jueves, 15 de enero de 2009

Me enredé yo solito.

Lema del día: Con lo fácil que soy para algunas cosas...

Todo empezó el viernes. Había quedado con Dareka para verla, una vez pasadas las fiestas navideñas, y aprovechar para ir a las rebajas debido a que nuevamente mis amigos se han vuelto a acordar de mi para casarse todos el mismo año e invitarme a una boda con dos meses de antelación en la Catedral de Sevilla (yo, en una boda en la Catedral de Sevilla, ¿pero qué pasa?, ¿pero qué invento es este?). Con lo que en búsqueda de abrigo partí. Y en ese tramo me enamoré. De un abrigo de precio inquietante aun teniendo un cincuenta por ciento de descuento. Como me enamoré a primera vista pero tuve un ataque racionalizador a pesar de tener la tarjeta de los grandes almacenes donde los vi, esa que te permite comprar a plazos sin intereses y que haría que me lo pudiera permitir (no quiero hacerle más publicidad al El Corte Inglés de la que le hago normalmente), opté por otro de facturación normal pero que simplemente me serviría para pasar la noche. Lo mismo que cualquier borrachera, vamos... Y de ahí, precisamente, Dareka y yo fuimos a emborracharnos y terminamos, como de costumbre, hablando con gente que no volveremos a encontrarnos y haciéndonos íntimos amigos de abogados que nunca nos defenderán, aparte de diseñarnos trajes para carnaval que de salir como pretendemos pueden ser grandes éxitos en estas páginas.
Lo que iban a ser unas horas de tiendas terminaron casi en intoxicación etílica a horas no demasiado decentes para tener que levantarse el sábado a hora más que intempestiva para no trabajar porque me iba de cumpleaños. Pero me levanté para continuar bebiendo.
Iba a ser un asadero (barbacoa para el que no lo entienda) en el campo, que por más que todos sabíamos que había estado lloviendo toda la semana, teníamos esperanza de poder realizar. Y es que el que crea que yo soy el único inconsciente no conoce a mis amigos. Como el campo tuvo el mal gusto de no secarse en las únicas dos horas que no llovió por la mañana, cambiamos planes y terminamos en un chalet en la playa montando toldos para la lluvia que luego no usaríamos porque hizo un sol espléndido, ya que el tiempo es así, lo publicó Andrew Bloch hace años en La ley de Murphy, llevo siglos diciendo que se debería estudiar en todos los colegios como asignatura obligatoria. Por más que hiciera sol, catorce horas bebiendo cerveza, al lado de la playa con la humedad que hace y sin pasar de veinte grados consiguieron que el domingo por la mañana sólo me hiciera falta una salchicha en la boca y cantar "yo soy esa, la que pone la picha tiesa" para ser Carmen de Mairena, porque mi ya en proceso de perpetuo catarro no mejora ni en casa ni en la calle ni con alcohol a pesar de que es desinfectante y mata todos los bichos. Pero aproveché el tiempo perdido para aumentar mis amigos y mis clubes de fanes del facebook (qué forma más tonta de perder el tiempo) y organizar un poco la semana bloguera, lo que incluyó decepcionarme como pocas veces observando como Allen se vendía al mejor postor con tal de ganar perras en una cinta inmunda (destrozada aquí). Sin embargo, el amor seguía en el aire, y ya había tomado una decisión.
Del abrigo del que me enamoré perdidamente sólo quedaba mi talla. El lunes pensaba ir a buscarlo. Si quedaba en pie sería una señal y me lo tendría que comprar, si no estaba, buscaría un puente para tirarme como un amante despechado. Y eso hice por la tarde después de la única mañana decente de trabajo de toda la semana. Evidentemente, como sospechaba, no estaba. Es lo que tienen los buenos vendedores y los descuentos portentosos en marcas carísimas, que se venden a pesar de que se dice que no hay perras. Para ahogar mis caprichos consumistas, fui a exculpar mis deudas con la SGAE (por favor, que la humanidad en pleno firme esto) comprando buenos discos, y terminé haciéndome íntimo amigo de uno de los responsables de la sección de música, melómano empedernido, que al echar un vistazo a lo que me estaba llevando y observar el nuevo de The Killers en vez de alguna porquería del Bisbal o alguno de estos se volvió loco y comenzó a recomendarme cosas y a ponerme música fantástica que no estaba en los expositores, a invitarme a eventos musicales que organizaba él, a decirme que dejara discos que llevaba porque no estaban bien resueltos, y terminó dándome su tarjeta y presentándome al otro responsable para que me conociera por si tenía algún problema alguna vez. Tan flipado me quedé que tuve que volver a irme a beber porque no me pareció normal, por más encantado que me fuese, que quieren que les diga.
