jueves, 26 de febrero de 2009

MGPL. Teogonías (I)

Teogonías (I).

Musas de Helicón.

Que resulta que Hesíodo estaba cuidando cabras en el monte. Y se le presentaron las Musas de Helicón, o eso dice él. Y le dieron un cetro, o eso dice él. Y le dijeron que cantara cosas de los dioses mitológicos, o eso dice él. Del consumo de hongos alucinógenos no dice nada. De si con el cetro le dieron en la cabeza tampoco.

Musas en el Olimpo.

Zeus no para, y tiene una puntería bárbara. Nueve noches, nueve, retoza con Mnenósime, señora de las colinas de Eleuter, y tiene nueve hijas, nueve, las Musas que viven en el Olimpo y cantan las glorias de su padre, a saber: Clío, Euterpe, Talía, Melpómene, Terpsícore, Érato, Polimnia, Urania y Calíope, la que asiste a los reyes. Todas estas, especialmente las últimas, además de Apolo y de Zeus mismo, son las que este hombre considera que le echan algo a los poetas en la boca (¿será MDMA?) que les ilumina y hacen que sean más sabios y más listos y más todo. Por ello Hesíodo termina invocándolas para que le iluminen a él y poder contar la Cosmogonía como Zeus manda y no como le viene en gana. Yo sigo manteniendo la hipótesis de que todo hubiera sido más fácil si hubiera sabido donde encontrar un camello de confianza.

Cosmogonía.

Primero estaba el Caos. Después estaba Gea (la tierra literalmente), pero debajo siempre estuvo el Tártaro (luego lo explico, creo). Y por último Eros. Del Caos nacen Érebo y la Noche, que, y ya empezamos con el incesto, se liaron entre ellos para que la segunda pariera al Éter y al Día. Gea, por su parte parió a Urano para que lo envolviera todo, a las Montañas, a las Ninfas y al Ponto. Ella empezó bien y lo hacía todo como el Caos por generación espontánea. Pero se juntaría con la Noche y al final terminó liándose con su hijo. Para que nos escandalicemos a estas alturas con los que buscan en internet polvos de gemelos.

Hijos de Gea y Urano.

Gea alumbró al Océano, a Cea, a Hiperión... Gea era una coneja. De momento nos quedaremos con Mnemósine (sí, la de las musas del Olimpo), Tetis, Cronos que es el que nos importa, con los Cíclopes y con los Monstruos (Coto, Briareo y Ciges). Todos odiaban mucho a Urano que no dejaba que los niños salieran del seno de Gea. La pobre tenía unos retortijones horrorosos y no podía más con la lucha, con lo que fabricó una hoz. Pero como era lista y no quería terminar en la cárcel o deportada en el Tártaro como una Lorena Bobit cualquiera, intentó convencer a sus hijos para que fueran ellos los que castraran a Urano.
Y así Cronos, que era un trepa, lo hizo. Urano se la sacó y cuando se la iba a meter a Gea... Zas!! eunuquil para toda la vida. Cronos tiró los genitales al Ponto, que se dedicaron a navegar por el mar mientras de ellos iba surgiendo Afrodita, la diosa del amor y la belleza (mira que eran retorcidos estos griegos). Y Gea, que como ya he dicho era una coneja, aprovechó la sangre que caía del cercenado Urano para seguir pariendo y pariendo: a las Erinias, a los Gigantes y a las Musas llamadas Melias. Urano llamó a alguien Titanes, suponemos que a Cronos y sus hermanos primeros, pero Hesíodo nombra a tanta gente en tan poco espacio que tampoco queda claro. Seguiremos informando.



martes, 24 de febrero de 2009

Descubriendo la pólvora

Lema del día: A estas alturas...

