, y no desviarme por otro que, sin embargo, le viene mucho mejor a mi salud mental. Claro que yo nunca he dicho que quiera curarme.

sábado, 3 de noviembre de 2007

Mundo bloguero.

Lema del día: Lo que hace el aburrimiento.

En realidad, debería estar planchando. Es uno de los motivos, aparte de la resaca y de tener que hacer de comer, por la que no he ido a un asadero que organizaban los amiguitos. Pero en vez de eso, estoy cambiando los contadores de las páginas. Te dicen la gente que te ve, las páginas que visitas, hay algunas que hasta de dónde son los amiguitos que entran en tu página... El mundo de los blogs es fascinante. Lo que si me planteo es que, si se necesita tanto tiempo para hacer lo más mínimo, empezando por las actualizaciones más o menos diarias, ¿en serio es esto una forma de relacionarse, o debería considerarse una afición dentro del espectro autista? Se aceptan respuestas. Voy a ver si plancho.

viernes, 2 de noviembre de 2007

El sentido de la arena

Lema del día: Nunca es tarde para desechar una virtud.

A pesar de las formas, en apariencia muchas veces, alocadas, siempre me destaqué por la sensatez a la hora de moverme y de tomar decisiones. Casi todos lo sabeis, y, a juicio de muchos, uno de mis puntos fuertes siempre fue el sentido común. Pues resulta que, a medida que me acerco a los treinta, y a poco más de un mes vista para que llegue la fatídica fecha, me acabo de dar cuenta de que ese sentido, que siempre guió mis pasos, cada vez tiene menos presencia en mi vida y en mis decisiones.

No se si es malo, pero bueno del todo tampoco, el que cada vez tenga menos sentido de los límites y la mesura. Como ya he dicho, creo que tiene que ver con la crisis de los treinta, crisis en la que estoy inmerso desde antes de cumplir los veintinueve, pero el caso es que, tras años de barbecho en lo emocional, cada vez me desbordo más y mis comportamientos se vuelven más infantiloides. Tiene que ver, como en toda crisis etaria, con ese sentimiento de lo que se dejó de hacer, que en mi caso fueron muchas cosas, y esa sensación de tiempo perdido que quieres recuperar antes de que llegue la fecha designada, y probablemente en los primeros tiempos de superarla también. Y me refiero al hecho de, o bien comportarse y querer hacer lo que no hiciste con veinte años, o bien revivir escenas de ese pasado en que había menos dudas de que te rondara la juventud, pero cuando el paso del tiempo, y de los años, no te permite realizarlos como entonces. No hay cuerpo que aguante las mismas barbaridades diez años después, a no ser que sea con la ayuda de la química.

Si a los hechos nos remitimos, cada vez estoy más desarretado. Y eso en sí no sería malo, si no fuera porque, como ya he dicho, ni mi hígado ni mi cabeza tienen veinte años. Han cumplido unos cuantos más y llevan mucho corrido como para no pasar factura. Todavía me queda para aquello de actuar sin pensar en todo momento, pero lo hago con frecuencia. He perdido gran parte del raciocinio, y lo hecho de menos. Al menos mi estado general. Quizá debiera dejar por fin de beber. Pero no será hoy. Lo único que espero es no perder nunca el sentido de la arena.

martes, 30 de octubre de 2007

Más buenas noticias

Lema del día: No se pueden mezclar peras y manzanas.

Ya lo dijo la gran Ana Botella. Todos sabemos que es la más friki entre las frikis (con el permiso de Espe). Tengo nuevo blog, con aspiraciones culturaletas (aunque no se yo si se me permitirá por los intelectualoides que se lo califique como tal), y donde daré cuenta de lo que vaya viendo, escuchando, leyendo, observando... que sea digno de mención, en un sentido u otro. De lo que no sea digno de mención también, porque uno da para mucho.

La dirección es http://pasionesyotrosdesmanes.blogspot.com.
Hoy hemos dado debida cuenta del éxito de taquilla español del año, El orfanato, que fui a ver el sábado en una sala repleta de muchachada que no paraba de chillar, con lo que quitaba gran parte del encanto. Pero he pretendido al escribirlo liberarme de esa chiquillería y hacer algo objetivo en base a mi subjetividad. Lo siguiente, ya se verá.

A partir de ahora, este blog quedará para mis cuitas. Las recomendaciones, salvo honrosas escepciones, por el otro.

Estoy saliente. Me voy a dormir.

domingo, 28 de octubre de 2007

Nuevas ¿buenas?

Lema del día: Ten amigos pa esto.

Como habréis notado, he realizado algunos cambios en la página más allá del tamaño de las letras. He cambiado el color, a sugerencia de algunos, porque el negro cansaba la vista, al parecer. Ahora lo teneis todo de un rojo chirriante. He añadido datos a mi perfil, por aquello de empezar a hacer lo que prometí hacer de recomendar cositas, y he puesto un contador de visitas para saber si de verdad leeis lo que escribo o estoy aquí haciendo el payaso. Porque me gusta que me lo digais, pero podeis hacer comentarios de vez en cuando. Lo digo sin acritud.

También estoy pensando comenzar otro blog dedicado única y exclusivamente a labor crítica. Pero creo que ya será demasiado. Si aparece, lo vereis. Voy a ver qué encuentro para el resfriado.

Seguimos siendo Chanantes.

Lema del día: Menos mal que algunas cosas no cambian.

Cuando escuche que en La2 iba a comenzar a emitirse un programa que iba a realizar el mismo equipo de toda la vida de La hora Chanante, me entró el pánico. Porque, soy sincero, desde que me mudé a esta isla, no veo prácticamente nunca la televisión, y menos Paramount Comedy, dado que, aunque adquirí el trio de telefónica, algunos canales que contraté posteriormente, no me los activaron. Como no me los cobran y no echo mucha cuenta, decidí no quejarme, y seguir pagando el mínimo. Por lo tanto, no tenía noticias chanantes desde hacía tiempo. No voy a ir de fan, porque lo veía sólo de vez en cuando. Pero era como las meigas. Sabes que está ahí, y te quedas más tranquilo.

El paso a La2, que significaba el fin de La hora Chanante, o eso me parecía a mi, me puso melancólico, melancólico de lo que nunca fui. Porque uno da para hacer muchas tonterías. Es verdad que, desde que empezó Muchachada Nui, todos los jueves por la mañana me acuerdo de él. Concretamente de que me lo perdí el miércoles. Así que este jueves, por fin hice los deberes y me lo he bajado todo del emule. Por lo visto, es lo que estamos haciendo todos, y la audiencia va como el culo, por lo que he programado el DVD para grabarlo todos los miércoles. Así, al verlo encendido, me acordaré y lo veré en directo. Propósito de enmienda.

Pero volviendo al tema que nos ocupaba, mis miedos, al comenzar hoy a ver todos los capítulos (¡ya hace seis semanas!, yo antes me orientaba mucho mejor en tiempo, y mejor todavía en espacio), se han disipado. Le han cambiado el nombre porque, supongo, los del canal anterior no lo llevarían muy bien. Pero por lo demás, no hay más, valgan las múltiples redundancias. Muchachada Nui es La hora Chanante, con otro nombre. Mantienen muchas secciones, con diferente denominación, y el humor es del mismo tipo. Encantado me encuentro. Eso sí, echo mucho de menos a determinados personajes, que ya en Chanante se iban quedando relegados para la entrada de los nuevos, pero estaría bien que volvieran a introducir a Marlo y al Payaso. Es una sugerencia.

En otro orden de cosas, y también relacionado con lo chanante, ¡como me gustan Ernesto Sevilla y, creo que se llama así, Pablo Chapelo! Eso de que el Sevilla, que me pone tan malo como el Quequé y el Ángel Martín, haga, aproximadamente cada tres programas, algún sketch en que se intuya alguna relación homoerótica suya me hace no perder la esperanza de que algún día me conozca, se de cuenta de lo estupendo que soy, y deje a cualquier pelandrusca con la que esté para venirse conmigo. Es lo que tienen los sueños, que son gratis.

sábado, 27 de octubre de 2007

Llueve encima de mi.

Lema del día: Que buena es la inestabilidad.

Aunque la atmosférica me tiene frito. He decidido ampliar la letra de lo que escribía a sugerencia de algunos amiguitos que se iban a quedar ciegos, y es que la edad no perdona para nada. También intentaré hacer entradas más cortitas y más frecuentes, pa no cansar a nadie. Pero esto último sólo es una promesa como las electorales (ya veremos lo que hacemos dependiendo de las ganas que tengamos y de que las situaciones nos dejen).

