Lema del día: No se si me da más miedo esto o lo que vendrá después.
La jugada ha sido magistral. ¿Qué hay más odiable en este país que los políticos? Fácil, los funcionarios. Así que el Gobierno de España ha decidido que son ellos (y los que no lo somos también) los que tenemos que pagar la crisis producida por las inmobiliarias y los bancos (a los que les han soltado todo el dinero que ahora nos van a quitar).
En un alarde de política "progresista" que recuerda, no se por qué, a los años dorados de Thatcher o Reagan, la solución para volver a lograr retomar la dorada "bonanza económica" que su incompetencia ha volcado es que las clases medias (medias-altas si quieren en algunos casos, aunque en la mayoría de las ocasiones discutible) sean las que se aprieten el cinturón (porque si alguien se cree que las empresas privadas no van a hacer lo mismo quizá tendrían que mirárselo) para sacar el país adelante.
Clases medias que están ya hasta las narices de que se tire de ellos por medio de subidas de impuestos directos (la anunciada del IRPF que de momento no se produjo o las múltiples de los ayuntamientos), indirectos (la próxima del IVA, que a quien más afecta es a los que todavía tienen algo de dinero para consumir) y disminuciones y congelaciones de sueldos que, cuando la economía crece, no se traduce en modo alguno en aumentos para conseguir equilibrar lo que se perdió.
Se da el caso además (el mío como el de muchos otros) de que parte de los recortes en "funcionariado" afectan a personas contratadas por organismos públicos pero que no tenemos ese estatus para los derechos (ni jornadas de verano, ni cierres en Semana Santa, ni Nochebuena ni Nochevieja, ni catorce días libres al año, ni excedencias por derecho...) ni para las contrataciones porque, como tal, no somos funcionarios y, como tal, ya nos han amenazado con despidos y no renovaciones al personal no interino a pesar de que lo que quieren con la medida es fomentar el empleo [Si alguien entiende que eso no es paradojal, por favor me lo explique].
Es decir, no sólo nos vamos a tener que apretar el cinturón sino que además vamos a tener que hacer el trabajo de más de uno, y eso en determinados casos es sangrante.
Efectivamente, y puedo dar muchos ejemplos, hay funcionarios, estatutarios y eventuales que no dan palo al agua, todos lo sabemos y muchos son los chistes sobre las interminables jornadas de desayuno de muchos de ellos. Pero hay otros que tenemos que llevarnos trabajo a casa porque en nuestra jornada habitual, la que se nos remunera, no tenemos tiempo de hacer todo lo que tenemos que hacer y de escribir todo lo que se nos exige, a pesar de que, con suerte, podemos dedicar veinte minutos a desayunar (y he dicho con suerte).
Nunca fui de la opinión de que tuvieran que pagar justos por pecadores, y en esta ocasión tampoco me parece. Si hay gente que no trabaja, que prescindan de ellos, Pero justos por pecadores también se extiende a lo que el Gobierno de España va a hacer.
Porque, señores míos (y esto esos disfuncionales sindicatos que a estas alturas se están "planteando" y sólo "planteando" movilizaciones no lo van a apoyar) entiendo, al menos yo, que si es necesario apretarse el cinturón, pues se lo aprieta uno. Y cuando digo uno quiero decir todos.
Esa es la palabra clave, TODOS. Empezando por la clase dirigente, la que va a bajar los sueldos de los funcionarios pero no van a hacer lo mismo con los suyos. Ni van a eliminar ministerios inútiles y cuyas competencias se encuentran englobadas dentro de otros (el de la ínclita Aído, por ejemplo o la imbecilidad esa del Ministerio de Vivienda que depende para todo del de Economía), ni se plantean la inutilidad de tres vicepresidencias del gobierno, ni se plantean disminuir el número de cargos de confianza que no sirven para nada más que para aumentar la ya de por si exagerada burocracia, ni van a plantearse limitar sus gastos en coches oficiales (que cambian sin que la batería llegue a enterarse de que ha estado funcionando), dietas en restaurantes de lujo ni todos los muchísimos gastos que genera el desempeño actual de unas instituciones gubernamentales (estatales y autonómicas) a las que cualquiera que tuviera un poco de idea sobre economía metería la tijera por todas partes.
Y de dejar de ser los únicos empleados públicos que cobran lo mismo a final de mes vayan o no a trabajar al puesto de trabajo para el que fueron elegidos en las urnas, ni hablamos... (de los rumores que dicen que determinadas asistencias a Plenos se pagan aparte ni especulamos, porque mejor que nadie se entere de que ellos están ahí para beneficio propio).
Sin "plantearse" nada de esto, sin "plantearse" que la primera medida para conseguir reducir el déficit es una profunda y necesaria reforma estructural tanto en el Gobierno Central como en los Autonómicos y en todas las Instituciones que dependen de ellos (eso de dar ejemplo no lo han tenido nunca muy claro) con una crisis que dura ya tres años, lo realmente increíble es que a estas alturas nadie se haya "planteado" una remodelación (profunda y necesaria en extremo) de la política económica global ni de la sectorización económica en este país, esa que nos ha llevado a depender del ladrillo y del turismo como motores económicos casi únicos.
Y lo que ya roza lo canallesco es que estos mismos que nos aprietan el cinturón a los de siempre se estén a estas alturas "planteando" (y sólo "planteando") subir los impuestos a las rentas más altas, a esas inmobiliarias, banqueros y estafadores en general gracias a los cuales estamos donde estamos (incluidos los señores políticos que parecen tener que pagar muchos favores por sus puestos).
Un buen recorte les hacía yo a todos ellos, pero en el gaznate.