Tengo muy claro que para ligar tengo que dejar de beber. Pero parece que por fin voy haciendo el insight. Entre mis escasas habilidades, mi tendencia a ladrarle a todo lo que se me acerca y mi consumo de cerveza en cantidades ingentes, que hace que ladre menos, pero que no se me entienda nada de lo que hablo, me de sueño, me disperse más de lo habitual, y convierta a todo el mundo en amigo y no en otra cosa, el desastre es seguro. Anoche lo pude volver a comprobar. Cierto y verdad es que personalmente mientras me lo pase bien me importa poco, les preocupa más a los amigos, pero a veces me planteo que volver a casa acompañado con mayor regularidad de la que lo hago después de una marcha debe ser agradable para el ego. Afortunadamente, mi ego parece no darse por necesitado y últimamente anda estupendo. Pero cuando está algo peor, me lo planteo. Hoy no ha sido mi ego, ha sido una amiga, que ya digo yo que son los que se preocupan de que me eche un novio. Que digo yo que a lo mejor la mejor forma de echarse algo serio tampoco es irte con el primer tío que encuentras una noche de tajada... pero con tal de que exista alguna posibilidad de que termine formando una familia y comprándome un niño etíope, que son tendencia desde que dejaron de vender niñas chinas por falta de existencias, no van a parar de intentar convencerme de lo que sea. Por ello mismo me planteo que el día que consiga descubrir como salir por la noche y estar pasándomelo bien sin tener ganas de vaciar las destilerías de la Heineken, podré evitarme el bochorno de que los amigos me presenten amigos. Porque todos los heteros creen que sus amigos gays nos vamos a poner a follar y después a darnos las alianzas nada más vernos. Y generalmente cuando te presentan, sobre todo en fiestas populares, el efecto suele ser más bien el contrario, salimos huyendo como de la peste. Yo además me suelo poner bastante borde. Creo que ayer conseguí no estarlo demasiado, pero el efecto fue el mismo, o sea que pude comprobar mi teoría one more time...
qué mala es la resaca, esnifar talco y dormir fuera de casa.

P.D: Sí, yo también pienso que Carrie Bradshaw es fea, paleta, misógina y gilipollas y que habría que fusilarla. Tres o cuatro veces. Y no soy el único. En el facebook ya somos 122.

sábado, 21 de febrero de 2009

Hagamos un baile de mierda

Lema del día: ¿Qué se hace cuando nadie te acompaña?

Pues quedarse en casa. O no y unirse a la multitud. O no. Han vuelto Joaquín Reyes y sus secuaces. Cada vez me hacen menos gracia, pero no puedo más que congratularme porque por lo menos siguen sin venderse, haciendo las mismas tontás que me conquistaron hace años en Paramount Comedy. También han vuelto más cosas, pero de esas no tengo tantas ganas. Entre ellas los carnavales. De ahí la pregunta de la semana y el lema del día. Cuando toda una ciudad se paraliza y la única forma de salir un sábado por la noche es disfrazarse e irse a un mogollón y a ti no te apetece, ¿qué se hace? Sobre todo si tenemos en cuenta que la larguísima (e insoportable) cabalgata pasa por la trasera de tu calle (y te vas a estar enterando de todo). Mi plan era quedarme con Dominic viendo la segunda temporada de The Wire, pero no se si me dejaran. Ale ha amenazado con venir a buscarme. Los amigos se congregan para verla en casa de los amigos de siempre... y yo sin el coño pa ruidos porque lo que me apetece es irme de cañas... y sin nadie que me acompañe porque no hay bares abiertos pa eso. Y porque gracias a la primavera eterna me acabo de volver a resfriar y me quiero reservar pal lunes, que Los Indianos si que me apetecen. Lo que me recuerda que no he ido a comprar polvos de talco... joder, qué desastre.

domingo, 15 de febrero de 2009

MGPL. Hesíodo.

Hesíodo.

