martes, 19 de febrero de 2008

Las ostias de mi vida.

Lema del día: Levantarse sólo sirve para tener más probabilidades de caerse de nuevo.

Hay quien colecciona cicatrices en el alma (qué bonito me ha quedado). Yo soy mucho más práctico, y si crío una cicatriz, mejor que esté a la vista. Algunos de los amiguitos ya sabreis de mi episodio de caída con labio partido, todo ello en condiciones no precisamente memorables, del sábado pasado, ese día que no iba a salir, y que terminé a las seis de la mañana tirado por los suelos del Puerto. Todos los que me han visto se han asustado mucho, y los he tenido que convencer de que, por mucho alcohol que lleve en el cuerpo, lo de pegarme golpes es algo genético. El cómo, en vez de la nariz, me partí el labio, es un misterio sólo comparable a aquella vez en mi pueblo, en casa de mis padres, en que me caí al suelo (también con considerable grado enólico) y me raspé la ceja contra la nada. Nadie es capaz de entenderlo (aunque muchos se rieran, no sin razón), pero Greeson está trabajando en ellou. Haciendo, pues, repaso a los golpes que me ha dado la vida, o, más bien, a los golpes que me he dado yo contra la vida, empezando por aquel con el sillón de mimbre cuya cicatriz adorna mi frente, he comenzado a creer que, si no existiera un alguien, a estas alturas yo ya no estaría en este mundo, y estaríais todos muy tristes, no me cabe duda. Por ello estoy planteandome que lo mismo existe un dios, y que es bueno y misericordioso, y todo eso... pero hasta que no presencie un milagro gordo, no me lo voy a terminar de creer (milagro como puede ser que Darek se venga conmigo, por ejemplo).
Como llevo tiempo sin escribir, daré novedades. Por fín he perdido peso en el gimnasio, y eso que con los carnavales he hecho lo que me ha dado la gana. El problema es que tras el golpe me duelen las paletas, y no puedo probar bocado que no sea blandito (aun menos otras cosas porque tengo los labios que parezco Cayetana de Alba), con lo que estoy a base de helados y congelados varios (llámense croquetas y bocaditos de queso) que no hace falta masticar. Con lo que de aquí a que me incorpore otra vez a la vida vigoréxica mucho me temo que ganaré lo que he perdido y más.
Por otra parte, espero que me feliciteis porque ya soy Drag King y Grip King en el Need for Speed. Pero aun así, todavía no me puedo comprar el Lamborghini murciélago. No sé a quién habrá que chupársela para eso, pero yo ahora mismo no estoy en condiciones.

lunes, 11 de febrero de 2008

Qué fuerte, qué fuerte

Lema del día: ¿De verdad que nadie nos vigila?

Acabo de responder a una especie de encuesta de una bodega que me ha llamado a casa a venderme vino. No es por nada, pero mi teléfono no lo tiene cualquiera, y la insistencia de la señora me ha hecho ponerme un poquito nervioso. ¿Me habrán estado vigilando? Teniendo en cuenta que llevo tres semanas conservado en alcohol, ¿no es mucha casualidad que quieran venderme cervezas artesanales cuando me estoy quitando? ¿serán los del gimnasio para que no afee la imagen global de animalitos atléticos? Un sin fín de preguntas rondan mi cabeza, y yo con la plancha puesta... si es que uno no puede querer volverse sano. No lo dejan.
Entre eso, que me he enterado hoy que dos monitores de mi gimnasio, que no conozco, son las drags de un sitio de espectáculos aquí, en Las Palmas, y lo de Eurovisión (picar para ir al otro blog), estoy a punto del infarto. Me tendré que fumar un cigarro.

sábado, 9 de febrero de 2008

Sin fuerzas.

Lema del día: Qué cansado se está cuando se está cansado.

Saliente de la tercera guardia en diez días, y de los excesos de carnaval (y los previos a él), y todavía con la sardina en ciernes... Mañana iré a ver a Carlinhos Brown, o algo así, pero la semana que viene ya he rechazado una invitación para ir en una carroza en la cabalgata de los carnavales del sur, porque si no, no llego a semana santa. Lo peor es que tengo unas ganas de jarana horribles. El problema es que el cuerpo no me acompaña, y la mente, a estas horas, casi que tampoco.
Con la noche que voy a pasar, bien me hubiera venido irme a los carnavales. Porque cuando me paso de rosca, no pego ojo. Pero tengo que dormir, no puedo más con mi cuerpo, y son muchos kilos los que tengo que transportar. Para eso está la química. Siempre nos quedará el Stilnox.

P.D.: Como uno es un yonqui de lo que pille, y a pesar de que he vuelto a fumar, no he podido desengancharme del Need for Speed. Cada vez veo más claro que en algún momento de mi vida voy a tener que empezar a tirarme en un diván.

sábado, 2 de febrero de 2008

El Olimpo.

Lema del día: ¿Por qué el alcohol tiene que dejar resaca?


Como el carnaval va del Olimpo, anoche nos disfrazamos de dioses griegos, como bien se aprecia en la imagen. Además de hacer un homenaje a los Juegos Olímpicos de Pekin, ya que todo lo que no nos habían prestado era de los chinos de mi barrio, que dan para mucho. Os pongo el detalle de mis zapatos más adelante, para que veais algo preciosísimo. De izquierda a derecha, el Hades de Guanarteme, la Medusa de Fontanales y el Zeus de la Atalaya. El hippie del Lomo no está en mi cámara. Si consigo que me pase las fotos pongo en la que estamos todos.


Ahora mismo estoy a punto de morir. No se si esta resaca se debe al alcohol o a la purpurina que me bebí. Purpurina que está por toda mi casa, además de mi cara. Me la he lavado tres veces en una hora que llevo despierto, además de desmaquillarme, y todavía tengo para tres disfraces más. La que hay repartida por mi casa ya he decidido que no la recojo hasta que termine todo esto. Con la de la cara, seguiré intentándolo.