Lema del día: Que salga, que salga, que salga...
Destino deseable para octubre del año que viene:
Además ya tengo Biblia y he encontrado páginas donde venden vuelos a 900 euros:
De momento somos tres, ¿alguien se anima?
miércoles, 30 de septiembre de 2009
sábado, 26 de septiembre de 2009
La vida del internauta
Lema del día: Cualquier cosa es posponible si hay que cargar fotos en feisbuk.
El placer de viajar conlleva estrés de siempre. Por ello muchas veces he preferido cambiarlo por el placer de incrustarme en el sofá y ponerme como un cerdo a base de comida de la que hace que tu colesterol esté ahí a punto de atacarte y acabar contigo (quién no entienda esto, que vea los anuncios de Danacol) y cerveza.
Pero aún así hay demasiados sitios que quiero conocer y, al menos una vez al año, planeo últimamente un viajito a tierras extrañas y desconocidas. El estrés del viaje antes comenzaba cuando decidías adonde ir y te informabas de qué era lo que tenías que hacer para entrar en el país en cuestión (visados, dinero...), pero ya no.
Ahora, una vez compras la Biblia, donde ya te lo explican todo, el verdadero comedero de cabeza empieza con no olvidarte la cámara, y tiene su cénit a la vuelta del viaje, cuando te ves obligado a compartirlo todo con todo el mundo (obligación que por otra parte sólo ves tú).
Hoy me he dado cuenta que, tras una semana y media desde mi llegada de Estambul, aún no había colgado fotos en feisbuk. Y eso que las he colgado en Picasa, escribí el resumen para este blog, mandé las direcciones a los amigos, me descargué las de Olalla que también había colgado en Picasa y he dado doscientos millones de explicaciones acerca de Turquía y las gastroenteritis por mayonesa.
Así que en ello llevo toda la mañana, esperando una carga interminable para poder etiquetarla e informar a los amigos. A pesar de haberme quedado sin agua bebible (la del grifo es potable, pero vamos...). Me quedan, más o menos, veinte minutos para tirarme a por el tirador de cerveza que en un alarde de pijismo de esos que tengo de vez en cuando, me compré la semana pasada. Al fin y al cabo es líquido también.
Desde luego, la histeria qué mala es.
Pero aún así hay demasiados sitios que quiero conocer y, al menos una vez al año, planeo últimamente un viajito a tierras extrañas y desconocidas. El estrés del viaje antes comenzaba cuando decidías adonde ir y te informabas de qué era lo que tenías que hacer para entrar en el país en cuestión (visados, dinero...), pero ya no.
Ahora, una vez compras la Biblia, donde ya te lo explican todo, el verdadero comedero de cabeza empieza con no olvidarte la cámara, y tiene su cénit a la vuelta del viaje, cuando te ves obligado a compartirlo todo con todo el mundo (obligación que por otra parte sólo ves tú).
Hoy me he dado cuenta que, tras una semana y media desde mi llegada de Estambul, aún no había colgado fotos en feisbuk. Y eso que las he colgado en Picasa, escribí el resumen para este blog, mandé las direcciones a los amigos, me descargué las de Olalla que también había colgado en Picasa y he dado doscientos millones de explicaciones acerca de Turquía y las gastroenteritis por mayonesa.
Así que en ello llevo toda la mañana, esperando una carga interminable para poder etiquetarla e informar a los amigos. A pesar de haberme quedado sin agua bebible (la del grifo es potable, pero vamos...). Me quedan, más o menos, veinte minutos para tirarme a por el tirador de cerveza que en un alarde de pijismo de esos que tengo de vez en cuando, me compré la semana pasada. Al fin y al cabo es líquido también.
Desde luego, la histeria qué mala es.
miércoles, 16 de septiembre de 2009
Istanbul
Lema del día: qué dura es la vida del congresista.
Cosas que hacer en Estambul en tres días:
Cosas que hacer en Estambul en tres días:
1) Antes de ir, adquirir la Biblia (dícese de la guía de Lonely Planet).
2) En el aeropuerto, comprar tabaco.
3) Una vez sorteada la T4, rezar por salir de la cola de la Visa (15 euros) y tras ello, demostrar que el pasaporte que llevas es tuyo (coste: cara de perro del señor policía) para que terminen llamándote giri en el pasaporte, que por mucho que quiera decir entrada...
