martes, 31 de marzo de 2009

Indemne

Lema del día: A veces consigo lo que quiero.

Y hoy me había propuesto que no me metieran preso por desacato. Lo he conseguido, aunque por poco.
Era mi primera vez. Aunque me podían haber llamado antes, nunca lo hicieron hasta hoy. Gentileza de la abogada defensora, que ya podía haber llamado para preguntarme o para informarme.
Yo esperaba, porque fue lo que me dijo la secretaria del juez de la Audiciencia Provincial, que sólo tuviera que ratificar un informe que hice hace un año. Supongo que lo harían para que no me asustara, pero ha sido mucho peor.
Soy experto en implosiones. Siempre, aunque no se deba a mi, me meto en cualquier tipo de fregados por la puerta grande (me viene a la memoria, por ejemplo, nuestro primer día en La Habana metiéndonos directamente en la boca del lobo, ya lo conté hace tiempo). No sé cómo esperaba que esta vez fuera distinto.
Esperando hasta el final (fui el último testigo en entrar, en calidad de perito aunque ni perité nada ni nadie me va a pagar un duro), cuando entro en la sala de vistas me encuentro a tres jueces, una abogada defensora y un fiscal. Como no podía salir bien, he ido a sentarme en la silla de la fiscal porque no entendía dónde tenía que ponerme, la juez por poco sale de la silla para cogerme del pescuezo y sentarme en mi sitio, y hasta que no comenté "es que es mi primera vez..." no conseguí que la jueza se comportara de forma un poco más humana.
Luego me preguntaron y me preguntaron, intenté explicar todo lo que se me preguntó aunque no entendí la mitad de las cuestiones, y me lié todo lo posiblemente liable al expresar lo que quería decir... incluso interrumpiendo las preguntas de los jueces... Vamos, que si no me han llevado al Salto del Negro es porque Dios es grande...
Luego me he ido de compras y me he gastado una pasta exagerada en unas gafas que no necesito y en caprichos para mi cocina, incluido un chino normal al que no tuve la precaución de mirar el precio... hasta que llegué a mi casa y vi que costaba 35 euros.
En fin, que todo ha pasado y que por fin después de semana y media he caído rendido en una siesta que me ha dejado hecho polvo. Así que tendré que volver a acostarme.


lunes, 30 de marzo de 2009

Una hora menos

Lema del día: No se puede tener todo, por lo menos yo.

Me acabo de pasar un fin de semana estupendo, en la calle por la noche sin parar de beber, y durmiendo hasta las cuatro de la tarde. Y viendo Los soprano, y leyendo Un tipo encantador, una novela que me ha dejado un sabor de boca estupendo, en los ratos libres.
Y además he conseguido ser encantador con mucha gente desconocida. De hecho puedo intuir cosas que no voy a contar pero que me dejan mucho más tranquilo... sólo que los cambios de tiempo no los aguanto, y que como me levanté hace ocho horas no tengo ganas de irme a la cama... y algún detallito más sin importancia. Pero qué bien me lo he pasado. Mañana por la mañana probablemente no piense lo mismo.

lunes, 23 de marzo de 2009

¿Tienes talento?

Lema del día: Si para rimar la letra de una canción tienes que decir "yeah"... dedícate a alicatar cuartos de baño.

Podría hablar de la habilidad que tenemos los españoles para celebrar no solo nuestras fiestas, sino también las extranjeras, y llenar las múltiples sucursales de pub irlandeses como si supiéramos quién era San Patricio, con la finalidad última de hartarnos de Guinness, pero lo dejaremos para la próxima porque ya creo haberlo dicho todo con esto. Prefiero hablar del poco arte que tienen algunas lugareñas que pretenden bailar (previo pago de su importe) danzas irlandesas en esas mismas sucursales y son eclipsadas por irlandeses de verdad treinta años mayores que ellas. Y es que en esta vida hay que saber lo que se hace.
El sábado tuve la oportunidad de asistir a dos conciertos, cosa rara en mi. El primero el de la, cada vez más, gran Martirio, sobre el que no me extenderé porque ya lo he hecho aquí. Una cantante venida a más con los años que se ha convertido en una dama de los escenarios y que ha sabido hacer lo que hace. Quizá es que a lo mejor no da para otra cosa (lo dudo, lo dudo, lo duudoo), pero también en esta vida hay que conocer las limitaciones de cada uno, fundamentalmente las propias.
Esas mismas limitaciones que otros muchos no conocen. No voy a hacer escarnio de un grupo desconocido diciendo el nombre porque no quiero que nadie me acuse de no llegar al número uno de los Cuarenta Criminales, pero con el segundo no hubo color.
El problema que tienen muchos grupos novatos no es lo que hacen, yo no sabría ni cantar ni componer ni interpretar. El problema es la actitud. No se pueden coger retazos de millones de canciones como base de inspiración, meter letras tontorronas y creer que se está cantando el Let it be, por ejemplo.
Quiero decir, para ser funky hace falta algo más que tocar bien unos instrumentos y llevar una vestimenta adecuada, incluyendo un sombrero a pesar de estar sudando como un cerdo. Hace falta más. Por más que tus amigos o los que te quieren follar te vitoreen. Talento para cantar tiene mucha gente, para tocar también mucha otra, para plagiar muchísima más, y para vestir ni te cuento. Pero para ser un artista y poder comportarse como tal hace falta mucho más... mucho más.