Hesíodo era escritor, y escribía poemas. El hecho de que sea el primero en ser laureado en estas páginas en nuestra Mitología griega para lerdos se fundamenta en que sus Teogonías son la base inicial del conocimiento de los mitos acerca de la creación del mundo y del nacimiento de los dioses. En realidad sobre esto habían escrito doscientos millones de escritores en la Antigua Grecia, pero los sabios nos dicen que con quien hay que quedarse es con esta. O con Homero. Pero más con esta obra. ¿Por qué? Pues porque lo dicen ellos que para eso han estudiado.
La cosa es que nadie está seguro de que ninguno de los poetas antiguos existieran. De hecho todavía se están comiendo el tarro a ver si Homero existió o no. Parece que con Hesíodo tienen menos dudas y, según se nos dice, tenía un padre y un hermano. Madre no consta.
Además de las Teogonías, de Hesíodo también se conservan otros poemas que se suponen suyos. El principal Trabajos y días, del que hablaremos posteriormente, y otros más cortos como Escudo. También se atribuyen a él cientos de fragmentos incompletos recogidos por ahí que compondrían poemas más largos, o eso creen los estudiosos, que tampoco están muy seguros de que la mitad no sean suyos. Es lo que tenían los griegos, que como base cultural serían estupendos, pero para conservar las cosas eran bastante más torpes y no se habían dado cuenta de lo bien que se podía mantener el papiro si se plastificaba.
En la Introducción a las Obras y fragmentos de la Biblioteca Clásica Gredos, obra donde se fundamentará nuestro estudio sobre autor y obra (que ya está siendo objeto de análisis para ver si me dan el sillón U con diéresis de la RAE), los en adelante Señores de Gredos (Aurelio Pérez Jiménez y Alfonso Martínez Díez, este último parece no ser el novio de la Duquesa de Alba, por más que aparte de nombre y apellido compartan afición a las antigüedades) se hacen muchas pajas mentales para situarnos (concretamente durante cincuenta páginas). Dado que el nivel intelectual del que visita estas páginas no es tan alto como el de los Señores de Gredos, resumiremos las cincuenta páginas en pocas líneas:

1) No se sabe si la familia de Hesíodo existió (el hermano y el padre, madre ya dijimos que no consta) o el hombre nació por generación espontánea. O si nació, a secas. Y de la muerte ni hablamos.

2) No se sabe cuándo vivió este hombre si es que realmente vivió, marcándose una horquilla que podría oscilar entre el siglo X a.C. hasta el viernes de la semana pasada, si bien parece que la conclusión de los Señores de Gredos es que fue entre el siglo VIII y VII a.C.

3)La principal fuente de riqueza en Grecia era la agricultura. Aunque luego ya empezaron a colonizar todo el Mediterráneo porque se dieron cuenta de que salía más rentable fundar una cadena de grandes almacenes. Pero la apertura de franquicias de El Corte Griego se vio frustrada porque en vez de fusionarse no paraban de conquistarse los unos a los otros, con el malestar consecuente de los posibles accionistas. Es por ello que Hesíodo se dedicaba a dar lecciones acerca de cómo cultivar los campos. Era listo y sabía que con el marketing que estaban realizando no podrían llegar a ninguna parte de otra forma.

4) Además, como estaban quitando las monarquías (hace tres mil años... llevamos un poco de retraso, me temo) y era hombre de bien, llamaba a los gobernantes "divinos" y criticaba las injusticias de los Reyes. Versiones apócrifas aseguran que si hubieran gobernado Reinas a lo mejor no le hubiera disgustado tanto. E incluso podría haber sido una de ellas (tanto "divino" escama a los estudiosos, ya se sabe).

5) Los Señores de Gredos eran fan de 300 antes incluso de publicarse el cómic, por ello le dedican cuatro páginas a hablar de la falange hoplita, forma avanzada de la distribución de los soldados griegos en la batalla, y que, tras cuatro páginas, para lo único que sirve es para deducir que Hesíodo la conocía.

6) Hesíodo no se inventó nada. En realidad era como Beck o Tarantino, y se dedicaba a plagiar poemas hurritas-hetitas-babilonios y sumerios, que lo mismo los habían introducido en Grecia los fenicios, o no. Y poemas fenicios también.

