Y hoy me había propuesto que no me metieran preso por desacato. Lo he conseguido, aunque por poco.
Era mi primera vez. Aunque me podían haber llamado antes, nunca lo hicieron hasta hoy. Gentileza de la abogada defensora, que ya podía haber llamado para preguntarme o para informarme.
Yo esperaba, porque fue lo que me dijo la secretaria del juez de la Audiciencia Provincial, que sólo tuviera que ratificar un informe que hice hace un año. Supongo que lo harían para que no me asustara, pero ha sido mucho peor.
Soy experto en implosiones. Siempre, aunque no se deba a mi, me meto en cualquier tipo de fregados por la puerta grande (me viene a la memoria, por ejemplo, nuestro primer día en La Habana metiéndonos directamente en la boca del lobo, ya lo conté hace tiempo). No sé cómo esperaba que esta vez fuera distinto.
Esperando hasta el final (fui el último testigo en entrar, en calidad de perito aunque ni perité nada ni nadie me va a pagar un duro), cuando entro en la sala de vistas me encuentro a tres jueces, una abogada defensora y un fiscal. Como no podía salir bien, he ido a sentarme en la silla de la fiscal porque no entendía dónde tenía que ponerme, la juez por poco sale de la silla para cogerme del pescuezo y sentarme en mi sitio, y hasta que no comenté "es que es mi primera vez..." no conseguí que la jueza se comportara de forma un poco más humana.
Luego me preguntaron y me preguntaron, intenté explicar todo lo que se me preguntó aunque no entendí la mitad de las cuestiones, y me lié todo lo posiblemente liable al expresar lo que quería decir... incluso interrumpiendo las preguntas de los jueces... Vamos, que si no me han llevado al Salto del Negro es porque Dios es grande...
Luego me he ido de compras y me he gastado una pasta exagerada en unas gafas que no necesito y en caprichos para mi cocina, incluido un chino normal al que no tuve la precaución de mirar el precio... hasta que llegué a mi casa y vi que costaba 35 euros.
En fin, que todo ha pasado y que por fin después de semana y media he caído rendido en una siesta que me ha dejado hecho polvo. Así que tendré que volver a acostarme.
Era mi primera vez. Aunque me podían haber llamado antes, nunca lo hicieron hasta hoy. Gentileza de la abogada defensora, que ya podía haber llamado para preguntarme o para informarme.
Yo esperaba, porque fue lo que me dijo la secretaria del juez de la Audiciencia Provincial, que sólo tuviera que ratificar un informe que hice hace un año. Supongo que lo harían para que no me asustara, pero ha sido mucho peor.
Soy experto en implosiones. Siempre, aunque no se deba a mi, me meto en cualquier tipo de fregados por la puerta grande (me viene a la memoria, por ejemplo, nuestro primer día en La Habana metiéndonos directamente en la boca del lobo, ya lo conté hace tiempo). No sé cómo esperaba que esta vez fuera distinto.
Esperando hasta el final (fui el último testigo en entrar, en calidad de perito aunque ni perité nada ni nadie me va a pagar un duro), cuando entro en la sala de vistas me encuentro a tres jueces, una abogada defensora y un fiscal. Como no podía salir bien, he ido a sentarme en la silla de la fiscal porque no entendía dónde tenía que ponerme, la juez por poco sale de la silla para cogerme del pescuezo y sentarme en mi sitio, y hasta que no comenté "es que es mi primera vez..." no conseguí que la jueza se comportara de forma un poco más humana.
Luego me preguntaron y me preguntaron, intenté explicar todo lo que se me preguntó aunque no entendí la mitad de las cuestiones, y me lié todo lo posiblemente liable al expresar lo que quería decir... incluso interrumpiendo las preguntas de los jueces... Vamos, que si no me han llevado al Salto del Negro es porque Dios es grande...
Luego me he ido de compras y me he gastado una pasta exagerada en unas gafas que no necesito y en caprichos para mi cocina, incluido un chino normal al que no tuve la precaución de mirar el precio... hasta que llegué a mi casa y vi que costaba 35 euros.
En fin, que todo ha pasado y que por fin después de semana y media he caído rendido en una siesta que me ha dejado hecho polvo. Así que tendré que volver a acostarme.