miércoles, 18 de marzo de 2009

MGPL. Teogonías (II)

Teogonías (II) Hijos varios.

No deja de ser este libro, en muchos aspectos, una genealogía sin más. Con lo que se convierte en un catálogo de descendientes de distintos dioses que no eran menos conejos que Gea, que ya dijimos que era ver a Urano y empezar a parir como si le fuera la vida en ello. No le van a la zaga, no. Eso sí, pondré en negrita nombres importantes para que no se me pierdan.


De la Noche:

- Moros.
- Ker.
- Tánato.
- Hipnos y la tribu de los Sueños.
- Burla.
- Lamento.
- Las Hespérides, que cuidan las manzanas de oro.
- Las Moiras y las Keres, vengadoras.
- Cloto, Láquesis y Átropo, dadores a los mortales del bien y del mal y perseguidores de delitos.
- Némesis.
- Engaño.
- Ternura.
- Vejez.
- Eris.


De Eris:

- Fatiga.
- Olvido.
- Hambre.
- Dolores.
- Combates.
- Guerras.
- Matanzas.
- Masacres.
- Odios.
- Mentiras.
- Discursos.
- Ambigüedades.
- Desorden.
- Destrucción.
- Juramento.
Como vemos, Eris era una bellísima persona.


Del Ponto:

- Nereo o el Viejo, muy sabio.
- Luego se lió con su madre, Gea, que todavía no estaba harta de parir, y engendró a Taumante, Forcis, Ceto y Euribia.


De Nereo.

Amancebado (qué me gusta esa palabra) con Doris, hija del Océano, parieron a las Nereidas, 50, expertas en obras intachables, cada una en lo suyo. Los dioses griegos no conocían el intrusismo.

[¿Qué? ¿Qué no he puesto los nombres? Ni falta que hace. Son 50, uno puede hacer el tonto hasta cierto punto, miren ustedes. ]


De Taumante y Electra.

Taumante se llevó (qué forma más fina de llamar a un secuestro) a Electra, otra de las hijas del Océano, y engendraron a:
- Iris.
- Las Harpías.
- Aelo.
- Ocípeta.


De Ceto y Forcis (¡¡incesto, incesto!! ¿dónde había un cura cuando se le necesitaba?):

- Grayas o las Viejas, con canas desde que nacen. Ahora con la ingeniería genética, esos defectos nunca se tendrán y no tendrán que sufrir la humillación de que las llamen pellejas desde chicas.
- Penfredo.
- Enío.
- Las Gorgonas. Las dos mayores, Esteno y Euríale se quedaron con la inmortalidad y no envejecían. A la pequeña, Medusa, le dejaron todo lo malo. Y ya, como terminó la pobre... violada por Poseidón y degollada por Perseo. Ahora que ni por esas dejaban de parir. A ti te degollan y tú te mueres. Medusa no, Medusa tiene a Crisaor y a Pegaso, que pa eso es hija de dioses.
- por último estos dos tuvieron a un terrible reptil que guarda manzanas completamente de oro. Las de las Hespérides deben ser de goldfield o algo.


De Medusa y sus descendientes:

El único polvo que le echaron dio una barbaridad de sí.

- Pegaso, el caballo con alas, hace de tesorero de Zeus, llevándole el trueno y el rayo que le pesan. Pa eso es un animal de carga por muchas alas que tenga.