4) Si te hospedas en la Plaza Taksim, como es el caso, dar una vuelta por Istiklal Cadessi y parar en un bar moderno a pagar 5 euros por una caña para darte cuenta por fin de que todas las ciudades "cosmopolitas" cada vez se parecen más.
5) Irte a cenar comida mediterránea tras ser timado por un taxista (y dar millones de vueltas detrás de los otros tres taxis que llevan gente para la cena).
6) Levantarte tarde porque para eso estás de turismo (aunque los días te los den por otro motivo), llegar a desayunar casi a la hora de la cena, y quedar en el centro de españoles (llámese Hospitality de Almirall en congresos en el extranjero) con los amigos que llegaron más tarde, justo al lado del Hipódromo, y sin darte cuenta de la presencia de la Columna de Constantino por el camino.
7) Empezar a hacer turismo de verdad: La mezquita azul, y empezar a quitarte zapatos y ensuciar calcetines y oler a pies... y a esquivar guiris de los nuestros.
8) Como es domingo y todo está lleno de gente, dejar Aya Sofia y la Cisterna de la Basílica para más adelante y adentrarte por barrios detrás de los grandes monumentos llenos de casas pintorescas (y demasiado bien conservadas).
9) Sacar la cámara de fotos y comenzar a tirar flashes como si te fuera la vida en ello para demostrar que tú también estuviste allí.
10) Comer con todo el resto de gente que se levantó temprano y te lleva dos mezquitas y un palacio de ventaja.
11) Adentrarte por el Bazar de las especias y salir con dolor de cabeza de tanta gente y tanto condimento y tanto olor a... (Olalla sabe a lo que me refiero).
12) Ir a otra pequeña (y preciosa) mezquita que no sale en la guía y donde sólo había gente rezando.
13) Obviar la Mezquita nueva y saltar a Ortaköy (previo nuevo timo del taxista al intentar negociar el precio) a ver un mercadillo estupendo y un barrio maravilloso donde beber la cerveza más barata de la ciudad y saborear un narguile en medio de mucho ciudadano del país (y muy poco extranjero).
14) Cenar camino de vuelta en una especie de Sloopy turco.
15) Sentarnos en una terraza en Istiklal a escuchar a un cantante con guitarra y cómo todos tarareaban sus canciones.
16) Buscar arriba y abajo por Istiklal el 360, bar-restaurante donde "hay que ir" y donde te clavan por lo más mínimo. Eso sí, las vistas son espectaculares y merece la pena la odisea para encontrarlo (en la sexta planta de un edificio donde no pone que está, para luego subir dos pisos más de escaleras).
17) Irte a dormir habiendo quedado temprano con todo el dolor de tu alma (por tener que levantarte pronto, no por no estar cansado) para aprovechar el día siguiente.
18) Levantarte, desayunar, y decidir que mejor que cojas un taxi y que te dejes de negociaciones porque con el taxímetro sale mas barato.
19) Llegar a Aya Sofia cerrado y ver el Palacio de Topkapi y los millones de restos del profeta (incluyendo la barba) hasta que ya estás de museo hasta las narices... pero muy divertido con todos los chinos con el mismo chubasquero verde mientras hacía un sol de justicia.
20) Visitar el Harem de Topkapi para no saber por qué a todo el mundo le gusta tanto.
21) Tomarte una cerveza y salir pitando para llegar a tiempo a hacer el crucero largo por el Bósforo.
22) Cagarte el toda la familia de todo el que recomendó el paseo largo por el Bósforo (hasta la entrada al Mar Negro, en ferry) durante la hora y media del viaje de ida.
23) Llegar a Anadolu Kavagi y e ir al último restaurante de todos a comer, mientras los ganchos te persiguen.
24) Comer corriendo y coger el ferry de vuelta para darte cuenta de que lo que tenías a la ida era hambre y que desde cubierta el crucero es mucho mejor.
25) Deliberar largamente acerca de qué hacer en la hora y media que te queda hasta la cena para la que has quedado.
26) Descartar el Hamam por prisas y obviar la Mezquita nueva otra vez porque estás ya de mezquitas hasta las narices.
27) Cruzar el puente de Galata haciendo fotos y subir a la Torre de Galata para ver las mejores vistas de Sultanahmet de noche... y quedarte sin batería en la cámara de fotos.