Estoy inestable, como el tiempo. No se qué es lo que quiero, y me vuelvo a plantear millones de posibilidades que, supongo, como de costumbre, quedarán en la nada. A fin de cuentas todo consiste en que todo cambie para que todo siga igual.

En esa inestabilidad, y como era de prever, ha vuelto lo psicosomático, y estoy cogiéndome de la nariz. Habrá algunos que supongan que es porque ayer salí en manga corta, y, efectivamente, llovió encima de mi. Luego me sequé, seguí bebiendo, y aquí estoy. Como la canción de Mercedes Ferrer, me hubiera gustado más que lloviera dentro, había algún posible candidato, pero no pudo ser. Porque, como ya he dicho, la cosa al final sigue como tiene que seguir, y uno es muy suyo para sus cosas, con lo que delante de los amigos ni mijita.

El problema fundamental es que creo que mi catarro actual tiene que ver con ciertas negociaciones establecidas de un tiempo a esta parte, y que, preveo, no llegarán a ningún término beneficioso en ninguno de los sentidos, dado que si el cerebro te lo permite, en mi caso, el cuerpo te lo impide. Por mi, con que no venga Mati a visitarme, tengo bastante. Aunque después de la garrafa de anoche, ha estado a punto. ¿Quién necesita Duphalac cuando hay bares de copas?

domingo, 21 de octubre de 2007

Descanso otoñal

Lema del día: El sol sale para todos, aunque a veces no mucho.

Llevo un tiempo sin escribir, y lo cierto es que no he estado tan ocupado para hacerlo. No se si no tenía ganas o si simplemente no tenía nada que contar. Ninguno de esos dos motivos es tan poderoso para que deje de hacer algo (salvo ir al gimnasio, para dejarlo soy capaz de las más estúpidas excusas).

Acabo de llegar de viaje hace dos días. Estuve en Viena en un congreso (el congreso, de hecho, es una excusa para visitar Viena). He comprobado lo poco que me gusta el psicoturismo, fundamentalmente por el hecho de que no tienes tanta libertad como desearías para poder manejarte libremente. Pero más allá de eso, me lo he pasado muy bien. No he visto a casi nadie de los que pretendía ver, he comido como un cerdo, he bebido más todavía, no he parado de andar, y he tenido múltiples problemas a la hora de la comunicación, porque el inglés con acento alemán me resulta incomprensible. Repito, me lo he pasado muy bien. Además me ha parecido una ciudad preciosa. Ahora que ya la conozco, tendré que volver simplemente para salir por la noche. Y es que con tanta caminata matutina, y posterior emboste, lo de estar después de las dos de la mañana en la calle se hace más que complicado, porque uno ya no tiene quince años, aunque le gustaría.

Tras regresar, he vuelto a intentar poner orden en mi vida, aunque cada vez me resulta más complicado. Sobre todo porque tengo tantas cosas pensadas que no se cuantos siglos tardaré en hacerlas. Me terminé de leer, por fin, Delicioso suicidio en grupo, un libro de un escritor finlandés de nombre impronunciable (algo así como Arto Paasilinna), que me ha hecho reírme como hacía tiempo no lo conseguía ningún libro, con esa especie de humor caústico que tienen los escandinavos, y que a mi tanto me gusta. El hecho es que el finalizar el libro me ha recordado los siete que tengo pendientes (todos empezados, me refiero) desde hace ya un año. A saber: dos de cuentos, uno de Truman Capote que me llevé para un viaje y luego coloqué en su sitio, y otro de Saki, escritor inglés que descubrí sin querer, que me apasiona, y cuyo libro he dejado de maltratar en la guagua, porque ya me da pena; Abriendo puertas, la segunda parte de El diario de JL, que me compré a la vez, y me aburre tanto como el final del anterior (lo que demuestra que los premios literarios, por muy activistas que sean, no pueden otorgarse en base a razones comerciales, aunque también tendríamos que tener en cuenta a la hora de comprarlos que casi siempre ocurre eso); Camino de ida, de Carlos Salem, escritor argentino cuya primera novela (a saber, esta) tiene dos primeras páginas impresionantes, dejando el resto en manos de lo fantástico mal contado, y ayudando profundamente al sopor; Lo que Sócrates diría a Woody Allen, una especie de mezcla filosófica con crítica literaria, demasiado espesa para mi en estos últimos tiempos; Wicked, novela fantástica que trata de como la una chica rara se convierte en la malvada Bruja del Oeste de El mago de Oz, que me está gustando bastante; y, sobre todo y ante todo, La montaña mágica, novela grandiosa que no tengo muy claro por qué estoy tardando tanto en leer, salvo que se deba a sus bastas dimensiones.

Así que he decidido no empezar ningún otro hasta que me termine estos. Claro que quiero retomar los idiomas (el hecho de no enterarme del inglés de los alemanes ha influido, obviamente), y me apuntaré al carné en cuanto me abran la autoescuela que está frente a casa (nos han dicho que en dos semanas). Lo del gimnasio, ahí ando. Pensaba ir mañana. De hecho estaba convencido. Pero esta mañana me lo empecé a plantear, y a estas horas, lo he dejado para el martes. Que no iré... si me conozco.

La vida social va camino de mejorar. Estoy abriendo puertas, cosa que no hacía desde mucho atrás, aunque no estoy seguro de que este sea el mejor momento porque ando un poco imbécil. Mis relaciones con alguna persona en concreto van mejorando, después de desavenencias causadas por mis fobias, así que tampoco quiero cagarla ahora. Pero si no, no sería yo. Dentro de un par de semanas actúa Silvio Rodríguez, y a final de noviembre es el Womad (ese fin de pensaba irme a Madrid, pero visto lo visto... no se).

En fin, que vivan Belle and Sebastian.

miércoles, 26 de septiembre de 2007

En las últimas.

Lema del día (o del año): Tengo que dejar de beber.

PREGUNTA: ¿CUANTOS LITROS DE CERVEZA PUEDE BEBERSE UN SER HUMANO EN CUATRO HORAS SIN ESTAR PARTICIPANDO EN NINGUNA COMPETICION?
Yo ayer llegué a cinco, creo (en realidad, perdí la cuenta por el tercero). Después de dormir seis horas, me he levantado borracho. Lo que son los cumpleaños y el animarse. Al final, termino en los centros de drogas, como si lo viera.
Os dejo, estoy de resaca.

miércoles, 19 de septiembre de 2007

Las mujeres de mi vida

Lema del día: Cuando creías que nadie superaría a Ripley, aparece Zoe Bell.

En mi vida ha habido muchas mujeres que me han marcado. Supongo que como a casi toda la humanidad en pleno. No soy tan distinto del resto del mundo, creo. Pero el perfil de esas mujeres ha ido cambiando a lo largo del tiempo. En cierto punto, para peor.

En mi dulce y tierna infancia, tenía debilidad por las malas. Y me refiero a las malas no de traviesas, sino de perversas. Mi ídolo infantil, Bruja Avería aparte, era Ángela Channing. Cada vez que puteaba a Maggie yo llegaba al borde del orgasmo. Las malas de las películas de Disney eran otras. Maléfica (aclaro, la bruja de La Bella Durmiente, y mi posible disfraz de carnaval para este año, que nadie me lo copie) es una de las mayores inspiraciones a lo largo de mi perturbada vida imaginaria. Igual que la bruja de Blancanieves, Cruela de Ville... Eramos niños, y yo estaba muy cabreado con el mundo en aquellos entonces (ahora también, en realidad, no se por qué cambiaron las tornas). Los hombres quedaban, por muy malos que fueran, como mafiosos cutres, con pocas neuronas, y mucha pistola. Las mujeres no eran fuertes, eran listas, y eso les daba un mayor poder diabólico. De mi relación con mi madre no hablaré en este blog, lo reservo para cuando me decida a psicoanalizarme, aunque no creo que lo haga nunca. Pero puede que tuviera algo que ver.

El poder vengarse de la humanidad que las había traicionado o, en el caso de la Channing, de poder vengarse de lo que le fueran a hacer en un futuro (venganza preventiva, llamaría Bush, que la imita con bastante menos talento) era algo con lo que me gustaba fantasear. Y ellas me ayudaban a ello. Por más que terminaran mal. Daba lo mismo. A mi no me iba a pasar eso, porque consistía en verlas, y aprender de sus errores.

Con el tiempo me fueron interesando las malas, pero de otra manera. La venganza estaba ahí, pero eran más patéticas. El ejemplo número uno sería Baby Jane. Quizá que alguien como Bette Davis fuera quien la interpretara tuviera también algo que ver. Pero lo cierto es que esa pobre chiquilla engañada por el mundo que se estaba vengando de él a mi me resulta entrañable. Por mucho que, todo hay que decirlo, mirándolo fríamente, de entrañable tenga más bien poco.