- Crisaor, se unió a Calírroe, otra hija del Océano, para tener a Gerión, tricéfalo (la consanguinidad es lo que tiene), a quien mató Heracles (que a punto estuvo de dejar sin población el mundo, ¡qué gusto por cargarse gente!).

- Equidne, divina y astuta, mitad ninfa de bellos ojos y mitad serpiente. Como el resultado no le gustó a Medusa, la dejó en una gruta para que los vecinos no la insultaran.
A esta se la tiró Tifón y parió dos perros (¿ein?), Orto para su primo Gerión y Cervero, de 50 cabezas (menos mal que no tienen nombre, si no me pego un tiro) para guardarle las tierras a Hades. Además de a la Hidra de Lerna (otra de las víctimas de Heracles, ¿a este no lo juzgaban en el tribunal de La Haya?).

La Hidra, aunque parezca mentira, también consiguió tener chiquillos. No consta el padre porque posiblemente tenía que estar muy borracho para tirarse a un monstruo abobinable, por muy protegida de Hera que fuese, y se dio a la fuga por la mañana temprano. Pero engendraron juntos a la Quimera, víctima de Pegaso (fíate de la familia) y Belerofonte, porque no debía gustarles el que escupiera fuego por sus tres cabezas, león, dragón y cabra.

A pesar de este horripilante aspecto, la Quimera se echó un novio, Orto (sí el perro, aunque un novio al fin y al cabo. Por cierto, no parece tener que ver con la acepción argentina, no me sean guarros que los conozco) y tuvieron a la Esfinge y al león de Nemea, otro de los protegidos de Hera y al que mató, también, Heracles (¿alguien se puede imaginar por qué Hera no podía ni ver al semidios? si es que tú solito te lo buscaste, rico).

De Tetis y Océano:

- Los Ríos (El Nilo, blablaba...).
- Las Oceánides, que son como tres mil, aunque sólo nombra como 50. Estigia, Europa... ni de coña las nombro todas. Atrás ya dije alguna, y en adelante haré lo mismo. Si no...

De Tea e Hiperión:

- Helios.
- Selene.
- Eos.



De Crío y Euribia:

- Astreo, que con Eos (el sol que es una diosa... a ver si vamos sacando conclusiones los de jóvenes y jóvenas...) tuvieron los vientos: Céfiro, Boreas y Noto. Y luego al lucero Eósforo y a todas las estrellas y satélites y cometas... Pues ya sabemos de dónde vienen los astros. ¿A que estais aprendiendo mucho?

- Palante, reunido con Estigia, la más importante de las Oceánides, tuvieron a Celo, Nike (de bellos tobillos... de las playeras no dice nada) Cratos y Bía. Todos ellos viven con Zeus porque Estigia fue la primera en ponerse de su lado en la guerra contra los Titanes. Tonta que era...

- Perses, que era el más sabio de todos.


De Febe y Ceos:

- Leto, la más amable de las diosas del Olimpo.

- Asteria, que en unión con Perses, tuvieron a Hécate, a la que Hesiodo dedica un himno, pues es la criadora de la juventud y tiene la capacidad de dar prosperidad a quien la honra. Es decir, si quereis que os toque la Primitiva, ya sabeis a quién dirigiros, y no a la Virgen de Fátima.


De Rea y Cronos:

- Histia.
- Démeter.
- Hera.
- Hades.
- Ennosigeo.
- Zeus.
Y aquí llegó el principio. Cronos se iba comiendo a todos sus hijos porque ya le habían pronosticado, por avaricioso, que uno de ellos le vencería y se convertiría en rey de los dioses.
Rea, ayudada por Gea y Urano, elaboraron un plan para que no se tragara al último, y Rea marchó a Creta donde dejó a Zeus escondido en una gruta.
Engañó a Cronos haciéndole tragar una piedra con un pañal (¿este hombre era ciego o directamente bulímico?) y al cabo de un año, vencido por Zeus y con la ayuda de Gea, Cronos vomitó a todos sus hijos con la piedra delante (que Zeus clavó como monumento en Pito, en los valles al pie de Parnaso).
Zeus además liberó de sus cadenas a los dioses a los que Cronos había atado. Claro, Cronos se cabreó mucho... pero eso es otra historia que contaremos en el próximo capítulo, creo, porque este ha quedado larguísimo.

sábado, 14 de marzo de 2009

Lo he vuelto a hacer

Lema del día: Dos policías debajo de mi cama...

