Cuando escuche que en La2 iba a comenzar a emitirse un programa que iba a realizar el mismo equipo de toda la vida de La hora Chanante, me entró el pánico. Porque, soy sincero, desde que me mudé a esta isla, no veo prácticamente nunca la televisión, y menos Paramount Comedy, dado que, aunque adquirí el trio de telefónica, algunos canales que contraté posteriormente, no me los activaron. Como no me los cobran y no echo mucha cuenta, decidí no quejarme, y seguir pagando el mínimo. Por lo tanto, no tenía noticias chanantes desde hacía tiempo. No voy a ir de fan, porque lo veía sólo de vez en cuando. Pero era como las meigas. Sabes que está ahí, y te quedas más tranquilo.
El paso a La2, que significaba el fin de La hora Chanante, o eso me parecía a mi, me puso melancólico, melancólico de lo que nunca fui. Porque uno da para hacer muchas tonterías. Es verdad que, desde que empezó Muchachada Nui, todos los jueves por la mañana me acuerdo de él. Concretamente de que me lo perdí el miércoles. Así que este jueves, por fin hice los deberes y me lo he bajado todo del emule. Por lo visto, es lo que estamos haciendo todos, y la audiencia va como el culo, por lo que he programado el DVD para grabarlo todos los miércoles. Así, al verlo encendido, me acordaré y lo veré en directo. Propósito de enmienda.
Pero volviendo al tema que nos ocupaba, mis miedos, al comenzar hoy a ver todos los capítulos (¡ya hace seis semanas!, yo antes me orientaba mucho mejor en tiempo, y mejor todavía en espacio), se han disipado. Le han cambiado el nombre porque, supongo, los del canal anterior no lo llevarían muy bien. Pero por lo demás, no hay más, valgan las múltiples redundancias. Muchachada Nui es La hora Chanante, con otro nombre. Mantienen muchas secciones, con diferente denominación, y el humor es del mismo tipo. Encantado me encuentro. Eso sí, echo mucho de menos a determinados personajes, que ya en Chanante se iban quedando relegados para la entrada de los nuevos, pero estaría bien que volvieran a introducir a Marlo y al Payaso. Es una sugerencia.
En otro orden de cosas, y también relacionado con lo chanante, ¡como me gustan Ernesto Sevilla y, creo que se llama así, Pablo Chapelo! Eso de que el Sevilla, que me pone tan malo como el Quequé y el Ángel Martín, haga, aproximadamente cada tres programas, algún sketch en que se intuya alguna relación homoerótica suya me hace no perder la esperanza de que algún día me conozca, se de cuenta de lo estupendo que soy, y deje a cualquier pelandrusca con la que esté para venirse conmigo. Es lo que tienen los sueños, que son gratis.
El paso a La2, que significaba el fin de La hora Chanante, o eso me parecía a mi, me puso melancólico, melancólico de lo que nunca fui. Porque uno da para hacer muchas tonterías. Es verdad que, desde que empezó Muchachada Nui, todos los jueves por la mañana me acuerdo de él. Concretamente de que me lo perdí el miércoles. Así que este jueves, por fin hice los deberes y me lo he bajado todo del emule. Por lo visto, es lo que estamos haciendo todos, y la audiencia va como el culo, por lo que he programado el DVD para grabarlo todos los miércoles. Así, al verlo encendido, me acordaré y lo veré en directo. Propósito de enmienda.
Pero volviendo al tema que nos ocupaba, mis miedos, al comenzar hoy a ver todos los capítulos (¡ya hace seis semanas!, yo antes me orientaba mucho mejor en tiempo, y mejor todavía en espacio), se han disipado. Le han cambiado el nombre porque, supongo, los del canal anterior no lo llevarían muy bien. Pero por lo demás, no hay más, valgan las múltiples redundancias. Muchachada Nui es La hora Chanante, con otro nombre. Mantienen muchas secciones, con diferente denominación, y el humor es del mismo tipo. Encantado me encuentro. Eso sí, echo mucho de menos a determinados personajes, que ya en Chanante se iban quedando relegados para la entrada de los nuevos, pero estaría bien que volvieran a introducir a Marlo y al Payaso. Es una sugerencia.
En otro orden de cosas, y también relacionado con lo chanante, ¡como me gustan Ernesto Sevilla y, creo que se llama así, Pablo Chapelo! Eso de que el Sevilla, que me pone tan malo como el Quequé y el Ángel Martín, haga, aproximadamente cada tres programas, algún sketch en que se intuya alguna relación homoerótica suya me hace no perder la esperanza de que algún día me conozca, se de cuenta de lo estupendo que soy, y deje a cualquier pelandrusca con la que esté para venirse conmigo. Es lo que tienen los sueños, que son gratis.
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