Y como estas tantas otras. Pero me fui haciendo mayor, y mis heroínas fueron cambiando. Todo se lo debo a Ripley. Yo siempre había sentido debilidad por Alien (el bicho, claro), y, como buen fan, fui a ver Alien Resurrection para darme cuenta de lo que me estaba perdiendo con Ripley. A la dureza habitual había añadido unas notas de sarcasmo y mala hostia en el actuar que la hacían un personaje inimitable, y, sobre todo, mi nuevo modelo de comportamiento, aunque fuera solo fantasmático. Ni siquiera Jackie Brown ni la Novia pudieron hacerle sombra durante años, por muy lista que fuera la primera y muy cabrona que fuera la segunda. De hecho, de Kill Bill siempre me quedaría con Elle Driver (y con ese abrigo que lleva al inicio de la primera parte), que tenía el punto elegante que a la Thurman le faltaba.

Pero en esto, que llega lo nuevo de Tarantino (lo se, me repito como el ajo), y, tras verla dos veces (uno es muy entusiasta para algunas cosas), me doy cuenta de que alguien se asemeja más a lo que yo quiero ser ahora. Yo ahora quiero ser Zoe Bell. Para alguien que siempre le tuvo miedo a los deportes de riesgo, esta afirmación puede resultar incoherente. Pero como es fantasmático... me lo permito. No solo es una bestia, sino que además se divierte como una enana, y tiene iniciativa y sentido del humor. A partir de ahora, y supongo que por mucho tiempo, es mi ídolo. Y, en cuanto encuentre una foto suya, la coloco para que todos podais idolatrarla. Teneis que ir a ver Death Proof. Es la puta hostia. Y la banda sonora ni os cuento. No tengo palabras. Estoy pensando ir a verla una tercera vez, pero en dos semanas, lo mismo es demasiado hasta para mi.

Tras escribir toda esta parrafada me estoy dando cuenta de que últimamente esto se está convirtiendo en un almacén de mis mayores mierdas. Pero bueno, puede que eso fuera lo que se pretendía desde el principio. Voy a buscar fotos de mi ídola.

sábado, 15 de septiembre de 2007

Caótico Medem

Lema del día: La decepción ronda a sus anchas.

La última entrada era un avance. A pesar de que no sabía que esto sería así. Resulta que me llaman el otro día para quedar a comer, y aprovechar para ver la última de Médem, "Caótica Ana". Yo, aunque no había leído crítica alguna, sí había escuchado hablar bien de ella a alguna gente, y estaba esperanzado en que Médem volviera a sorprenderme y a gustarme como hacía años. No es que no me gustara Lucía y el sexo, pero no es lo que yo esperaba de él, y, sobre todo, no es una buena película, en general, por más que queramos salvarla. A Lucía la salvé, pero con Ana es imposible.

Me explico. Lo que a mi me gustaba de Médem, lo que me hacía llegar al éxtasis con el cine de Médem (y lo digo totalmente en serio) era esa especie de inmersión en lo etéreo, en lo no real, al que se llegaba desde lo terreno, la afectividad en susurros, la corporalidad dentro de lo poético... Todas esas cosas que han ido disminuyendo en intensidad en su cine hasta casi desaparecer en esta última. Decía el otro día que la bajada a lo terrenal de Médem me había jodido la vida, y no exageraba ni un ápice. El tener la oportunidad de dejarme llevar, aunque fuera de vez en cuando, con sus películas era una de las razones por las que no pegarse un tiro. Es verdad que ahora me dejo llevar, en general, y quizá por eso no lo necesito tanto, pero durante una época de mi vida, el cine era el único sitio donde me permitía volar. Y Médem era muy importante para eso.

A lo que vamos. Fui a ver Caótica Ana. Pues eso. Lo onírico de Médem (lo que todo el mundo aprecia) no es que Médem cuente sueños, es que los sueños se mezclen con lo real. De eso nada. Es una especie de mezcla de historia de detectives, de película oniroide, de realidad y ficción y fantasía... que se queda en eso, en un caos. Es todo un quiero y no puedo. No se sabe qué era, pero no consiguió lo que pretendía. Si se hace algo con sentido, debe tenerlo. Si no, no. Y en medio la guerra de Irak, el conflicto Saharahui... que no digo yo que no sean motivos/argumentos para hacer una película, pero, por favor, con algo de sentido. Lo mejor es el personaje de Bebe, con diferencia, que se dedica a hacer de ella misma, pero parece sacada de una película de Almodóvar. Nada se entiende, sobran la mitad de las imágenes, la mitad de los personajes, los diálogos son de baba (Médem nunca los hizo especialmente buenos, pero como lo que importaba no era eso...). Que me encantó, vamos.

Luego me dio por pensar que, lo mismo, con mi aburguesamiento, me había dejado de gustar el cine raro. Quiero comprar el fotogramas para leer lo mal que voy últimamente en el terreno intelectualoide. Pero creo que no es así. Me di cuenta de que yo, lo que quería en realidad, era que Medem hubiera hecho la segunda parte de Vacas (que es mi preferida) o de La ardilla roja. A partir de ahí, la cosa empezó a fluctuar.

Para resarcirme, salí de todo el universo medemiano, y ayer me tragué el montaje del director de Alien, el octavo pasajero (podría hablar aquí de como Ridley Scott es capaz de lo mejor y lo peor, pero bueno...). Unos amigos míos se cabrearon mucho cuando no fui a ver a otra amiga, recien parida, y me quedé viendo la película. Yo creo que es prácticamente ver lo mismo que un parto. Se trata de que hay un parásito que se ha aprovechado de un ser humano, sale al exterior dejando al ser humano hecho polvo, y luego, a medida que se va desarrollando, va dando mucho por culo. Si le quitamos el componente afectivo, y somos capaces de reconocer que todos hemos sido (y alguno sigue siendo) un parásito, la analogía es prácticamente perfecta. Pero es como cuando hablo de comprar niñas chinas. A todos los padres o los que aspiran a serlo se les comen los demonios, y comienzan a sacar las cosas de quicio. Y es que hay cosas para los que la gente no tiene sentido del humor. Claro que ellos piensan que el problema es mío...

En fin, que ya llegó por fin el disco nuevo de los planetas, que me encanta, y el de Iván Ferreiro, que también, aunque dura menos todavía que el primero, lo que ya era difícil. De ellos hablaré otro día. Ahora me voy a hacer la compra.

martes, 11 de septiembre de 2007

Fanatismos

Lema del día: Nada nunca es tan bueno como parece.

Yo siempre fui muy fan. Al fin y al cabo, ser fan es un estilo de vida. No veo, ni nunca vi, nada de malo en seguir a pies juntillas a alguien, siempre y cuando sea bueno, o siempre y cuando lo que haga/diga esté en relación con lo que cada uno sienta. El fanatismo se basa en que haya algo o alguien con quien uno se identifique, de un modo real o fantasmático, y sirva como espejo donde mirarse. No tiene nada que ver con el fenómeno fans. El ser tonto del culo no es nada admirable. Debe dirigirse a algo que destaque por algo que llegue a las tripas, por algo que llegue, en general. El problema es que, para que sirva en ese modo, el objeto debe ser real.

Para ser fan no valen los mitos. Y más cuando los mitos ya cayeron. De nada sirve que hayan existido, por poner un ejemplo, Hitchcock, Buñuel, Hawks, John Ford, Chaplin, Welles... Ya no están entre nosotros, y además, en mi caso, ni siquiera me sobrevivieron (a mi nacimiento, se entiende). El año que nací yo, no sabemos qué planetas reinarían, pero murieron Elvis, Groucho, Charles Chaplin... Todo hacía vaticinar que la cosa no iba a ir bien.