Y ya ahí me terminé de perder. Es lo que tiene tener amigos de vacaciones cuando uno está trabajando y es débil. Empiezas un lunes por la noche yéndote a tomar un par de cañas y ya el martes te quedas dormido y llegas tarde a trabajar. Como normalmente nadie coge el teléfono, en mi trabajo no hay cobertura y nadie mira el móvil, decidí no llamar para no llegar más tarde de lo necesario y salir pitando. Por poco llaman a los bomberos y a la Policía para que me busquen. Por cuarenta y cinco minutos de nada. Pero la hecatombe se iba fraguando. A la hora de terminar, yo seguía en la consulta con nosecuantitas cosas pendientes de escribir. Eso no me impidió ir a comer a un delicioso restaurante al que quería ir desde hacía siglos y en el que milagrosamente los que estaban de vacaciones habían podido conseguir mesa de forma improvisada una hora antes y empezar así una jornada que acabó mezclando pacharanes con orujo de café hasta las tantas.
Tras dormir cinco horas escasas me fui a trabajar puntualmente (lo que para mí supone cogerme los veinte minutos de cortesía que me tomo para todo) pero más muerto que vivo, porque uno ya tiene una edad (recuerdo que digan lo que digan las matemáticas yo el año pasado cumplí 27 y no vuelvo a cumplir más nunca hasta nueva orden) para echar un día espantoso porque no faltó nadie. Pensaba irme a dormir la siesta directamente, pero en el último momento me apunté a una comida al lado de casa que acabó cerca de las dos de la mañana en casa de un amigo bebiendo cerveza y hartándonos de reír con vídeos del youtube después de haber visto el partido del Atleti. Cosa que, y es a lo que voy, provocó que me hiciera fan en el facebook de otro video de frikis más, el Contigo no bicho (reconozco que es divertidísimo), añadiera más gente a los amigos, escribiera alguna que otra barbaridad... y no ha sido lo único que han conseguido los efluvios enólicos.
Le prometí a Josito que le haría un club de fans, le pedí a una amiga que me hiciera uno a mi a instancias de otra amiga que me lo insinuó para poder hacerme fan de mi mismo (cosa que me pareció muy buena idea), a pesar de que había prometido no hacerme fan de nada ya llevo cuatro grupos esta semana, he creado uno (para quemar vivos a los de la canción Barcelona) y, eso fue también anoche, me he apuntado a un viaje a final de mes a Lisboa aprovechando que me quedan días del año pasado... cosa que no es la primera vez que hago borracho y que va a hacer que posponga viaje a Barcelona que puede hacer que un amigo se cabree mucho, mucho, mucho conmigo.
Y digo yo, porque siempre me pasa lo mismo, si todos esos que durante tantos años han realizado esfuerzos ímprobos por ligar conmigo sin conseguirlo a costa de mirar, pasar, intentar resultar sensuales o decir frases tópicas de esas con las que a mi o me entra la risa floja o me ponen nervioso consiguiendo que les arranque la yugular hubieran sabido que con ir de coleguitas y esperar a que me tomara un par de cervezas y simplemente proponerlo podrían haber hecho conmigo lo que les hubiera dado la gana... probablemente a estas alturas no tendría dos blogs ni sería uno de los más firmes candidatos a ser el más friki del facebook. Claro que no tendría de qué quejarme y entonces si que me podría dar un ataque.


3 comentarios:

Anónimo dijo...

...ya me puse al día...tómate algo para el dolor de neuronas!!!

Anónimo dijo...

En resumen, que has emborrachado a un abrigo de tu talla que no te compraste porque llegaba 45 minutos tarde a un restaurante al que siempre quisiste ir con el cuerpo de bomberos..

Era eso no?

Corrígeme si me equivoco, es que estoy de resaca después de una tarde-noche muy extraña.

Groupiedej dijo...

Chiqui, gracias!! Acabo de entenderlo todo!!