28) Tomar un te en un bar donde no venden alcohol, que es lo que realmente te apetece.
29) Subir por Istiklal Cadessi parando a ver músicos ambulantes hasta el hotel donde quedaste y donde te vas a poner decente para la cena.
30) Ir a cenar más muerto que vivo y terminar comiendo lo mismo que la noche anterior pero en un restaurante fino y con vistas... bueno en realidad terminando casi atravesando cristales porque el que es torpe es torpe...
31) Dormir menos de lo que quieres porque como te vas al mediodía tienes muchas cosas que hacer.
32) Visitar Aya Sofia con amago de gastroenteritis de una mayonesa del restaurante del crucero del Bósforo (otros cuatro la cogieron de verdad). Volver a acordarte de toda la familia de la señora de la Lonely Planet.
33) Encontrarte con lo que has visto en Historia del Arte y comprobar la grandeza de la Catedral de Constantinopla convertida en Mezquita, saqueada y ahora en plena restauración. Lo mejor de toda la ciudad.
34) Ir cagado de miedo al Gran Bazar para comprobar que es mucho más tolerable que cualquier mercadillo en Cuba, aunque dejando el regateo a los demás porque yo de eso no se.
35) Comer y encontrarte con quién no te habías encontrado todavía paso previo al traslado al aeropuerto.
36) Volver a pasar controles (3), pasaportes (2) y esperas interminables para llegar a casa a las tres de la mañana. Y terminar de convencerte de que en los psicotécnicos de la policía lo que más se valora es que sepan poner cara de pocos amigos.
37) Hacer millones de chistes tópicos, entre ellos de la posibilidad múltiples de que alguien se inmolara enfrente nuestra al escucharnos.
Total, que de la ficha lo taché todo menos:
a) Ir a un Hamam, a uno de verdad.
b) Ir a la Cisterna de la Basílica.
c) Ir a la Mezquita de Suleiman, cerrada por obras (aunque tampoco lo intentamos, no nos pongamos finos...)
Me parece que en tres días está bien, digo yo.
2) En el aeropuerto, comprar tabaco.
3) Una vez sorteada la T4, rezar por salir de la cola de la Visa (15 euros) y tras ello, demostrar que el pasaporte que llevas es tuyo (coste: cara de perro del señor policía) para que terminen llamándote giri en el pasaporte, que por mucho que quiera decir entrada...
4) Si te hospedas en la Plaza Taksim, como es el caso, dar una vuelta por Istiklal Cadessi y parar en un bar moderno a pagar 5 euros por una caña para darte cuenta por fin de que todas las ciudades "cosmopolitas" cada vez se parecen más.
5) Irte a cenar comida mediterránea tras ser timado por un taxista (y dar millones de vueltas detrás de los otros tres taxis que llevan gente para la cena).
6) Levantarte tarde porque para eso estás de turismo (aunque los días te los den por otro motivo), llegar a desayunar casi a la hora de la cena, y quedar en el centro de españoles (llámese Hospitality de Almirall en congresos en el extranjero) con los amigos que llegaron más tarde, justo al lado del Hipódromo, y sin darte cuenta de la presencia de la Columna de Constantino por el camino.
7) Empezar a hacer turismo de verdad: La mezquita azul, y empezar a quitarte zapatos y ensuciar calcetines y oler a pies... y a esquivar guiris de los nuestros.
8) Como es domingo y todo está lleno de gente, dejar Aya Sofia y la Cisterna de la Basílica para más adelante y adentrarte por barrios detrás de los grandes monumentos llenos de casas pintorescas (y demasiado bien conservadas).
9) Sacar la cámara de fotos y comenzar a tirar flashes como si te fuera la vida en ello para demostrar que tú también estuviste allí.
10) Comer con todo el resto de gente que se levantó temprano y te lleva dos mezquitas y un palacio de ventaja.
11) Adentrarte por el Bazar de las especias y salir con dolor de cabeza de tanta gente y tanto condimento y tanto olor a... (Olalla sabe a lo que me refiero).
12) Ir a otra pequeña (y preciosa) mezquita que no sale en la guía y donde sólo había gente rezando.
13) Obviar la Mezquita nueva y saltar a Ortaköy (previo nuevo timo del taxista al intentar negociar el precio) a ver un mercadillo estupendo y un barrio maravilloso donde beber la cerveza más barata de la ciudad y saborear un narguile en medio de mucho ciudadano del país (y muy poco extranjero).