En lo musical casi ni quedan mitos. Los únicos los que murieron jóvenes y en trágicas circunstancias. Janis seguirá en el recuerdo, Jimmy Hendrix sólo es tan bueno por su vida y muerte... y así ... Los supuestos míticos ya no lo son. Para mi nunca lo fueron.
Los Beatles se habían disuelto y se dedicaban a ir haciendo el ridículo. John Lennon tuvo el mal gusto de ser asesinado justo el día que yo cumplía tres años, y todo gracias a haberse liado con la japonesa hijadeputa, y dedicarse a hacer el payaso públicamente. Paul McCartney se convirtió en aspirante a protagonizar un episodio de cambio radical, aparte de hacer canciones pegajosas que nadie recordará. Harrison nunca se supo donde estaba ni de dónde había salido, y Ringo siempre fue un poco friki.
De los Rolling qué decir. Ya han pasado por todos los centros de desintoxicación de este planeta. Ahora esperan que abran uno en Marte, para inaugurarlo. Se caen de cocoteros, se lían con modelos que les sacan la cabeza (y los billetes)... Otros que no han parado de hacer el ridículo.
Los Clash siguen por ahí, por lo visto, aunque viviendo de las rentas...
Los Sex Pistols nacieron y murieron con mi nacimiento. Gracias a Sid Vicious están donde están, porque si es por el señor Rotten, no pararíamos de reírnos de ellos... y así hasta el infinito, y más allá.

Con lo que los mitos que podían haberse convertido en fanables (míos) no sirvieron nunca. Me dediqué a ser fan de todo lo que oliera a medio raro (que es lo que yo quiero ser en la vida) e intelectualoide. El problema es que, como bien han demostrado todos aquellos a los que durante mi infancia y juventud declaré amor eterno, no se puede confiar en nadie. Alaska ha hecho un último disco que es para enterrarlo (junto con su marido, cómo se puede ser más patético), Sabina se vendió al vil metal, Extremo sólo saca recopilatorios, Blur fue desmenbrándose hasta quedar en nada, Pulp desapareció de la faz de la tierra, Fito lleva tres discos haciendo el mismo, el Lichis ya no sabe lo que hacer (por mucho que todo lo que haga me guste), María Jiménez no está sobria desde hace años, Aretha volvió para cavar su propia tumba, todos los grupos de los ochenta demostraron que no daban más que lo que daban, Bumbury cada vez se parece más a una caricatura de si mismo,... Tan sólo me quedan Los Planetas, pero últimamente también estoy crítico con ellos, y las canciones instrumentales no las escucho. The Strokes, Franz Ferdinand, The White Stripes, son buenos, pero... caeran. Afortunadamente siempre nos quedará Rosendo, que, como sigue haciendo lo mismo, exactamente lo mismo, veinte años después...

En el cine poco más o menos. Lynch no para de resucitar... tras cagarla (¿A alguien le gusta la película sobre Twin Peaks?), Kieslosky, antes de morir, ya se repetía más que el ajo, Almodóvar se endiosó, empezó a autohomenajearse, y yo lo abandoné tras Todo sobre mi madre, Berlanga rodó Paris-Tombuctú para que yo pudiera cargármelo, Cronenberg es otro que no para de repetirse (por mucho que haga películas espléndidas), Médem bajó de lo etéreo y me jodió la vida, Bajo-Ulloa rodó Airbag, Egoyam es tan raro que sólo se lo puede ver en filmotecas, Won Kar Wai cuando no apasiona, aburre, Ang Lee se vendió a Hollywood tras rodar una de las mejores películas de los noventa (La Tormenta de Hielo), y de Zang Yimou mejor no hablo porque puedo reventar.

Todo esto viene porque mis fanatismos han ido cayendo a marchas forzadas. Prácticamente los únicos a los que les sigo debiendo lealtad son Álex de la Iglesia, Woody Allen y Quentin Tarantino. Pero a estas alturas tampoco soy fan de ninguno de los tres. De la Iglesia es un poco megalómano, Allen también se repite mucho (hacer una obra maestra anual durante 40 años seguidos es complicado, pero eso de plagiarse a uno mismo...) y Tarantino... El otro día vi Death Proof. Se la recomiendo a todo el que quiera pasárselo bomba en un cine. Cualquiera que se imagine algo parecido a Planet Terror que no vaya. Es una película tarantiniana pura. Poca, pero espléndida, acción, y mucho hablar sobre el cielo, el mar, las estrellas, la televisión, los comics, la música... Y no llega a las dos horas. Resalto esto último porque, uno ha dejado de ser fan, pero es entusiasta. Tras ver Death Proof me dio por recuperar todo lo que ha hecho Tarantino y tragármelo. Sigo creyendo que Reservoir dogs es su mejor película, con mucho, por más que me pueda poner verde cualquier crítico. Y es su mejor película porque controla el tiempo. El problema de Tarantino es el tiempo. Y es que no tiene medida. Si que es cierto que yo no quitaría ninguna escena de ninguna película suya, pero, reconozcamoslo, Pulp Fiction funcionaría mucho mejor con media hora menos de metraje, o como tres películas independientes, Jackie Brown sería una obra maestra si no fuera porque le sobran, como mínimo, veinticinco minutos, y Kill Bill podía haber durado hora y media (ambos volúmenes juntos). Pero a Tarantino le gusta que disfrutemos de lo que es capaz de dar. Quizá sería bueno aconsejarle que, en vez de hacer cinco películas en dieciseis años, podía, como Woody, rodar anualmente, pero, por favor, de forma que no terminara agobiando.

Para el resto de los descubrimientos llegué tarde para hacerme fan (Haneke, Kim Ki Duk y la mitad del cine coreano, Haynes, Arcand...),aunque todavía sigo siendo entusiasta cada vez que descubro algo que me emociona de un modo u otro. Pero los fanatismos, ese espejo donde me miraba y me reconocía y me identificaba, me han ido abandonando. Lo que era una forma de vida se ha convertido en algo del pasado. Y lo peor de todo es que no lo hecho nada de menos, y no es resignación. Me he dado cuenta de que no los necesito.

Será que estoy mayor.

lunes, 3 de septiembre de 2007

Reencuentros

Lema del día: No te olvides nunca la insulina en el bolso.

La última boda del año (la última a la que pienso ir, por si acaso llueven más invitaciones) ha dado para mucho. Ya he dicho que no voy a dar crónicas de las mismas, pero el fin de semana dio para más de lo que esperaba.

En realidad, cuando iba el viernes camino del aeropuerto, se me ocurrió que podría hablar de mi debilidad por los uniformes (uno es muy mariquita para ciertas cosas). Pero como contar fantasías sexuales de como me podrían sodomizar una pareja de guardias civiles buenorros puede escandalizar a los amigos puris, por mucho que los conceptos "guardias civiles" y "buenorros" sean, salvo honrosas excepciones, casi antagónicos, he decidido hacer otra cosa.

La culpa la han tenido los amiguitos, que, por fin, son lo único que me queda en Sevilla (aunque alguno esté en la playa). Tras meses sin saber nada de nadie, que es mi motus operandi habitual, como todos sabéis, me he vuelto a reencontrar con mucha gente, y he cometido muchos excesos (algunos de ellos muy socorridos y muy necesarios), que es lo que me pasa siempre que la afectividad se desparrama. Lo de la insulina no es coña. El nivel de endulzamiento generalizado era para el empacho continuo. Afortunadamente hay escapatorias para no estar teniendo que escuchar cosas bonitas de uno mismo, cosa que a mi me pone muy nervioso, por mucho que todo lo bueno que se diga de mi sea verdad, todos sois conscientes de ello. He llegado a la conclusión de que si no estoy bueno no es por vagancia, sino porque sería injusto para el resto de la humanidad. Hay que dejar algo para los demás.

Me he dado cuenta de que cada uno tenemos maneras distintas de hacernos mayores. Mientras algunos aprovechamos para hacer todo lo que no hicimos en la adolescencia (como dicen en South Park, hay un sitio y un lugar para todo, y eso es en la universidad), otros se vuelven bastante más tiernos con el consiguiente aumento de pegajosidad en el entorno. Me sigue sorprendiendo que haya determinada gente que se emocione, tanto tiempo después, porque estés lejos. Yo ya volví a chaparme, y me molesta la catarsis en general, y más si tiene que ver conmigo en particular. Así que salgo huyendo.

Hay gente que no he podido ver, por aquello de las vacaciones, y no se si alegrarme, porque no hubiera tenido estómago para tanto dulce. Sabéis mis teléfonos, algunos de mis correos... así que podéis dar señales de vida cuando queráis...

Lucía y Santi me aconsejaron que hiciera una revisión de grupos-cantantes que hubiera que conocer por algún motivo u otro. Es una de las cosas que tengo pendiente para estos días de paz y tranquilidad sin bodorrios a la vista. Pero primero tengo que repasar para no dejarme nada que conozca. Si sabéis de grupos interesantes, en el sentido de divertidos, cachondeables, frikis... me lo mandáis al mail, por favor, para poder hacer la selección completa.

No se quien me sugirió también algo, que no recuerdo. Así que se aceptan sugerencias sobre lo que hablar. Las fantasías sexuales con los guardias civiles no pienso escribirlas aquí, aviso.