7) Se han publicado muchas versiones de las obras de Hesíodo, pero la mayoría fuera. Y de las que había en español hasta la llegada de los Señores de Gredos, mejor no hablar. Porque ya lo hacen ellos y no precisamente bien.

Algún lector no avezado podría preguntarse después de todo lo expuesto que por qué hay que hacerle caso a unos textos mal conservados que sólo se supone que escribió un señor que no se sabe que existió. Pues muy fácil, ya lo he explicado al principio, porque lo dicen los Señores de Gredos, que para eso saben lo que es el Papiro de Oxirrinco y vosotros no. Y punto en boca.

miércoles, 11 de febrero de 2009

Invierno en Lisboa

Lema del día: Be water, my friend.

Sigo esperando las instantáneas de mi última visita a Lisboa, acaecida hace dos semanas, pero como continúe esperando se me va a olvidar todo, así que recuperaré alguna de las de verano para ilustrar el post, y ya después, si es que alguna vez me llegan, seleccionaré para mostrar (si es existe aquella en la que no esté borracho).

 

La idea de ir a Lisboa, ya lo conté hace un tiempo, fue de última hora. Me invitaron a un Congreso, en pleno ataque borracheril, en unas fechas en las que estaba de días libres. Como no tenía que justificar asistencia, decidí irme al sitio donde se celebraba y olvidarme del Congreso, para poder disfrutar de Lisboa con menos calor que la que sufrimos en el periplo estival del año pasado. Y como el alcohol inundaba mis neuronas, no pensé siquiera en la compañía más allá de los amigos.
Eso hace que el grupo sea bastante más heterogéneo de lo apetecible. Lo malo es que a la hora de comer hay que hacer auténticas virguerías para estar cubierto por todos los flancos. Lo bueno es que los heterogéneos nos sirven de divertimento a los demás. 
Tras sufrir (y llevo cuatro reclamaciones de retraso) la T4 (maldito invento de algún arquitecto imbécil) y un vuelo con turbulencias que provocó algún que otro mareo y más de una risa, llegamos a Lisboa una maravillosa tarde de lluvia con un frío polar. Nos hospedábamos en el hotel AC Lisboa, que en realidad podría estar en cualquier otra parte del mundo porque es exactamente igual que todos los hoteles de la cadena, lo que incluye al personal masculino de recepción, de estilo impersonal, robótico y casi estierco. Por lo visto en los hoteles de cuatro estrellas a eso lo deben llamar hospitalidad.
Deseosos de olvidar a Iberia, marchamos a buscar cerveza subiendo al Bairro Alto. Y ahí nos perdimos. Y aquí me perdí, porque he jurado y perjurado no poner verde a nadie, así que el relato quedará menos divertido y mucho más corto, porque resumiré. 
Los portugueses habían mejorado ligeramente. Continuaban siendo paticortos, unicejos y retacos, pero se los veía algo más guapos. Claro que siempre me quedaba la duda de que fueran de allí, o de que como los corticoides habían dejado de castrarme hacía ya tiempo, mi líbido estuviera en límites normales. Aun así, poco había que salvar. Mucho local moderno (donde la consumición mínima eran 100 euros) nos llevó a alguna discoteca de música electrónica en la que alguna de las representantes pretendió que le pusieran salsa, consiguiendo no sólo que no la echaran, sino hacerse amiga del DJ, llamado Oscar, que incluso le pidió disculpas. La primera noche, sábado para ser más exacto, acabó con el diluvio universal sobre nosotros mientras le quitábamos taxis a los portugueses y cenábamos a las seis de la mañana en la habitación del hotel, donde no podían hacer sandwich mixtos por la hora, pero si ensaladas césar. A mi que me lo expliquen.

