Lema del día: Es normal tener ganas de arrancarse los ojos, sobre todo cuando se entra en Bershka.
Hoy voy a ponerme profundo y voy a hablar de modas. Recuerdo, hace ya mucho, que era un tema que me interesaba. Hasta que entré en la facultad, ese gran invento (no me cansaré de repetirlo) para anular las inquietudes (intelectuales o superfluas) de todo ser humano viviente mientras estudia cosas que no le van a servir nunca y bebe para olvidarlas.
Y rememoro esos momentos, una vez pasados los ochenta, en que la moda no tenía un significado y, salvo tribus urbanas aparte (que siempre hemos sabido que no andaban muy bien de lo suyo), servía para vestir, definía ligeramente unas opciones y primaba el criterio estético.
Parece que, como si volviéramos a los tiempos de la hombrera, esos momentos de lucidez en el parecer han pasado a mejor vida, y ahora la forma de vestir viene a definir completamente lo que es una persona y a buscar deliberadamente la agresión del campo visual del prójimo en forma de ropa que cada vez deja menos a la imaginación y que, en la grandísima mayoría de los casos, debería hacerlo.
Y es que con quince años una se puede poner unas mallas y un top ceñido se esté lo gorda que se esté porque para eso se es inconsciente. Pero a una señora con sesenta ese tipo de vestimenta no le favorece, por más que vaya así Barbara Rey... si no tiene la madurez tan bien llevada como ella.
La moda prima sobre la estética y nos vamos dando de hostias sensoriales a cada paso en las calles. Y yo ya no se si puedo soportarlo más o terminaré como Edipo...
Hoy voy a ponerme profundo y voy a hablar de modas. Recuerdo, hace ya mucho, que era un tema que me interesaba. Hasta que entré en la facultad, ese gran invento (no me cansaré de repetirlo) para anular las inquietudes (intelectuales o superfluas) de todo ser humano viviente mientras estudia cosas que no le van a servir nunca y bebe para olvidarlas.
Y rememoro esos momentos, una vez pasados los ochenta, en que la moda no tenía un significado y, salvo tribus urbanas aparte (que siempre hemos sabido que no andaban muy bien de lo suyo), servía para vestir, definía ligeramente unas opciones y primaba el criterio estético.
Parece que, como si volviéramos a los tiempos de la hombrera, esos momentos de lucidez en el parecer han pasado a mejor vida, y ahora la forma de vestir viene a definir completamente lo que es una persona y a buscar deliberadamente la agresión del campo visual del prójimo en forma de ropa que cada vez deja menos a la imaginación y que, en la grandísima mayoría de los casos, debería hacerlo.
Y es que con quince años una se puede poner unas mallas y un top ceñido se esté lo gorda que se esté porque para eso se es inconsciente. Pero a una señora con sesenta ese tipo de vestimenta no le favorece, por más que vaya así Barbara Rey... si no tiene la madurez tan bien llevada como ella.
La moda prima sobre la estética y nos vamos dando de hostias sensoriales a cada paso en las calles. Y yo ya no se si puedo soportarlo más o terminaré como Edipo...
2 comentarios:
No es moda, es llamar la atención desesperadamente antes de desaparecer en un vacío vital tan oscuro que asusta reconocerlo...
Yo había recibido mogollón de hostias sensoriales pero no sabía cómo llamarlas
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