A todos los que sabéis que os las tengo que dar, muchas gracias por todo.

Dios!!!!!! Lo que habéis conseguido. Os odio.

domingo, 26 de agosto de 2007

Encuentros televisivos

Lema del día: No intentes farolear a un farolero.

Que South Park es, probablemente, la serie más coherente que ha dado nunca ningún tipo de televisión no debe ser algo que sorprenda a nadie. Parker y Stone nunca han dado mejores resultados que aquí, a pesar de distintos intentos cinematográficos (incluido un largo sobre la misma serie). La calidad podría ser más o menos discutible (para mi no lo es), pero el hecho de que a lo largo de las distintas temporadas no decayera nunca la mala hostia y la capacidad para escatologizar y hacer chistes respecto a todo hace que sea, quizá, una de las pocas series que jamás te defraudan. Y entiendanme. En todas las series hay capítulos más o menos flojos, pero no termina de sorprender que, cuanto mejor comienza una serie, más fuerte cae lo que al principio enganchaba. A la mente me vienen, sin ir más lejos, A dos metros bajo la tierra, cuya primera temporada, memorable, dio paso a una inmersión en lo dramático que se cargó todo lo que más gustaba de la serie. No es que se convirtiera en mala, pero si que dejó de tener que ver con lo que era al principio. Mujeres desesperadas, aunque con un punto mucho más americanoide, en el sentido de la moralina, me refiero, también va perdiendo fuelle a marchas forzadas, y mi último descubrimiento (aunque no es reciente, si es de lo mejor que están poniendo ahora mismo en televisión, en La Sexta, a horario absolutamente inapropiado), Me llamo Earl, mezcla la mala hostia con una carga nacionalista y/o moralizante que, por mucho que no consiga que la serie caiga en lo ridículo, si que merma la capacidad crítica y/o risible del producto.

La cosa es que hoy, saliente de una guardia espantosa, llevo todo el día metido en casa, viendo, por tercera vez, la primera temporada de Me llamo Earl, que me dejaron unos amigos, y todos los capítulos que tengo grabados de South Park (lo que empecé grabando era Queer as Folk, que nunca fue buena, la seguía por aquello del activismo, pero que ya aburre a las ovejas). Es curioso como de la primera los chistes van perdiendo gracia a medida que se ven, y de la segunda me se todos los chistes y aún así no puedo parar de reirme. Quedan para la memoria muchas de las muertes de Keny, algunos de los carteles que se ven repartidos por toda la escuela primaria de South Park ("Si no tienes padre es que eres un bastardo", por ejemplo), como se meten con muchos famosos (diciendo cosas que no sabemos como no los han llevado a la cárcel) y algunos capítulos. Por nombrar de los recientemente emitidos, los dos capítulos sobre la búsqueda del padre de Cartman (especialmente el segundo) y otro en el que Barbra Streisand obtiene el diamante de Panteo, que aparece en South Park, convirtiéndose en mega-Streisand, y que es vencida por mega-Robert Smith, mientras Jesucristo grita "Es nuestro Salvador". A mi este último me gusta especialmente. El dibujo es malo, grotesco, y muchos chistes absolutamente desagradables, pero, a pesar de las apariencias, es una serie donde no se deja nada a la improvisación, y todo está cuidado hasta el máximo detalle. Lo bueno que tiene sabérsela de memoria es que pueden observarse cosas que no habías visto antes.

La cosa es que yo hace no se cuantos años que no veo un capítulo nuevo (no se si los ponen en horario desconocido o si no hay, nunca me termino de enterar de esas cosas), pero me parece lo mejor que se está poniendo. Yo me estoy bajando todo lo que encuentro en la mula de la serie, además de intentar recuperar Doctor en Alaska. Es una pena el dinero que nos gastamos en televisores de última generación y/o aparatos de TDT para esto.

lunes, 20 de agosto de 2007

Dime que si

Lema del día: Cuando es mejor no levantarte, nunca hay nadie que te ate a la pata de la cama.

Hoy me levanté deprimente. Ese es un estado de ánimo peculiar, que yo tengo cuando duermo poco, fundamentalmente, y que consiste en algo así como que si estallara el universo en general no te importaría lo más mínimo. No hay que confundirlo con depresivo, ni trágico ni melodramático (que son mis estados más insoportables, también en general), esto es mucho más pasivo. No te encuentras mal de ánimo, aunque te emocionan las cosas de la familia, y te tiras todo el día escuchando los primeros discos de Los Planetas. Sin que eso quiera decir nada. Aprovecharé el momento para hacer un ligero homenaje al mejor grupo de la historia de la humanidad humana (y del universo entero), al menos para mí. Y es que todos somos fan de algo, aunque no sepamos muy bien por qué, y somos un poquitín exagerado al valorarlos. Espero como agua de mayo la llegada a mi casa de su nuevo disco (que la Fnac me servirá gustoso en los próximos días), pero recuperaré algunas letras antiguas, que hacen que este día sea todavía más tremendo de lo que ya está siendo:

"Hay algo que no funciona ¿Qué puedo hacer yo para dejar de ser así" (Pegado a tí, Medusa)

"Por si acaso quédate cerca de mí, a mi lado" (Mi hermana pequeña, Medusa)

"Quiero ver sus caras cuando sepan de verdad lo que es el miedo" (El centro del cerebro, Medusa)

"No queda nada que prolongue mi parada en este mundo, ni un solo minuto" (De viaje, Super8)

"Si todo va tan bien, si todo es tan sencillo, ¿Por qué este vacío que siento?" (Si está bien, Super8)

"Sólo enseñame, para que pueda ver, porque en mi vida he fracasado una y otra vez" (Jesús, Super8)

"¿Qué puedo hacer?, si no puedo hacer nada para acabar con algo que no acaba" (Desorden, Super8)

""Piensas que me entiendes, pero no sabes nada sobre mi" (db, Pop)

"Todo lo que pensé que nunca haría anda por aquí, está tan cerca que casi está dentro de mi" (Una nueva prensa musical, Pop)

"Podría hacerte daño ¿dejarás que te haga sufrir? Mi dulce y tierna niña, dime que sí" (La máquina de escribir, Pop)

"Puedo hacer que no haya sol, puedo hacer que no lo veas, y que nadie lo recuerde nunca más" (David y Claudia, Pop)

"Y si esto te hace daño, si te puedo hacer sufrir, ha servido para algo, por lo menos para mi" (Segundo premio, Una semana en el motor de un autobús)

"Porque nunca pasa nada, nada es como esperaba, cada vez que intento hacerlo, apareces justo en medio y salta por los aires cuanto planeé" (La playa, Una semana en el motor de un autobús)

"De un millón de formas lo intenté, y no sirvió de nada" (Parte de lo que me debes, Una semana en el motor de un autobús)

"Tendré que ser más claro, si lo hago ¿quién me va a entender?" (Un mundo de gente incompleta, Una semana en el motor de un autobús)

"Iba a hacerlo esta mañana, levantarme de la cama, comprar algo de comida y empezar con otra vida" (Línea 1, Una semana en el motor de un autobús)

"Así que elijo lo que tengo más cerca. Por lo menos tendré la certeza de que existo, de que puedo decidir, de que elijo por mí, sólo por mí" (La copa de Europa, Una semana en el motor de un autobús)

"Puedes buscar por tierra, puedes buscar por aire, que como yo te he querido, no va a quererte nadie" (Santos que yo te pinté, Unidad de desplazamiento)

"Voy a salir, tengo repletos los bolsillos. Sólo lamento haberte conocido" (Maniobra de evasión, Unidad de desplazamiento)

"Y si queda algo que se pueda salvar, lo vas a destrozar. Y a mi ya me da igual, yo ya estoy en otra parte" (Anuncio para coches, Unidad de desplazamiento)

"Puede que te quiera, puede que no sea así, puede ser que tu mierda me ha dejado de influir" (Vas a verme por la tele, Unidad de desplazamiento)

"Y se acaba la película y los malos van venciendo " (Que no sea Kang, por favor, Unidad de desplazamiento)

"Y no he vuelto a pensar en ti hasta que he llegado a casa, y ya no he podido dormir como siempre me pasa" (Un buen día, Unidad de desplazamiento)

"Me preguntaste si estaba asustado, yo no sabía que decir, sólo pensaba que no me importaba morir" (la cara de Niki Lauda, Unidad de desplazamiento)

"No te puedo prometer que cambiaré, no se si podré hacerlo, pero se que eres todo lo que quiero" (Canción para ligar (o para que no me dejes), Unidad de desplazamiento)

