viernes, 6 de noviembre de 2009

Me quiero dir

Lema del día: para que luego digan...

Llegué ayer de vacaciones, aunque no trabajo hasta el martes. La razón inicial (y final) era un juicio que tenía hoy (como testigo, todavía no me han imputado en el Gürtel) y que, tras levantarme a las siete y cuarto (estando de vacaciones, repito) porque además creía que se celebraba media hora antes (da igual, de vacaciones debería ser delito despertarse antes de las once de la mañana a no ser que estés en una ciudad extranjera) y recorrerme medio pueblo que no conozco encontrándome con pacientes por todas partes (y que me recordaban citas próximas cuando no directamente se sentaban a mi lado a tomarse el café), no se ha celebrado (aunque ha costado tres puertas, cuatro consultas y una llamada de teléfono que me confirmaran el error que yo venía presintiendo desde hacía dos días).
Lejos de ser la puntilla, después he ido a Correos a recoger un paquete que ni recuerdo cuando pedí, y tras un cuarto de hora esperando mi turno, me confirman lo que también sospechaba, que no aceptaban tarjetas a pesar de que Zapatitos (quiero su cabeza en una bandeja de oro YA!) promulgó una ley según la cual en todos los establecimientos debe existir posibilidad de pago en dinero no cash, como diría Lomana. Debe ser en todos los establecimientos que no tengan en su organización ningún influjo público.
La señorita de Correos se ha apiadado de mi y me ha permitido colarme después, quizá movida por mi cara de desesperación y porque estaba a punto de echarme a llorar allí mismo y hasta de cortarme las venas si hubiera echo falta con tal de no tener que esperar la vida de Cristo (Las Palmas hoy parece Madrid, hay colas para todo).
Habrá a quien le parezca exagerado, lo se, pero entiéndanme. Como dije al inicio del post, ayer volví de vacaciones en las que, por una vez en la vida y sin que sirva de precedente, olvidé la mochila a medias y me fui a visitar Paris, Barcelona y Madrid (por orden) y a los amigos que viven en las dos últimas.
Tras ese panorama, panorama que echo tanto de menos, y cuando por fin comenzaba a hacer frío (el invierno, ese gran invento que en Canarias no disfrutamos), llego aquí, tras escuchar las quejas del poco tiempo que estoy en los sitios por parte de todos los amigos, y volviendo a la manga corta y el bochorno cuando lo que quiero es tener que llevar abrigo, guantes y bufanda. Y todo para nada.
Ya he dicho que quizá lo más conveniente hoy (no voy a hablar de los distintos desastres mañaneros que he organizado en mi domicilio porque no tengo ganas de resultar cansino) es no moverme del sofá, sobre todo cuando está lloviendo (lluvia con calor, magnífico invento también, sobre todo cuando llueve lo justo para ensuciar cristales), pero ya he quedado.
Necesito de beber y de beber y de beber más. De follar no, porque estoy culto y porque lo más probable es que si hoy cae algo me coja una sífilis. Y tampoco es plan.


P.D.: Y por supuesto este es el prólogo del diario de vacaciones, La cultura me mata, que empezará su andadura en breve en estas páginas. Cuando se me pase la cogorza, concretamente.

2 comentarios:

The Wolf dijo...

Y con semejantes vacaciones te atreves a quejarte????????


XD

Que bueno es tenerte ya por acá, querido.


Saludos.

K.


P.D.:ibas de testigo? Y la crónica de ESO para cuando?

Groupiedej dijo...

Lo doy por contado y casi que por olvidado, querida Kirin...

La crónica de las vacaciones en breve, espero...