Lo he vuelto a hacer. Hombre, hoy no me he dejado las llaves en casa, pero he vuelto a regresar de la compra cargado como un mulo, y ahora mismo estoy que no puedo más con la lucha. Porque aunque haya carros en el super, yo no los cojo, pa qué... si es que no hay forma. Menos mal que Los punsetes me reconfortarán las agujetas...

martes, 10 de marzo de 2009

Los guays fumamos Lucky

Lema del día: Todavía no entiendo por qué sigo fiándome de mi mismo.

Ayer tenía una idea para un post. Una paciente me preguntó que si fumaba:
- Si.
- ¿Y qué tabaco fuma?
- Lucky.
- ¡Uy, qué peninsular!
Esto teóricamente me llevaba a disertar de forma pretendidamente divertida sobre que, efectivamente, todos los raros del mundo terminamos fumando Lucky mientras la humanidad en pleno se dedica a otras marcas que los guays detestamos. Pero eso fue ayer por la mañana, y trabajando. El problema es que nunca me tengo en cuenta y no me acuerdo de lo peligroso que soy para mis planes.
Iluminado por un sol que hacía ya mucho no iluminaba las calles de Las Palmas, que necesitaba como muchas otras cosas que sí dependen de mi, y que por tanto no hago, y excesivamente eufórico por las perspectivas del mantenimiento climático y de recuperación de mi Spatiphylum, a la que tanto frío está matando (más información sobre mis plantas en otras páginas de este mismo site que no enlazaré porque estoy muy cansado para buscarlas), salí a comprar agua al supermercado de enfrente.
Como siempre, me puse hecho unos zorros y con lo justo para pagar. La euforia, es lo que tiene, hizo que cargara más que de costumbre. Hasta ahí todo bien. Salvo que cuando me disponía a entrar en casa me di cuenta que no había cogido todo lo que suelo llevar: mis queridísimas llaves se habían quedado en el cenicero de la entrada. El móvil, que últimamente uso como fijo, estaba al lado. De las llaves, se entiende.
Dada mi lógica habitual, fui a buscar la copia de mis llaves que tiene La lugareña (recordar aventuras portuguesas del verano pasado) para darme cuenta que no sólo ella, sino todos los amigos cercanos habían decidido pasar el lunes fuera de casa. A la cuarta, y casi a un kilómetro de casa cargando como un ceporro una compra que estuve a punto de dejarle a las putas de mi barrio, fue la vencida y por fin conseguí que el cuñado de Mi fan no estuviera fuera y le diera asilo político a la caja de cervezas que iba cargando. Y que me dejara el móvil para localizar a mi ama de llaves.
Sólo cuando volví a recuperarlas caí en la cuenta de que hubiera sido bastante menos trabajoso haberle dejado las bolsas a mi vecina la del segundo, encantadora y que siempre está en casa. Pero así funciona mi cabeza, a la que finalmente aturdí con todas las cervezas que pude.
Hoy ha sido el día de recuperar la compra perdida, porque ayer con los tendones de mis biceps a punto de romperse no era el momento, con lo que he terminando haciendo de niñero de la sobrina de Mi fan, cargando nuevamente con más peso del que podía aunque fuera con ayuda y yéndome después, porque seguía haciendo sol aunque un aire frío que ha puesto a prueba más de lo necesario los músculos erectores de mis vellos, a comprar sábanas y vasos al Zara Home, porque había que volver nuevamente cargado a casa. Todo ello después de buscar unas gafas que no necesito y darme cuenta de que la ropa de progre cada vez es más igual.
Ahora mismo me duelen los pies, los brazos, las piernas y hasta el alma. Y yo que pensaba que el frío me estaba matando... siempre se me olvidan los efectos secundarios del buen tiempo.


jueves, 5 de marzo de 2009

Yo fui a una boda pija.

Lema del día: Qué malito estoy y qué poco me quejo.