"Todo esto que jamás podré comprender, lo que obtuve a cambio de intentar hacerlo bien" (Corrientes circulares en el tiempo, Encuentros con entidades)

"Entran ganas de apostar por el caballo ganador" (El artista madridista, Encuentros con entidades)

"Y las promesas que no puedes mantener, no las deberías hacer" (Mil millones de veces, Encuentros con entidades)

"Así que deja que termine lo que he empezado, si aún no está claro, es lo único que se hacer" (Temporalmente, Encuentros con entidades)

"Lárgate ya de verdad, que sería una suerte si no vuelvo a verte en los próximos años" (Pesadilla en el parque de atracciones, Encuentros con entidades)

"Cuando no pueda defenderme te puedes acercar para terminar conmigo" (El golpe de gracia, Contra la ley de la gravedad)

"Que lo que te has llevado me lo tienes que pagar" (Devuélveme la pasta, Contra la ley de la gravedad)

"Si tú no te quieres venir, pues mucho peor para tí, seguro que alguien entrega su vida por mí" (Y además es imposible, Contra la ley de la gravedad)

"Van a hacerme presidente de los estados de ánimo, vamos a manipular los resultados" (Canción del fin del mundo, Contra la ley de la gravedad)

"Y mi vida sería más sencilla si consiguiera explicar lo que pasa" (Nunca me entero de nada, Contra la ley de la gravedad)

"Guárdame dentro un sitio, necesitaré cobijo, cuando vuelva de viajar alrededor" (Experimentos con gaseosa, Contra la ley de la gravedad)

"Si necesitas una mano ya sabes donde tienes que llamar para que te den de lado" (No ardieras, Contra la ley de la gravedad)

"Sale el sol, pero no tengo las pruebas" (Sale el sol, Contra la ley de la gravedad)

Me he saltado Canciones para una orquesta química y los singles, pero es que ya era demasiado. En el fondo todo tiene un toque muy romántico, aunque no lo parezca, ya lo sé, pero es lo que tiene estar deprimente. Me voy a matar bichos en el Doom.

lunes, 13 de agosto de 2007

Y en esto llegó el verano

Lema del día: Bill Gates es como Fomento. Cada cosa que se les ocurre es más difícil que la anterior.

He decidido lo que debería haber sabido desde el principio. Que mis crónicas boderas acabarían antes de empezar. Me explico: no es que no puedan ser interesantes o que no se pueda sacar punta a muchas cosas (especialmente a los atuendos de alguno que otro), pero el dedo es mejor quitarlo de la llaga. El grado de patetismo que puedo alcanzar en una boda es tan alto que mejor no hacer sangre. Y el tener que dejar constancia y que lo lean los amiguitos (por mucho que ya estén acostumbrados a ello) no me parece la mejor manera de mantener mi reputación, sea la que sea (cada vez lo tengo menos claro). Afortunadamente, el exceso de alcohol ayuda a que no recordemos la mitad de lo que pasa (también hay algún mecanismo de defensa, pero es mucho mejor echarle la culpa a los demás), con lo que quedarían incompletas. Por lo cual, se acabó. No hay crónicas boderas.

En lugar de eso, voy a optar por hacer lo que más y mejor se hacer: quejarme. Y es que razones tengo últimamente más que de sobra. Podemos empezar por la informática. Y tendríamos para rato. Por no ser pesado, lo resumiré en una sola frase: odio a Microsoft. ¿Por qué se empeñan en jodernos la vida? Ya estareis informados del fallecimiento de mi antiguo ordenata (no se puede tener un portátil permanentemente descargando cosas de la mula), con la consiguiente pérdida de información (mi diario, lo siento Ricardo, pero no podrás volver a leer semejante obra de arte; los apuntes de la oposición; un par de bases de datos; porno, música y otras lindezas que no recuerdo, y que, por tanto, tardaré siglos en recuperar, ya que mi memoria no da para mucho últimamente; etc...) y el posterior gasto y envío (larguísimo) del nuevo. Un Toshiba último modelo con 200 gigas de memoria, bluetooth, cámara, y doscientos millones de polleces más que no se para que sirven, que vendría a suplir a mi pobre y querido fallecido. Pero el pequeño dato que fallaba es que ya no venden el XP. Por lo tanto, por cojones, tenemos el Windows Vista, que, aparte de no dejarte hacer absolutamente nada sin preguntarte (y bloquearte antes el chisme), se cuelga todavía más que el anterior y no te deja reproducir la mitad de las cosas que bajan. No puedo con él.

Con la Renfe tampoco. También es culpa del Vista. Es un sistema tan moderno que no deja que la mitad de las cosas (incluida mi impresora portátil de 270 euros) funcionen (No es compatible con Vista). Y digo yo, si la tecnología está para hacer las cosas más sencillas, por qué lo complican tanto. Todo es una mierda. Que sepais que el Nero tampoco es compatible con Vista. Yo lo voy a seguir intentando con otras versiones.

La cosa es que este fin de semana, que junto con el miércoles en forma de puente, vuelvo a vivir la odisea para ir a casa de mi madre, que ya se sabe que no hay más que una, y hay que ir a verla, por mucho que falten las ganas. Saqué un billete que intenté imprimir, pero el programita es muy moderno y no me deja. La puta que los parió.

En fin, llamaré mañana a atención al cliente (creo que tienen mi número fichado por inútil, es la tercera vez esta semana) para ver qué puedo hacer. Y luego haré la maleta para ir al pueblo. Dios, qué asco.

Ahorraré información acerca de trasbordos (y trastornos) que me ocasionará el viaje, básicamente porque con que sufra uno ya es bastante. Pero acordaros de mi el miércoles y el domingo. Me pasaré medio día en ruta, y en distintos medios de transporte. Y con retrasos, seguro.

Nota cultural: podría empezar a hablar de fiestas populares, pero no tengo ganas, y al final no fui al Lomo Magullo (con la tajada que me cogí en la boda del sábado... mejor no acordarse). Pero recomiendo, si alguien pretende hacer visita, vengais pa la Rama del año que viene. Es la mejor fiesta de la historia. Primer fin de semana de agosto.

Y con esto y un bizcocho... qué semanita me espera. Y a la siguiente guardia, y a la siguiente boda... ¿Para cuando un fin de semana para mi?

sábado, 11 de agosto de 2007

He vuelto

Lema del día: A todo el que se casa le llega el divorcio.

Una amiga me sugirió hace unas semanas que podía hacer un test para ver si el resto de la humanidad os habías enterado de lo que conté del viaje a Cuba. Como he estado sin ordenador un mes, me ha dado tiempo, así que, entre las crónicas boderas, insertaremos este test para ver si habeis hecho los deberes y sabeis algo de lo que refleja el texto o de lo que se deja entrever. Son diez preguntitas, y al final, las soluciones:

1. ¿Qué es lo más importante para Mari a la hora de viajar?
a) la barra de labios.
b) el antiparásitos.
c) el jabón lagarto.

2. ¿Qué es lo que hay que hacer cuando te acosen en la playa en Cuba?
a) volver la cabeza.
b) marcharse.
c) llamar al acosador cerdo e irse a buscar a la policía, dejando a tus amigos solos e indefensos.

3. ¿Dónde hay que buscar mariquitas en Cuba?
a) al lado de la policía.
b) por cualquier parte los encuentras.
c) apoyadas en los quicios.

4. ¿Qué hay que hacer en cuanto se llegue a cualquier ciudad cubana?
a) saber dónde se compran empanadillas.
b) saber dónde se saca dinero.
c) saber dónde están los jineteros e irse de cabeza allí, para luego tener de qué quejarse.

5. Si te dan instrucciones para llegar a alguna parte...
a) las seguis a rajatabla.
b) desconfiais, pero lo probais por si las moscas.
c) negais que os hayan dicho algo, y haceis todo lo contrario.

6. Cuando se te acercan doscientos millones de cubanos:
a) te van a regalar dinero.
b) te van a preguntar si te atropellaron con la bici en Fuencarral.
c) te van a pedir propinas, pen, stylos, shabones y/o regalos, o te van a ofrecer paladares, o sexo...


7. El clima en Cuba es:
a) mediterráneo.
b) ártico.
c) variable, según estés o no en una guagua u organismo oficial.

8. ¿Cuál es la actividad fundamental de cualquier turista en Cuba?
a) reconstruir La Habana Vieja.
b) seducir cubanos.
c) dar propinas.

9. ¿Qué hay que hacer cuando te encuentras con la misma persona en todas las paradas del viaje?
a) salir huyenddo, porque seguro que es un terrorista que viene a por tí.
b) tirártelo.
c) volverle la cara a la más mínima oportunidad.

