sábado, 26 de septiembre de 2009

La vida del internauta

Lema del día: Cualquier cosa es posponible si hay que cargar fotos en feisbuk.

El placer de viajar conlleva estrés de siempre. Por ello muchas veces he preferido cambiarlo por el placer de incrustarme en el sofá y ponerme como un cerdo a base de comida de la que hace que tu colesterol esté ahí a punto de atacarte y acabar contigo (quién no entienda esto, que vea los anuncios de Danacol) y cerveza.
Pero aún así hay demasiados sitios que quiero conocer y, al menos una vez al año, planeo últimamente un viajito a tierras extrañas y desconocidas. El estrés del viaje antes comenzaba cuando decidías adonde ir y te informabas de qué era lo que tenías que hacer para entrar en el país en cuestión (visados, dinero...), pero ya no.
Ahora, una vez compras la Biblia, donde ya te lo explican todo, el verdadero comedero de cabeza empieza con no olvidarte la cámara, y tiene su cénit a la vuelta del viaje, cuando te ves obligado a compartirlo todo con todo el mundo (obligación que por otra parte sólo ves tú).
Hoy me he dado cuenta que, tras una semana y media desde mi llegada de Estambul, aún no había colgado fotos en feisbuk. Y eso que las he colgado en Picasa, escribí el resumen para este blog, mandé las direcciones a los amigos, me descargué las de Olalla que también había colgado en Picasa y he dado doscientos millones de explicaciones acerca de Turquía y las gastroenteritis por mayonesa.
Así que en ello llevo toda la mañana, esperando una carga interminable para poder etiquetarla e informar a los amigos. A pesar de haberme quedado sin agua bebible (la del grifo es potable, pero vamos...). Me quedan, más o menos, veinte minutos para tirarme a por el tirador de cerveza que en un alarde de pijismo de esos que tengo de vez en cuando, me compré la semana pasada. Al fin y al cabo es líquido también.
Desde luego, la histeria qué mala es.


No hay comentarios: