Raramente consulto revistas de moda desde hace muchos años. Cuando se llega a la conclusión de tener un estilo aséptico propio y el suficiente buen gusto para no ir hecho un fantoche por la vida, no hace falta nada más. Y eso porque a pesar de mi pinta de laja habitual, soy muy pijo en el fondo y llevo un look perfectamente cuidado aunque no lo parezca. Pero ayer en el avión de vuelta de Cádiz, una amiga llevaba un Vogue que supuse era un monográfico de joyería, y como estaba pasado de rosca y no podía dormir, le eché un vistazo.
En resumidas cuentas, después de tantos años escuchando lo elegante que es la sobriedad, llenando el fondo de armario de colores neutros para las ocasiones especiales y queriendo ir discreto, ahora resulta que están de moda los artículos de los chinos pero con pedrería buena, de marca y mil veces su precio. Porque el que quiera saber qué es lo que se lleva en joyería femenina, sólo tiene que acercarse a cualquier tienda de todo a un euro, escoger la figurita más horteira y con más colorines que encuentre, imaginársela llena de brillantes y amatistas y ya va modelno y pijo.
Es decir, si Gato fuera plano y en vez de purpurina verde llevara esmeraldas y pusiese Dior detrás, todas las pijas de Serrano estarían dándose de hostias por llevarlo en las orejas, a tamaño real (que viene a ser como mi cabeza, más o menos). Sospecho que detrás de esto está Corporación Dermostética para ganarse unas perrillas después arreglando lóbulos descolgados.
Ya me lo imaginé cuando en la tienda de Lladró en Valencia vi los precios de los horrorosos huevos que había diseñado otro modelno afincado esta vez en Londres para ellos: vuelven los ochenta, pero mucho más caros.
Vayan preparando las hombreras si quieren, yo voy a por el fusil de asalto.
En resumidas cuentas, después de tantos años escuchando lo elegante que es la sobriedad, llenando el fondo de armario de colores neutros para las ocasiones especiales y queriendo ir discreto, ahora resulta que están de moda los artículos de los chinos pero con pedrería buena, de marca y mil veces su precio. Porque el que quiera saber qué es lo que se lleva en joyería femenina, sólo tiene que acercarse a cualquier tienda de todo a un euro, escoger la figurita más horteira y con más colorines que encuentre, imaginársela llena de brillantes y amatistas y ya va modelno y pijo.
Es decir, si Gato fuera plano y en vez de purpurina verde llevara esmeraldas y pusiese Dior detrás, todas las pijas de Serrano estarían dándose de hostias por llevarlo en las orejas, a tamaño real (que viene a ser como mi cabeza, más o menos). Sospecho que detrás de esto está Corporación Dermostética para ganarse unas perrillas después arreglando lóbulos descolgados.
Ya me lo imaginé cuando en la tienda de Lladró en Valencia vi los precios de los horrorosos huevos que había diseñado otro modelno afincado esta vez en Londres para ellos: vuelven los ochenta, pero mucho más caros.
Vayan preparando las hombreras si quieren, yo voy a por el fusil de asalto.
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