10. ¿De qué nacionalidad es el danés?
a) nigeriano.
b) danés.
c) Conchita lo está averiguando.

Mayoría de respuestas a): ¿Que habeis leído? Porque esto no, desde luego. A repasar.

Mayoría de respuestas b): Puede que seais más razonables que nosotros, pero no os habeis enterado de nada.

Mayoría de respuestas c): Muy bien. Un azucarillo para cada uno.

martes, 17 de julio de 2007

Requiem

Lema del día: Todas las cosas pasan siempre en el momento más inoportuno.

MI PORTÁTIL HA MUERTO.
VIVA MI PORTÁTIL.

Ruego un responso por aquel que tan buen servicio prestó a mi causa, y que aguantó durante cuatro años lo que ningún ser humano, animal, vegetal o electrónico hubiera sido capaz de soportar, y menos durante tanto tiempo: a mí.
Debido a ello, este blog se encuentra de luto oficial, y no volverá a sufrir actualizaciones hasta que me traigan el portátil nuevo, que todos esperamos, sustituya con igual eficiencia al recientemente fallecido.
¡Que Dios (que no existe) lo tenga en su gloria!

viernes, 13 de julio de 2007

De boda en boda. Capítulo primero.

Lema del día: Si se encuentra bien, no se preocupe. Se le pasará (en cuanto llegue de vacaciones).

Las vueltas de vacaciones son siempre espantosas. Te encuentras con todo lo que se tendría que haber hecho en tu ausencia, básicamente porque no contratan a nadie para sustituirte. Como yo lo sabía, y el viaje a Cuba me había cambiado mucho la percepción de las cosas (haciendo que apreciara cada vez más mi carácter puramente consumista), decidí, el primer día tras volver a Las Palmas, para terminar de disfrutar un poquito, irme de rebajas. En ellas esperaba encontrar, aparte de ropa para este verano, porque he adelgazado y todo lo que me compré el verano pasado me queda grande, lo que precisaría para lo que va a ser el leit motiv de mis próximos dos meses de vida: traje para las distintas bodas.

Las bodas son unas celebraciones que consisten en que unos "amigos" tuyos (estoy un poco susceptible con el tema) se arruinan con la excusa de firmar un papel, y, como venganza contra el mundo, te hacen arruinarte a ti entre trajes, viajes (recuerdo que vivo en Canarias, y en verano los billetes salen por una pasta), regalos y donaciones en el acontecimiento (trozos de corbata del novio y de la liga de la novia, que no sólo se hace en las bodas de pueblo). Leido lo leido, puede parecer que yo sea un poco rácano, pero todos sabeis (incluida La Caixa) que no es así (de hecho me acaban de mandar la Visa Oro y me han aumentado el crédito de la normal por todo lo que gasto). En realidad lo que pasa es que yo el dinero prefiero gastármelo en mi, que soy la persona que más quiero en este mundo. Muac, muac.

Como iba desesperado buscando un traje de Hugo Boss, me compré dos. Uno de Adolfo, que ya a estas alturas está a punto de hacerme socio del negocio (la tienda de Viera y Clavijo no se sostendría si no fuera por mí), y otro de Pal Zileri, que, para los no entendidos, es una firma italiana de trajes de muy buena confección y precio inquietante (pero como estamos en rebajas, y después de todo lo que gasté en Cuba, entendía que yo me lo merecía todo). Como una cosa son las obligaciones y otra el gusto, terminé de hacer rico a Adolfo comprándome todas las camisetas de la serie del Corto Maltés que me faltaban, y alguna cosa para trabajar, y una camisa de Hugo Boss que me encantaba para el segundo traje, si hubiera sido de manga larga. Los pantalones los dejé para otro momento, aunque mucho me temo que no voy a llegar al remate.

Como me quedé pelado (porque uno no es rico aunque ejerza), no he podido visitar más rebajas. Mi vestidor, donde ya no me caben zapatos (ni calzoncillos, ni calcetines, ni camisas, ni abrigos...) me lo agradece, pero a mi se me llevan los demonios. Sobre todo cuando pienso en lo que llevo gastado en ese gimnasio al que no voy desde abril (creo que ya os conté que domicilié el pago para obligarme a ir...) y otras muchas superfluosidades que no utilizo (¿sabeis de la máquina de depilación mediante calor que me compré? Puede dar para mucho). Y es que vengo consumista, ya lo he dicho. Para lo único que he podido ir de tiendas es para buscar camisas y zapatos para los trajes, que no tengo manera. Me recorrí el otro día todo Triana (zona comercial de Las Palmas, este año no vuelvo por Sevilla, en principio, salvo a una de las bodas, que no se me cabree nadie), entrando, al borde del suicidio, incluso en Zara, con el asco que me da. Pero nada. Lo de los zapatos ya es cabreante. Todo lo más arregladito es con terminación en punta, y yo tengo el pie ancho, así que veremos a ver. Y más para lo que me duran puestos los zapatos (ya advierto: en cuanto me duelan los pies me pongo botines o me quedo descalzo, lo hago en todas las bodas, no os penseis los implicados que las vuestras van a ser distintas). No puede ser.

Decidí esperar a tener los trajes arreglados de bajos y esos ajustes para ir con ellos a ver qué coño me compraba (como no encuentre nada llevo una de las camisetas del Corto, lo digo desde ya), pero no he podido ir porque he estado terminando la información del viaje a Cuba de este blog, el diario conjunto, pasando al ordenata mi diario propio... y dejando para mañana la plancha. A ver si voy el lunes, que estoy salido de guardia, porque el domingo me han convidado a pasar el día en el hospital, comida y cama incluida, y vosotros sabeis que hay determinadas invitaciones a las que yo no se decir que no.

Así que, como había que comprar, porque la naturaleza de cada uno es como es, he comprado comida para tres años (que me comeré antes, para recuperar lo que perdí en Cuba, y poder quejarme de que la ropa se me ha quedado estrecha), y, por fin, esta tarde, he encargado portátil nuevo por internet. Y como estoy tonto, no le he dado a la casilla de fraccionar el pago, con lo que, entre lo que le debo a la Visa y al Corte Inglés, no voy a tener en los próximos dos meses ni para cervezas. Si me veis en la puerta de la catedral, por favor, darme argo.

El curro estupendo. Ya me he ganado otra reclamación (en una semana y media, todo un record), y el año que viene no me van a pagar productividad. Pero yo con la cabeza muy alta, por supuesto. Y estoy hasta los mismos huevos de todo el mundo. Creo que un bar es el negocio más fácil de poner, así que me lo estoy pensando.

Por lo demás, todo tranquilo. Playita ocasionalmente (está el tiempo hecho un asco en Las Palmas, y para ir a la playa hay que bajarse al sur), donde sigo ligando con locas muy locas, reencuentros con los amigos, para despedir a los que se van ahora de vacaciones entre otras cosas, y muchas cosas todavía pendientes desde que llegué del viaje. Mañana es la romería de Gáldar. Me han invitado a ir, pero entre que no tengo traje de típico, y que este fin de semana pretendo, por fin, descansar un poquito (que ya va siendo hora, no duermo sin levantarme temprano desde hace casi dos meses), y que mi pocilga habrá que adecentarla un poquito (aparte de que necesito planchar para poder ir vestido por la vida), he declinado la invitación. Así que poquito más de momento. Tampoco estoy hoy especialmente inspirado, pero bueno.

Por cierto, ayer intenté ver el nuevo programa de Jesús Vázquez, que cada vez me cae peor. Aguanté, creo, cuatro minutos. Tres preguntas rondan mi cabeza: ¿A qué están esperando para darles una paguita por minusvalía a los guapos?; si los listos son tan listos, ¿qué hacen en ese programa?; y finalmente, el señor Vázquez, ¿cómo se atreve a mirar con aire compasivo a todos los concursantes si él bien podría entrar en el grupo de los guapos, dado que, aunque es un tío inteligente, no ejerce? Si alguien tiene las soluciones, por favor que me las diga.

martes, 10 de julio de 2007

De vuelta a casa.

Lema del día: Cuando menos te lo esperas, la liebre viene a buscarte.

Se acabó. El viaje llegó a su fin. Y por tanto, la edición de lo que iba a ser este blog también. La cosa es que lo he pensado, y, para evitar que vuestras vidas queden vacías sin poder disfrutar de mí, seguiré contando mis peripecias veraniegas (bajo el título provisional de De Boda en Boda), que tampoco tendrán mucho que envidiarle a las ya referidas (y es que aunque no pase nada, uno sabe sacarle punta a todo).