14) Cenar camino de vuelta en una especie de Sloopy turco.
15) Sentarnos en una terraza en Istiklal a escuchar a un cantante con guitarra y cómo todos tarareaban sus canciones.
16) Buscar arriba y abajo por Istiklal el 360, bar-restaurante donde "hay que ir" y donde te clavan por lo más mínimo. Eso sí, las vistas son espectaculares y merece la pena la odisea para encontrarlo (en la sexta planta de un edificio donde no pone que está, para luego subir dos pisos más de escaleras).
17) Irte a dormir habiendo quedado temprano con todo el dolor de tu alma (por tener que levantarte pronto, no por no estar cansado) para aprovechar el día siguiente.
18) Levantarte, desayunar, y decidir que mejor que cojas un taxi y que te dejes de negociaciones porque con el taxímetro sale mas barato.
19) Llegar a Aya Sofia cerrado y ver el Palacio de Topkapi y los millones de restos del profeta (incluyendo la barba) hasta que ya estás de museo hasta las narices... pero muy divertido con todos los chinos con el mismo chubasquero verde mientras hacía un sol de justicia.
20) Visitar el Harem de Topkapi para no saber por qué a todo el mundo le gusta tanto.
21) Tomarte una cerveza y salir pitando para llegar a tiempo a hacer el crucero largo por el Bósforo.
22) Cagarte el toda la familia de todo el que recomendó el paseo largo por el Bósforo (hasta la entrada al Mar Negro, en ferry) durante la hora y media del viaje de ida.
23) Llegar a Anadolu Kavagi y e ir al último restaurante de todos a comer, mientras los ganchos te persiguen.
24) Comer corriendo y coger el ferry de vuelta para darte cuenta de que lo que tenías a la ida era hambre y que desde cubierta el crucero es mucho mejor.
25) Deliberar largamente acerca de qué hacer en la hora y media que te queda hasta la cena para la que has quedado.
26) Descartar el Hamam por prisas y obviar la Mezquita nueva otra vez porque estás ya de mezquitas hasta las narices.
27) Cruzar el puente de Galata haciendo fotos y subir a la Torre de Galata para ver las mejores vistas de Sultanahmet de noche... y quedarte sin batería en la cámara de fotos.
28) Tomar un te en un bar donde no venden alcohol, que es lo que realmente te apetece.
29) Subir por Istiklal Cadessi parando a ver músicos ambulantes hasta el hotel donde quedaste y donde te vas a poner decente para la cena.
30) Ir a cenar más muerto que vivo y terminar comiendo lo mismo que la noche anterior pero en un restaurante fino y con vistas... bueno en realidad terminando casi atravesando cristales porque el que es torpe es torpe...
31) Dormir menos de lo que quieres porque como te vas al mediodía tienes muchas cosas que hacer.
32) Visitar Aya Sofia con amago de gastroenteritis de una mayonesa del restaurante del crucero del Bósforo (otros cuatro la cogieron de verdad). Volver a acordarte de toda la familia de la señora de la Lonely Planet.
33) Encontrarte con lo que has visto en Historia del Arte y comprobar la grandeza de la Catedral de Constantinopla convertida en Mezquita, saqueada y ahora en plena restauración. Lo mejor de toda la ciudad.
34) Ir cagado de miedo al Gran Bazar para comprobar que es mucho más tolerable que cualquier mercadillo en Cuba, aunque dejando el regateo a los demás porque yo de eso no se.
35) Comer y encontrarte con quién no te habías encontrado todavía paso previo al traslado al aeropuerto.
36) Volver a pasar controles (3), pasaportes (2) y esperas interminables para llegar a casa a las tres de la mañana. Y terminar de convencerte de que en los psicotécnicos de la policía lo que más se valora es que sepan poner cara de pocos amigos.
37) Hacer millones de chistes tópicos, entre ellos de la posibilidad múltiples de que alguien se inmolara enfrente nuestra al escucharnos.
Total, que de la ficha lo taché todo menos:
a) Ir a un Hamam, a uno de verdad.
b) Ir a la Cisterna de la Basílica.
c) Ir a la Mezquita de Suleiman, cerrada por obras (aunque tampoco lo intentamos, no nos pongamos finos...)
Me parece que en tres días está bien, digo yo.
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