 

El conocer el sitio te da libertad para moverte, con lo que uno, que tiende a independizarse aunque esté en el extrajero, aprovechó para dormir lo que no hicieron los demás y se incorporó a la hora de la comida en Belem, con el resto del pasaje ya con los deberes hechos evitando por tanto el turismo ya conocido. 
Sin encontrar un bar abierto, acabamos nuevamente en el hotel, donde di a conocer el (magnífico) vinho verde, y dimos el típico espectáculo de españoles en el extranjero, a voz en grito todo el tiempo, durante horas y horas porque como estábamos a gusto y el vinho verde estaba bueno, decidimos acabar allí con la bodega. La cena, ya en considerable grado enólico, dio para que unos catalanes convencieran a I., que no se fiaba de su comida ni de nosotros, que existen los espaguettis negros, y para que metiéramos la pata con comentarios fuera de tono con los que no se habían quedado a comprobar las excelencias del zumo de uva portugués. 
Como había ido de vacaciones seguí durmiendo como una marmota para descubrir al levantarme que la humanidad en pleno estaba comprando manteles, y unirme al grupo con el tiempo justo para desayunar a las dos de la tarde. La velada estuvo amenizada por el contaje de asesinatos que cometíamos, tras ser informados de que por cada cigarrillo que nos fumábamos estábamos matando a diez personas. En la comida nos dio por bromear con los camareros y reírnos del intento de negocio con almejas que había querido hacer un rumano con S. y A. mientras esperaban el autobús de regreso a Lisboa tras ver a sus familiares. Cuando ya hubimos exterminado a un par de aldeas de Zamora, nos fuimos a realizar la última visita de la tarde, el Castelo de Sao Jorge, que terminó lo antes posible porque habíamos ido a emborracharnos (yo al menos, si, y parte del pasaje, concretamente por el que yo me había apuntado, no mostraban ningún tipo de oposición a ello), consiguiendo aposentarnos en un local lleno de terciopelo rojo y jazz que conseguimos llenar y vaciar un par de veces mientras la ginebra iba consiguiendo que nuestras caras se descompusieran y los chistes cada vez fueran más soeces. A la camarera le prometimos que "manha mais", pero luego no fue posible.

 A Ale y a mi nos dio por ir caminando a dormir, para que se nos pasara la torta, mientras los demás que resistían cogían un taxi. Y como nos entró hambre así, de repente, no tuvimos mejor cosa que hacer que irnos al McDonalds 24 horas que hay en el Estadio del Sporting de Lisboa, en la otra punta de la ciudad, porque en Lisboa en invierno un lunes a las tres de la mañana no hay ningún sitio para comer abierto. ¡Habrase visto! Un taxista colocado al que encontramos en medio de una rotonda en medio de una autopista nos llevó hasta el hotel, donde dormimos cuatro cortas horas porque al día siguiente nos íbamos a Sintra. 
La división allí se hizo evidente. Tras decidir visitar la Quinta do Regaleira, el único palacio que me quedaba por ver, unos pocos nos decidimos a escalar (literalmente) por todos los jardines y revisar todas las grutas, mientras el resto decidían dónde comíamos sentados en el bar. Con diferencia, la mejor de todas las atracciones de Sintra, la Quinta nos dio para ejercitar los gemelos, la visión nocturna y la cabeza, si no que se lo digan a I., que se estampó contra una estalagtita, cosa que no sólo sirvió para que le saliera un chichón, sino también para que no lo hiciera yo, que suelo ser el damnificado en estas excursiones. Tras comer en un restaurante donde la puerta no cerraba, y el aire entraba como traído de Arkansas, iniciamos vuelta a Lisboa para descansar y hacer las maletas. 
Como yo no estaba por la labor, convencí a Ale de irnos a buscar un bar, y, tras varias vueltas y paradas, y ya con S. y A., dimos paso a nuestra última noche en Lisboa a ritmo de cervezas, de nuevo por el Bairro Alto. Al grito de "Mais cinco", tras la incorporación de B., tuvimos la noche más tranquila y más coleguera. Por más que el cuerpo no pidiera marcha y regresáramos relativamente pronto para descansar. Pero es que la T4 da para mucho. Tanto como para tener que ir (de nuevo) de T4 a T4S corriendo al haber tenido retraso (de nuevo) en el vuelo de ida. Por lo menos llegaron las maletas. 
Y por fin, ya en casa, descansé. Es lo que tienen las vacaciones, que son agotadoras. Por eso mejor cortas.