Llegamos a La Habana. Efectivamente, tal y como pongo en el título, fue como llegar a casa. Todavía no logro entender muy bien por qué, con el recuerdo de lo que habíamos pasado al principio, pero la sensación fue esa. Nos bajamos de la guagua, que nos había dejado cerca del hotel, y nos fuimos andando, como unos havaneros del Vedado más, hacia el hotel Vedado, nuestra primera y última residencia en la isla. Salvo porque nos dieron habitaciones bastante mejores que al principio (para eso sirve ser educado cuando otros no lo están siendo) y que el bufet había empeorado considerablemente, no hubo grandes cambios. Bebimos muchos mojitos, arropados por una lluvia que salió con nosotros de Varadero, y nos acompañó durante todo el primer día, y comimos mucho en una cafetería al lado del hotel, porque somos de costumbres. Conchita se pasó mala todo el día por sobreingesta de café, al autodiagnosticarse una lipotimia que no tenía, y los demás nos dedicamos a arreglar el billete de vuelta a Las Palmas de Mari, que lo había sacado antes de su vuelta de Cuba.

Tras cenar en un restaurante al lado del hotel, porque Mari tenía cargo de conciencia con un camarero en edad de jubilación que le llevó una ensalada mixta algo pobre la primera vez (pepino y tomate), decidimos bajar al malecón. Conchita se retiró pronto, porque el café le duraba todavía. Unos prácticamente bebes nos invitaron a un cucurucho de cortezas, aunque nadie les dio las gracias hasta que nos fuimos, y Mónica se dedicó a hacer amiguitos con un chaval de Baracoa que estaba siendo algo pelma. Luego tuvo cargo de conciencia ella también y decidió que habría que volver para ir a Baracoa a pedirle al chaval una ensalada mixta.








El callejón de Hamel






Al día siguiente, y dado que ya habíamos repartido media maleta por el camino y no nos gusta viajar sin sobrepeso, para poder quejarnos
de lo que nos cobren, salimos a comprar regalos. Antes nos pasamos por el callejón de Hamel, una especie de sitio graffiteril, pero de artistas reconocidos. Nos gastamos lo que llevábamos encima en camisetas en la casa de las tradiciones (donde venden todo tipo de merchandising cubano, bastante más caro que en el mercadillo de al lado, pero nosotros seguíamos concursando), nos recorrimos media Habana Vieja buscando la CADECA (caja de cambio). Fuimos nuevamente conscientes de que la Biblia de Lonely Planet iba a ser el best seller del año, y de lo que une un libro en un país extranjero. La cosa es que otros bebes con Biblia en inglés, nos vieron la nuestra (que por fin usamos para hacer algo de lo que decía) y les ayudamos a interpretar el mapa. Como somos muy típicos, ya que estabamos al lado del Floridita, y Hemingway ha hecho más por Cuba que Rappel por los tangas de leopardo, decidimos emborracharnos a daikiris, comprar otro si-di y dar propinas, mientras nos congelábamos de frío, y miles de cubanos esperaban por la ventana nuestra salida para pedirnos shabones. La tapicería de las sillas del restaurante no tenía desperdicio.








La tapicería de las sillas del Floridita






El acoso cubano se transformó en esta ocasión en un leve rumor. Como ya dije, creo que fue, en nuestra primera visita, más el impacto que otra cosa. Porque en esta ocasión, íbamos despachando gente con muy buena educación y mucha soltura, negociando con e
llos, y mostrándonos, por una vez, absolutamente encantadores (salvo cuando se cruzaban los cables con chavales de Baracoa).

Una vez borrachos, volvimos a seguir quemando la Visa al mercadillo de Artesanía, al lado de la casa de antes, para seguir comprando recuerdos. Cuando nos hubimos gastado casi
todo lo que teníamos, regresamos al hotel con la excusa de dejar allí las cosas, aunque lo que queríamos era un mojito.









Anochecer en el malecón





Mari y Mónica se fueron a ver anochecer desde el malecón, donde, dicen, estuvieron muy amables, aunque les gritaran mentirosas porque nadie se creía que fueran españolas. Conchita y yo decidimos descansar un poco, y largarnos después por el Vedado para descubrir sitios típicos donde poder pasar la noche. Tras cenar, fuimos a una zona del malecón donde Conchita recordaba que había movimiento, aunque el movimiento, como ya vimos desde el taxi, estaba al
lado de nuestro hotel. Como era tarde, el movimiento se había movido, y nos trasladamos (por fin) a La Zorra y el Cuervo. Este garito, de entrada considerablemente cara, es un club de jazz latino donde hacen actuaciones en directo, que está al lado del hotel, y al que habíamos querido ir desde el principio, aunque nadie lo intentó. Vimos un concierto estupendo de un pianista del Buena Vista Social Club, y Conchita le compró un si-di que él firmó con mucho cariño.








La Habana de noche





Mari y Mónica se retiraro
n a dormir, porque ya habían tenido muchas emociones, y Conchita y yo, que decidimos hacer justo esa última noche lo que habíamos pensado hacer antes de llegar a la isla, es decir, estar con los cubanos, decidimos seguir. Nos metimos en una discoteca al lado del garito de antes donde un showman presentaba un entretenido concurso en el que una mejicana y una cubana cantaban y bailaban para ganar no sabemos qué, mientras nosotros nos tomabamos unos mojitos en unas indescriptibles mesas redondas con manteles de cuadros. A Conchita le pareció muy auténtico. A mi un cutrerío. Tras disfrutar de la actuación de los Backstreet Boys cubanos, de cuyo nombre no puedo acordarme, y, dado que, como ya he dicho, el movimiento (al menos el que a mi me interesaba) estaba en el malecón, nos fuimos para allá.

Como dos havaneros más, comp
ramos cervezas en una gasolinera, y nos fuimos a tomárnoslas cerca de donde estaba la acumulación de tíos que habíamos visto previamente. Y allí empezamos a relacionarnos, por fin. A buenas horas. Un chaval, cantante reggaetonero, nos vendió roncitos. Como le caímos bien, se sentó con nosotros y nos cantó todo el disco que iba a grabar el domingo siguiente, y nos contó todo lo que nos pudo contar acerca de su estilo de vida. Un trío acompañados de la novia del cantante, nos vendieron canciones a un peso, nos imitaron a Fidel y nos contaron miles de cosas. Y en esto que Conchita se va a mear sin que yo me entere, y aparece un cubanito rubio, blanco, y con los ojos verdes, que ya había conocido en una excursión miccitoria, y que vuelve a cogerme de los brazos para volver a preguntarme que si estaba bien (que era lo que ya había hecho durante la excursión susodicha). Como me convenció de que Conchita, que no volvía, se habría ido con alguien, yo acepté la invitación de irme con él. Los detalles de todo lo que pasó con el cubanito los ahorraré aquí, tanto por la sensibilidad de los amigos puritanos, como porque yo, como todos sabeis, mi vida sexual prefiero contarla en directo. Eso sí, un consejo: si dos días antes de acudir a una fiesta de contenido puramente sexual (entiéndase, el orgullo europeo en Madrid), os liais con alguien, procurad que lo único que use de su boca sea la lengua, si no quereis terminar en la fiesta de marras con el calentón del siglo.

Independientemente del cubanito, la última noche en La Habana fue, con diferencia, lo mejor de todo el viaje. Y nos quedamos con ganas de no irnos, pero no podía ser. Recoger maletas, hacer visitas de última horas, dar regalos y esperar en el aeropuerto fue lo último que hicimos en Cuba. Luego un viaje durmiendo y una despedida rá
pida en Barajas. Y se acabó. Esa noche fui al orgullo, y terminé huyendo a Malasaña para no hacerme mala sangre. Fue todo muy divertido, de todas formas.

Poco más. Como ya he dich
o, seguiremos informando de nuestra existencia, aunque, esta vez, de vez en cuando. Tengo muchas cosas que hacer para seguir con esto de diario, que lleva mucho tiempo. Y sigo pagando el gimnasio, aunque lleve tres meses sin ir. Muchos besos a los conocidos, y a los desconocidos también.

Os regalo unas instantáneas de los protagonistas del viaje. Quizá no salgamos especialmente bien, pero a mi me gustan.











Habana. Músico frente al Morro















Mari y su jabón lagarto.
















Desayuno en casa de Nieves

















Rafelito para un anuncio de Cristal















Tomando mojitos en Xanadú









Como estábamos en Xanadú, Conchita quería ser Olivia (Newton John)
















De callejeo en Trinidad








Mónica en Xanadú, posando para el Hola!



















En la Bodeguita del medio














Nuestro danés, de frente y con mucho zoom