Siempre me imaginé una boda en la Catedral de Sevilla como el summum del ritual católico. Yo que me esperaba cánticos, obispos aderezados y monaguillos travestidos, sólo me encontré con una ceremonia simple que duró apenas treinta minutos y donde, inexorablemente, todos los no católicos (en este caso y y poco más) terminamos como siempre participando del rito deseándole la paz al de al lado, por más hipócrita que pueda parecer. Eso sí, para los que nunca saldremos en el Hola!, resulta divertidísimo sentirse una estrella, y para eso nada mejor que la salida del templo, por la misma entrada que a la visita, llena de guiris que hacen fotos fascinados con las bodas españolas.
Como no fue la ceremonia no fue la celebración. Yo esperaba una hacienda preciosa (que la hubo), buena comida (que la hubo) pero bastante más tonteo del general. Porque resulta que los pijos de Tomares son personas normales como nosotros, que bailan las mismas patochadas y cenan de la misma manera. Y critican menos, eso sí.
Hace ya tiempo que no se si es que la moda no va conmigo o los diseñadores y compradores han perdido el gusto, pero la moda última galáctica y las cortinas como trajes (que ya llevó Goya Toledo en los Goya) no me parecen bonitos ni mucho menos elegantes. Los vestidos con corte mini no son para una boda de noche, y mucho menos los trajes de chaqueta con tocados a juego, por más que vengan de la familia. Y esa nueva predilección por los trajes azul marino en los hombres... que no, que no, que yo no sirvo para esto.
Claro que concluimos que había sido la boda de las Pititas. La Ridruejo estará encantada sabiendo que su club de fans en facebook andará un poco parado, pero imitadoras no le faltan. Alguna incluso se le parecía demasiado, cosa que me lleva a preguntarme ¿y si fuera ella y yo hubiera desperdiciado la oportunidad de pedirle un autógrafo? No me lo perdonaría nunca.


domingo, 1 de marzo de 2009

En tierra extraña

Lema del día: Es malísimo dormir dos horas.

Siempre me consideré un poco extranjero. Tiene que ver con esa dificultad para identificarme, que no viene de otra cosa que no sea ese miedo que siempre tengo a fusionarme y no poder escapar del sitio donde me encuentre en ese momento. Es ese mismo miedo que ha convertido en ocasiones mi vida afectiva en un desierto yermo e inhóspito, enterrando la cabeza en la arena antes incluso de haber dado la oportunidad de comenzar. Pero no es exclusivo, es una forma de vida. Con el tiempo he llegado a la conclusión de que no es ni mejor ni peor, pero es la mía, y ni me apetece ni se cómo cambiarla.
Uno de mis signos de identidad, precisamente, es el estar no del todo a gusto, el vivir instalado en la queja. De dónde trabajo, de dónde vivo, de dónde viví... de algún sitio sale el título de este blog. Se que nunca voy a encontrar mi lugar en el mundo, no mientras siga siendo yo. Y lo tengo más claro cada vez que voy a Sevilla.
Siempre me pongo un poco melancólico en estos casos, siempre echo de menos muchas cosas. Pero es poner pie en Hispalis e irse toda la idealización por tierra. Claro que incluso esta vez estaba ya previamente en los subsuelos. Al final de una ciudad donde he estado viviendo once años, y que ya desde mi infancia era mi segunda casa, sólo me quedo con la gente que dejé y con sitios que ya no son como eran antes o directamente han desaparecido. Sevilla me parece, y lo es cada vez más, una ciudad pagada de sí misma, que sólo mira su ombligo y no es capaz de ver más allá de ella. Hay una defensión de los valores "sevillanos" que lleva a eliminar de lo colectivo cualquier referencia extraña, cualquier referencia externa. Como me he cansado de repetir, cada vez está más cateta, y desde que me fui lo noto más.
El problema viene no ya cuando los amigos que dejaste te preguntan que cuándo voy a volver (llevo escuchándolo tres años) y tengo que responderles que no tengo intención ninguna. El problema viene cuando alguno de esos mismos amigos dejan de preguntártelo, y no ya solo eso, sino que hacen planes presuponiendo que vas a continuar eternamente en las islas. Cuando uno es culo inquieto, cuando ya los amigos canarios me echan en cara lo godo que estoy últimamente, el que los que te conocen tengan esperanza de que no vas a cambiar a mi me preocupa. Me preocupa porque quizá sea verdad que no vaya a salir de aquí, quizá porque de momento no tengo intención de salir de aquí, quizá porque me esté apalancando... pero si que se que esta no es mi ciudad. Ni ninguna otra que haya conocido. Ni ningún sitio. Siempre estaré en medio de ninguna parte, viva donde viva, trabaje donde trabaje, esté como esté. Aunque haya llegado a la conclusión de que quizá no haya que comerse tanto la cabeza. Quizá, y lo dije al principio, necesito el inconformismo para sentirme bien. Porque la verdad es que lo estoy. Y al fin al cabo el sitio de uno es donde uno se encuentre bien.