P.D. Esta vez he ido de pijis por la vida. Es lo que tienen las invitaciones. Sigo prefiriendo el método medio-mochila habitual, aunque sea mucho más cansado. No os vayais a creer que uno es fino...
 

jueves, 5 de febrero de 2009

Fluctuaciones estacionarias

Lema del día: Es que si me invitas corro el riesgo de ir.

No puedo entender a la gente que se pone de buen humor con el calor. Yo en verano estoy hecho un penco. Y es llegar diciembre y encenderme. Llevo dos meses como una moto y todavía no hemos empezado carnavales. De hecho, ayer me enteré que si los hemos empezado, aunque yo no me haya enterado porque con el ritmo que mi vida está tomando, similar al de todos los inviernos, no sabría en el día en el que vivo si la hoja de estadística que tengo que rellenar no se empeñara en recordármelo cada mañana.
Todavía (y por ello lo digo) no se de qué me voy a disfrazar. Y lo cierto es que cada vez me preocupa menos porque comienzo a plantearme no disfrazarme de nada. En realidad comienzo a plantearme demasiadas cosas, entre ellas cuántas cajas necesitaría. Pero eso es otro tema. Acabo de llegar de comer. Y he quedado para irme de cañas. Y ayer ya estuve de comida y cañas posteriores. Y mañana nuevamente comida. Y el sábado también quedé. Y el domingo. Y desde que me enteré que llegaron los carnavales soy feliz porque es la única época del año en que en esta ciudad se puede salir de lunes a domingo. Y estoy escuchando un disco de flamenquito variado que me encargó una amiga y que nunca le entregué. Y no me importa. Ni eso ni que otros estén enfadados porque no los llamé cuando ellos querían que los llamara, aunque me los vaya a encontrar en breve y algunos otros ya estén dando calor con ello. Y me da igual, me da igual... a tomar por culo el calvo, como diría otra amiga de la que hace años no se nada... en fin, que se me está yendo la pinza a pesar del café...
P.D.: Como comprenderás, querida fan, esto no es plan para escribir a Hesiodo ni a nada de nada. Y siguen sin mandarme las fotos de Lisboa. ¡Cómo es la gente! Achilipú, apú, apú...

domingo, 1 de febrero de 2009

Agradecida y emocionada

Lema del día: Mira que soy fácil...

Mi primera fan declarada ha estado de visita en mi isla para verme. Ella no ha parado de insistir en que era para ver a su hermana y su sobrina, pero yo se la verdad. Como mis fans son como son, se permiten el lujo de llamarme la atención y darme consejos. Y yo, como me debo a mi público, no sólo los acepto, sino que además intento cumplirlos. Por ello he estado haciendo, a petición suya, experimentos con el color para volver al negro original que nunca debió abandonar estas páginas, y he prometido actualizar de forma más o menos regular (y no haciendo tres entradas seguidas y luego tirándome semanas sin hacer nada como de costumbre) haciendo uso de la programación programada del blogger que tan buenos resultados me ha dado en el otro. Que sepais pues que estoy esperando las fotos de Lisboa para contar periplo invernal (aunque tampoco recuerdo mucho) y estoy terminando con Hesiodo para continuar con la Mitología griega para lerdos. Para que conste.
Por cierto, fan: ya he visto un capítulo (no el primero) de The IT crowd, que comentaré cuando repase entera en el otro blog, pero te doy un avance: ¡qué grandes!